Un verdadero plan ante la migración
Es imperativo crear soluciones que incluyan albergues y transportes de los migrantes hacia sus destinos, para así evitar el fortalecimiento de las mafias y las tensiones con los locales. No puede ser que durante todos estos meses las mafias del transporte pirata que han surgido, sigan operando sin problemas.
La crisis de la migración es antes que todo, una crisis humanitaria. Y eso debe estar más que presente al buscar soluciones. Es decir, tal como nos impactamos y entristecemos al ver los niños enjaulados en Estados Unidos, los afganos tratando de huir aferrados en las ruedas de un avión desde Kabul, y a los africanos en botes a la deriva en el Mediterráneo, deberíamos empatizar con esta caravana migratoria que atraviesa nuestra región, huyendo de un régimen autoritario que en su momento prometía una vida más equitativa (de cierta forma lo logró: ahora la vida es igual de miserable para casi todos).
Este plan así no puede ser fundado en solo endurecimiento del trato, desalojos y expulsiones, como parece proponer el ministro Delgado, aunque tampoco es muy factible económicamente una política de puertas abiertas de par en par. Sea como sea, lo que se está viendo en este momento es que ni siquiera hay plan. Es decir que el primer paso no ha sido dado (incluso costó reconocer que había una crisis).
El problema existe y se deben buscar soluciones dentro de marcos jurídicos acordes a los tratados internacionales que ha firmado Chile. Por eso, culpar a los tribunales del aumento de la migración porque simplemente cumplieron con la ley al detener las expulsiones sin debido proceso, es absurdo.
Hay algunos puntos claros que se deben abordar desde ya. Uno es la lucha contra el coyotaje y el abuso al que son expuestos los migrantes y que los deja en mayor vulnerabilidad. No puede ser que durante todos estos meses las mafias del transporte que han surgido, sigan operando sin problemas. Si el Estado se hubiera hecho cargo del transporte de estas personas, con respectivos albergues para refugiados donde se controlaran, vacunaran y cumplieran sus cuarentena, evitaríamos que las mafias sigan fortaleciéndose, que los migrantes sigan siendo estafados y puestos en peligro, que terminen tomándose espacios urbanos e incluso evitaríamos que surjan nuevos brotes de covid.
Es imperativo que el Estado tome el control de la situación, lo cual no significa simplemente crear un tapón en las ciudades del norte o desalojar personas que se terminan moviendo a otro lugar. Las soluciones reales deben ser más reflexionadas.