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Culpemos a la Unidad de Fomento

La UF es solamente una unidad de medida, que esta suba de precio es una consecuencia de la inflación, no su origen. Querer eliminar la UF por problemas de precios es como querer eliminar el INE para que no exista tasa de desempleo. Felipe Salce, Académico de Departamento de Ingeniería Comercial, UDA.
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En los últimos días han vuelto los miedos y las preocupaciones por los constantes aumentos de precios, no solamente por la última entrega del IPC, sino también por la proyección que hace de este el Banco Central. Actualmente, se proyecta una variación anual del IPC de un 5,7% para este 2021, situación no vista desde que se superó el 6% en 2007 y 2008, reavivando los recuerdos de las épocas más oscuras de la economía chilena en las décadas de los 70 y 80.

Para poner en perspectiva las cifras, en la década de los 80 la inflación llego a un promedio anual de 20,7%, en los 90 un 10,8% y en los 2000 y 2010 un 3,3% y 3,2% respectivamente. Todas décadas con altos y bajos. Que la inflación sea alta un período, no implica que lo seguirá siendo en el futuro. Tal como proyecta el Banco Central, para 2022 y 2023 ya se estima una inflación de 3,5% y 3%, respectivamente, volviendo a cumplir su meta anual. Además, hay que tener en consideración que este problema ha afectado a países de todo el mundo. En los últimos doce meses, Chile ha tenido una inflación menor que países como Perú, México, Brasil, Argentina, EE.UU. y Rusia

En este contexto de incertidumbre, e impulsado por las próximas elecciones, aparecen falsos Mesías en búsqueda de falsos culpables y falsas soluciones. Se ha atacado a la UF como si esta fuese la culpable de la inflación. Nada más lejano de la realidad. La UF es solamente una unidad de medida, que esta suba de precio es una consecuencia de la inflación, no su origen. Querer eliminar la UF por problemas de precios es como querer eliminar el INE para que no exista tasa de desempleo.

Hay quienes critican que créditos de todo tipo estén en esta unidad mientras que los sueldos están en pesos. Si los créditos ya no pudiesen ser reajustables con inflación, simplemente serían en precios nominales inflados por expectativas de inflación, y con tasas variables para reducir el riesgo. Otros creen que los trabajadores podrían negociar su sueldo en UF, como si el poder de negociación fuese equitativo entre empleadores y trabajadores. Antes de intentar ser creativos con remedios que pueden ser peor que la enfermedad, es mejor poner las cosas en perspectiva y asesorarse correctamente en materias delicadas.

El sedentarismo, una pandemia paralela

El contexto sanitario ha contribuido al aumento de la población sedentaria, los confinamientos limitaron el acceso a espacios donde se promueva el movimiento. La infancia no queda al margen de este escenario, y los desfavorables indicadores de salud mental en niñas y niños en Chile es también una consecuencia. Laura Rojas, Coordinadora regional de la Fundación Fútbol Más.
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El sedentarismo es considerado un estilo de vida en el cual se carece de actividad o ejercicios físicos. Esta condición puede traer consigo problemas de salud, tales como, obesidad, afecciones cardiacas, diabetes, entre otros. El contexto sanitario ha contribuido al aumento de la población sedentaria, los confinamientos limitaron el acceso a espacios donde se promueva el movimiento. La infancia no queda al margen de este escenario, y los desfavorables indicadores de salud mental en niñas y niños en Chile es también una consecuencia de la actual realidad.

Uno de los desafíos de Fundación Fútbol Más en la Región de Atacama al iniciar las intervenciones fue disminuir el porcentaje de sedentarismo de niñas, niños y jóvenes pertenecientes a los barrios de Nantoco y Algarrobo, ambos de la comuna de Tierra Amarilla. Las encuestas aplicadas entre abril y mayo, por parte del equipo de estudios de nuestra fundación, arrojaron que el 26% de las y los participantes tienen un estilo de vida sedentario, el 53,7 % son moderadamente activos y solo el 21% son muy activos.

A partir de estas cifras el compromiso de las comunidades, de aportar al bienestar íntegro de la infancia, aumentó y se focalizó en promover tiempos en el hogar asignados al movimiento. Una de las estrategias fue la realización de los videos de 'Mi Casa, mi Cancha' disponibles en el canal de YouTube futbolmasorg y la entrega de cápsulas de bolsillo con rutinas para las semanas de confinamiento.

Además, la ejecución de clases presenciales, a medida que las autoridades lo autorizaran, permitió entregar un adicional a los niños y niñas, donde a través del deporte y el juego, se logró trabajar unidades socioemocionales y físicas para desarrollar habilidades para la vida.

Bajo el eslogan "la felicidad se entrena", se busca destacar los beneficios de la práctica constante de actividad física, su aporte al bienestar físico y mental, la liberación de hormonas como la endorfina contribuyen a comunidades felices. Por lo que, volver a las canchas y promover el autocuidado, serán caminos de sanación y resiliencia post pandemia.

Un cambio que aún no llega

Dentro de lo malo de vivir una pandemia se decía que tras el sufrimiento habría un positivo cambio en las sociedades. Se aprendería a apreciar lo importante que es preocuparse del prójimo. Se hablaba que la empatía y ser menos individualistas, más colectivos sería uno de los grandes cambios. La gente entendería que no puede salvarse sola.
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En la etapa más crítica, la de mayor cantidad de contagios, se solía hablar en paralelo a las medidas de cuidado, que la pandemia también nos serviría para dar un vuelco en los paradigmas de la humanidad. Se comentaba que junto con ser resilientes habría importantes cambios en la conducta de las personas, principalmente en entender que todos somos importantes y lo que hace uno puede afectarle al otro para bien y para mal.

Se hablaba que la empatía y ser menos individualistas, más colectivos sería uno de los grandes cambios. La gente entendería que ante males tan generalizados no puede salvarse sola y que los esfuerzos deben ser en conjunto para resguardarse y responder a la amenaza, en este caso sanitaria. Viviríamos en un mundo mejor.

Lamentablemente en Chile aún estamos lejos de esos objetivos. Los análisis pueden ser muchos, pero las demostraciones que hoy vemos siguen siendo comandadas por razones más individuales que colectivas.

Se olvidó la fragilidad de la salud mental de las personas. El estrés al que fue sometida la población, aunque justificado fue brutal. Los confinamientos, restricciones en la movilidad, teletrabajo y convivir con la muerte fue demasiado para algunos que hoy reaccionan con agresividad ante la más mínima provocación.

Si no siento que me valoran en mi individualidad, si entiendo que quieren despojarme de mis derechos, si quiero mayor protagonismo para lograr mis propósitos y veo culpables, se arremeterá contra ellos. Sin pensar que puede haber un bien mayor por delante.

Lo vemos en las calles, en recintos de salud, en empresas y en las más reputadas instituciones. La mentalidad de sus integrantes o miembros no ha cambiado. No existe empatía y ni menos las ganas de conocer el bien superior. Solo importa lo que a mí me ataña.

Los más optimistas lo ven como hechos aislados y muchos de ellos explicables desde el punto de vista de la salud mental.

Lo cierto es que hasta el momento el anhelado cambio de conducta y de amor al prójimo, al planeta y a la naturaleza no llega. Sufrimos y parece que seguiremos sufriendo hasta que realmente el cambio no se materialice, tal vez en un futuro no muy cercano.