¿Y ahora qué harán las empresas?
Una serie de manifestaciones de diversa índole han sacudido al planeta y a nuestro país en los últimos tiempos; en lo social el estallido de octubre de 2019 puso de manifiesto múltiples problemas y realidades que no estaban presentes en el discurso público y que dan cuenta de los graves problemas de desigualdad e inequidad de nuestra sociedad; en lo ambiental, las consecuencias cada vez más perceptibles del cambio climático, entre ellas la escasez de agua en vastas zonas del país, evidencian el alcance del impacto del ser humano sobre su único planeta.
En este preocupante escenario, las soluciones son compartidas por toda la sociedad: gobierno, organizaciones, personas y empresas, cada una con su cuota de responsabilidad en este desastre. Nos detendremos en estas últimas, las empresas, pues común y fácilmente son señaladas por muchos como las principales culpables de estos males, aun cuando el responsable final es el consumidor que elige comprar sus productos a pesar de los impactos que genera la empresa. El voto económico es el menos usado de las alternativas en elegir.
Las empresas, como toda la sociedad, enfrentan el gran desafío de adaptarse a esta nueva realidad, donde han quedado en evidencia las desigualdades sociales y los desastres ambientales. Sin duda juegan un rol vital en ambos aspectos. En lo social, el acercarse a una empresa socialmente responsable demanda hoy que la empresa adopte prácticas muy distintas a las que tradicionalmente han llevado a cabo. El considerar temas como trabajo justo, asociado a mejores y equitativas remuneraciones, grato clima laboral, políticas de género e inclusión, escapan al tradicional accionar de la empresa, y por ello lo complejo de su implementación. Otro desafío lo constituye el relacionarse con la comunidad vecina a las instalaciones, intentado descubrir de qué manera la empresa logra formar parte del entramado social, no como un actor aislado, sino como actor importante del devenir de esa comunidad.
En los temas ambientales el gran desafío de las empresas es eliminar sus externalidades ambientales; que su actuar no afecte negativamente a terceros, ya sea por emisión de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, emisión de residuos sólidos y líquidos al medio ambiente, sin disposición normada final, o por su aporte a la sobreexplotación de recursos, agua entre ellos, y la consecuente pérdida de biodiversidad.
Sin duda cada uno de estos desafíos demanda cambiar la cultura empresarial, y para ello es necesario dar a conocer las mejores prácticas, que hayan sido evaluadas por un ente imparcial que de garantías de ello. En este sentido, el aporte de universidades y organismos del estado, unidos en el Premio Sustenta, es una importante contribución. El poder evaluar la empresa de forma objetiva en cuanto a sus avances en sustentabilidad está hoy siendo factible gracias a esta iniciativa, cuyo periodo de postulación vence en septiembre. Tendremos así, en el corto plazo, empresas reconocidas por sus aportes a la sustentabilidad que pueden transformarse en referentes para sus pares.
Óscar Mercado Muñoz, director Programa de Sustentabilidad UTEM.
Provoste
Tuvo que pasar más de un mes desde que sinceró sus ganas de ser candidata presidencial para que Yasna Provoste renunciara a la presidencia del Senado. Lamentablemente, todas las semanas anteriores, Provoste mal utilizó su cargo como plataforma para su candidatura a La Moneda.
Martina Claro
Aguinaldo, más necesario que nunca
Nuevamente nos veremos enfrentados a celebrar las fiestas patrias bajo contexto de pandemia. Al interior de las empresas hemos visto como los trabajadores han debido adaptarse a nuevas y complejas dinámicas: quienes se quedan en casa y deben compatibilizar las tareas laborales con las domésticas en un solo lugar, y también para quienes tienen que ir presencialmente a la oficina, con todos los sustos, cambios e incertidumbres que el virus genera. A pesar de todo eso, los trabajadores han demostrado que son el soporte esencial para que las empresas resistan y continúen sus operaciones.
Hoy, los números de la economía dan señales de recuperación, lo que debiese abrir espacio para que gran parte de las empresas que se vieron forzadas a no poder entregar aguinaldo de fiestas patrias durante 2020, ahora sí puedan hacerlo. Es parte de una necesaria reciprocidad que debiese existir entre las partes y que reafirma el compromiso de uno con el otro.
Beneficios como el aguinaldo tienen una importante carga simbólica, impactan en el compromiso y sentido de pertenencia de la gente. Diversos estudios demuestran que reconocerlos, a través de un beneficio focalizado y tangible como este, será la mejor forma en que las empresas puedan transmitir preocupación y comprensión por los trabajadores.
Francisco Droguett, director de Marketing de Sodexo Beneficios e Incentivos