¿Quiénes son los pobres? Interrogante, de siempre, que me acucia más, mucho más en este tiempo. ¿Cómo abordarla? ¿Desde qué perspectiva? Sociológica, sicológica, economicista,… cuantitativa, cualitativa,… ¿Con qué enfoque? Diacrónico, sincrónico,… ¿Desde qué punto de vista? Pragmático, o espiritual,… ¿Qué intríngulis, no? ¿Los pobres de ayer son los pobres de hoy? ¿Los pobres de hoy son los pobres de ayer? ¿Pobreza tiene un antónimo único? Más preguntas, muchas preguntas y respuestas no siempre claras, rotundas, ciertas.
¿Quiénes son los pobres? Me apresuro a responder. Todos lo somos, a nuestra medida, según diversos parámetros. No solo se ha de ser o estar privado de bienes, de haberes, también no pocas veces se ha ser o estar privado de afectos, de cariño, de amor. ¡Ah!, vamos con una crucial distinción. Ser o estar. ¿Por qué ser o estar? Porque ser, el verbo ser es un atributo permanente, y estar, el verbo estar es un estado transitorio.
He aquí una primera aplicación de los verbos. No es lo mismo ser pobre que estar en una situación de pobreza. Algunas circunstancias de la vida nos pueden conducir a una situación de pobreza. ¿Cuáles circunstancias o factores? Por ejemplo, una somera revisión a los precios de suministros de agua, luz, gas, entre otros, ya nos dan primeros indicios. Otro factor, el desequilibrio dado por la mayor concentración de oportunidades laborales en las ciudades versus en las comunidades rurales, y todo lo que ello conlleva. Más, podríamos añadir los vergonzosos márgenes de beneficio de la mayoría de las empresas. También, a todos quienes formamos parte de una gran comunidad de personas nos afecta la fuga de capital en actos de fraude, corrupción, robo, estafa, entre otras faltas. Y quiérase o no considerar, son perturbadores e incidentales los efectos cuali y cuanti de la incompetencia profesional y administrativa o la codicia desbocada. La corrección de estos y otros males incidirían en un reparto más justo de haberes.
En Chile, y en todo el planeta, no son pocas las buenas intenciones de buscar y llevar a mejor tránsito de vida de todos quienes viven zozobras, penurias, ya sean transitorias, ya con visos de permanencia.
Muchos, sino todos quienes aspiran a ejercer distintas funciones de gobierno hacen mejores, buenos intentos de programar, planificar acciones diversas que tiendan a nivelar en justicia una mayor inequidad en favor de las personas en situación de pobreza. Sin embargo, el poder, el desarrollo, el progreso, y quizás cuanto otro guarismo pertinente o afín, han sido vanos, y quizás seguirán siendo ineficaces. ¿Qué hacer? Elegir a personas que gobiernen cuyos dotes, dones, valores o fortalezas casi de superhombre o de supermujer sean tales que ojalá no estén mediados por cuoteos, acuerdos, prebendas, sino por cualidades personales excepcionales tales como inteligencia, pensamiento crítico, valentía para tomar decisiones acertadas, integridad moral y ética, gran sentido de responsabilidad, de humildad. ¿Es mucho pedir?
Raúl Caamaño Matamala
Profesor Universidad Católica de Temuco