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Las réplicas y explicaciones que dejó el debate presidencial

ELECCIONES. Segundo foro televisivo de los candidatos generó varios emplazamientos y acusaciones cruzadas que, este martes, fueron repasadas.
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Redacción

José Antonio Kast (Frente Social Cristiano), Sebastián Sichel (Chile Podemos Más), Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social), Marco Enríquez Ominami (Partido Progresista) y Eduardo Artés (Unión Patriótica) protagonizaron la noche del lunes y madrugada de este martes un intenso y caótico debate televisivo, que tuvo momentos de tensión y emplazamientos varios entre ellos, y del cual nuevamente se excluyó a Franco Parisi, por no estar en el país.

El foro estuvo marcado por temas como la crisis migratoria, el caso de la venta de Minera Dominga que ameritó una investigación de la Fiscalía en contra del Presidente y una eventual acusación constitucional, el conflicto en la Macrozona Sur, la agenda internacional y derechos humanos, que dio paso -este martes- a una jornada de réplicas y explicaciones.

KAST CONTRA BORIC

Uno de los primeros en replicar en la jornada fue el republicano José Antonio Kast, a quien Gabriel Boric acusó de mantener inversiones en paraísos fiscales y no pagar impuestos en el país. Además de insistir en que sus declaraciones de intereses aclaran la información por sí mismas, insistió en que "yo no tengo una sociedad en el extranjero, no tengo ninguna inversión en el extranjero y eso también fue revisado por un medio de comunicación hace dos años, fue aclarado".

"Ese es el punto más relevante: él muestra este documento, hace afirmaciones incorrectas, además, porque me sitúa, casi como el hombre más rico del mundo, por sobre las personas que tienen mayores inversiones a lo largo de todo Chile", reiteró el exparlamentario, insistiendo en su invitación -hecha durante el foro transmitido por Mega, Canal 13 y TVN- a que los candidatos muestren sus cuentas de bancos, sus fichas clínicas y se realicen un test de drogas, en directo desafío al diputado del Frente Amplio.

Justamente el abanderado de Apruebo Dignidad respondió ayer, durante una actividad, que "no tengo ningún problema en hacerme test de drogas ni revelar las cuentas bancarias. No tengo ningún trapito sucio que ocultar. Cuando (Kast) traiga sus 21 millones de dólares a Chile (corrigió la cifra, pues en el debate dijo 12 mil) y pague impuestos por ello, yo al día siguiente voy con él a hacerme todos los test que estime conveniente".

Previamente, había dicho en Canal 13 que tengo "las manos y los pulmones limpios", asegurando que "me fumo un pucho de vez en cuando", que no consume drogas y que no tiene "problemas en transparentar todas mis cosas".

PROVOSTE VS SICHEL

Otro momento tenso del debate fue el emplazamiento de la senadora Yasna Provoste a Sebastián Sichel, en el cual le criticó su pasado como lobista e insinuó una supuesta asesoría a las hoy cuestionadas empresas de gas. El abanderado oficialista replicó asegurando que la experiencia laboral de la legisladora solo ha sido como funcionaria pública, por lo que desconocería el sector privado, y que él siempre trabajó como abogado.

Ayer Sichel profundizó en su crítica a la abanderada de Nuevo Pacto Social. "El lobby no se busca en Wikipedia, hay un registro creado por ley donde se registran las reuniones de lobby", afirmó, señalando que "la senadora Provoste tiene 20 audiencias con lobistas este año".

Carlos Peña

¿Qué dejó el debate?

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Los debates presidenciales tienen por objeto -al menos ese es su propósito explícito- que la ciudadanía pueda evaluar a los candidatos, despejar sus dudas y finalmente construir poco a poco su decisión. Pero para que ello se logre es imprescindible que quienes aspiran a la presidencia expongan ideas y discutan sobre ellas, cómo ven al país, qué problemas avizoran y que soluciones imaginan.

Pero nada de eso -todo hay que decirlo- ocurrió en el debate de este lunes.

Desde luego, había dos candidatos que poseían, de manera más o menos explícita, un papel menor. Uno es el caso de Eduardo Artes. Confuso, sin mayor interés. Su discurso es una suma de generalizaciones. Todo para él es neoliberal y el capitalismo es el sinónimo del mal. Artes es la suma del simplismo. El otro caso es el de Marco Enriquez-Ominami que, a este ritmo, convertirá la candidatura presidencial en un oficio, una forma de ganarse la vida, una profesión. En el foro limó su agudeza (que la tiene) y adoptó explícitamente un papel de comparsa, casi de consueta, como confesando que lo suyo no es ganar sino solo ser candidato.

El debate, allí donde lo hubo, se concentró en Boric, Sichel, Provoste y Kast.

Gabriel Boric más que un candidato, parece un estudiante maduro dando examen invadido por el temor de reprobar de nuevo. Se nota demasiado el libreto que maneja y el guion de generalidades que pronuncia a la menor provocación. Su actitud cordial y sus gestos (las manos en actitud de oración como imitando al Dalai Lama) son una forma no verbal de eludir la confrontación y el debate. Tiene carisma, sin duda, pero es condescendiente con sus errores (como las viviendas a inmigrantes irregulares, la camiseta agujereada de Guzmán, etcétera) y eso, repetido, le hará daño. Un político debe tener menos indulgencia con su propia conducta. En el otro extremo se encuentra Kast quien, al parecer, se siente muy cómodo consigo mismo y de ahí que nada de lo que dice -aunque sea exagerado y absurdo- parece fuera de lugar. Son dos personalidades totalmente contrapuestas: Kast es el sujeto seguro de si mismo, de su posición social y política; Boric, en cambio, deja ver que hay algo a lo que teme, una tenue inseguridad lo amenaza, como si al enfrentarse a otro temiera le dijeran algo que no quisiera oír.

Sebastián Sichel definitivamente no se siente muy cómodo en los debates. Carece de consistencia ideológica y se le nota demasiado que tiene una - ¿cómo llamarla?- conciencia de allegado en la derecha. A pesar de contar con el apoyo de esta última se mueve como si no perteneciera a ese lugar, como si viviera en lo ajeno. De todos los candidatos es quien podría representar mejor al nuevo Chile -el Chile que con contradicciones y todo ha surgido al amparo de la modernización- pero hay algo en él que le impide moverse sin ataduras y sin complejos. Parece un allegado que anda de puntillas en la casa de la derecha porque tiene miedo de molestar a quienes han tenido la gentileza de acogerlo. Yasna Provoste, por su parte, no lo hace mejor. Tiene oficio, sin duda, y en la escaramuza pequeña se mueve bien; pero no hay en ella un relato que despierte el entusiasmo de las audiencias. Su problema es que en el fondo quisiera ser más de izquierda que Gabriel Boric; pero no puede porque ese lugar está ya ocupado. Yasna Provoste es una política profesional; pero el problema, como le hizo saber Sichel en el intercambio, es que parece nada más que una política profesional.

¿Qué resultará de todo esto? No se puede saber a estas alturas. Aunque como van las cosas tampoco parece importar demasiado. Después de todo, cuánto durará el mandato de noviembre dependerá no del electorado de entonces, sino de lo que diga la Convención constitucional.

Lo de noviembre -no hay que olvidarlo- será una etapa, solo una, de un proceso político y plebiscitario que recién comienza.

"Boric más que un candidato a veces parece un estudiante maduro que da examen invadido por el temor de reprobar de nuevo. Kast en cambio se siente muy cómodo consigo mismo y de ahí que nada de lo que dice -aunque exagerado y absurdo- parece fuera de lugar.