Segunda vuelta
Los resultados electorales del domingo pasado parecen reafirmar que el mandato de la mayoría de los chilenos es que quieren cambios que mejoren su calidad de vida, pero desean que esos ajustes se realicen en paz, sin violencia, respetando las leyes y resguardando el orden público. El triunfo obtenido por José Antonio Kast en primera vuelta y la forma en que quedaron distribuidas las fuerzas políticas en el próximo Congreso dan cuenta de un país que quiere recuperar los equilibrios sociales, económicos y políticos, que permitan a su vez, avanzar sobre la base de acuerdos dentro del sistema democrático.
De esta forma, comienza a diluirse la tesis refundacional que ha intentado imponer la izquierda radical desde el estallido de violencia de 2019, lo que, entre otros aspectos, obligará a moderar el discurso y expectativas de ese sector en la Convención Constitucional.
Gran parte de los chilenos ha asumido que las necesarias transformaciones que se requieren en áreas, como salud, educación y pensiones, sólo se lograrán impulsar desde una institucionalidad que ofrezca certezas, reglas claras y una lucha frontal contra la corrupción y los abusos.
En este contexto, la segunda vuelta adquiere una relevancia significativa para Chile, porque se enfrentan dos proyectos de sociedad con énfasis muy distintos, donde no sólo se definirá a quienes administrará el Estado en el próximo período, sino que también el rumbo por el que transitará el país durante las siguientes décadas.
Para quienes creemos en la democracia, las libertades individuales, el orden, la familia y que el Estado debe estar al servicio de las personas y no al revés, el proyecto que representa esos valores es el de José Antonio Kast.
Macarena Topali, directora Fundación Espacio 22
Segunda vuelta II
Estimado director: A propósito de los dos candidatos presidenciales y de sus desesperadas búsquedas de nuevos votos para ganar la segunda vuelta y de los "obligados" ajustes a sus programas de gobierno...
"Cuando es evidente que los objetivos no pueden alcanzarse, no ajuste las metas, ajuste los pasos", Confucio (551 AC - 479 AC) Filósofo chino
"No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar mis velas para que siempre llegue a mi destino", James Dean (1931-1955), actor.
"Cada nuevo ajuste es una nueva crisis de autoestima", Eric Hoffer (1902-1983) Filósofo norteamericano
Luis Soler
Violencia contra la mujer
Según datos del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG) al 23 de noviembre de 2021 en Chile se registran 35 femicidios consumados y 144 femicidios frustrados.
Una cifra dolorosa que esconde tres realidades aún más tristes: que la violencia contra la mujer es cometida por hombres. Que desconocemos la verdadera dimensión del problema porque finalmente no sabemos cuántas mujeres han sido víctimas. Y que la violencia deja una procesión que las mujeres llevan por dentro lo que las afecta en sus trabajos, familias e hijos.
Y la responsabilidad no es solamente del sistema judicial o de las policías. Es de todos nosotros quienes no solo debemos apoyar a las víctimas, sino que además permitimos que se normalicen situaciones que sí son violentas. Las personas que son testigos de la violencia no pueden ser cómplices de ella.
Lamentablemente la justicia seguirá siendo sorda y ciega mientras no vea ni oiga las denuncias. Las instituciones públicas, desde la policía hasta los juzgados, dependen de que la violencia se denuncie para hacer algo al respecto.
Para nadie es un misterio que siempre los recursos van a ser escasos y que es imposible estar en cada casa fiscalizando, pero esto puede combatirse al dejar de ser cómplices pasivos y actuar como denunciantes activos.
Sabemos muchas veces que la respuesta es pobre e insuficiente y en parte lo es por falta de recursos, pero también porque la sociedad sigue disculpando, ocultando y minimizando el problema de la violencia. Entonces somos nosotros los llamados a actuar.
Está instalada en la sociedad la idea de que lo que sucede en la pareja es privado. Que hablar de violencia es incómodo y hasta incorrecto. La pregunta es si quedarse al margen, hacer oídos sordos, no meterse ¿Es correcto? La respuesta es un rotundo NO y la esperanza de evitar la violencia es un contundente SÍ. La violencia en cualquiera de sus expresiones es una vulneración de los derechos humanos de las mujeres y la vulneración de los derechos no pertenece al ámbito privado. Entonces NO hay que ocultar, SÍ denunciar. NO hay que desconocer, SÍ educar. NO hay que reaccionar tarde, SÍ prevenir temprano. Porque las mujeres víctimas de violencia, en su gran mayoría, no la sufren en manos de un asaltante anónimo o un depravado con quien que se toparon. Son víctimas de hombres que han formado parte de sus vidas, de instituciones que no han hecho suficiente para prevenirlo y de una sociedad que le cuesta, aún, valorar la vida de las mujeres por encima de cualquier circunstancia.
Marcela Vaccaro, vicerrectora de Vinculación con el Medio y Comunicaciones de AIEP