Hace pocos días se dio a conocer el Informe de Competitividad Global 2021 donde el resultado es lapidario para Chile. Nuestro país cayó a su puesto más bajo posicionándose en el lugar 44 de una lista de 64 países, bajando seis lugares. A pesar de esto, Chile sigue liderando la región por sobre México (55°), Colombia (56°) y Brasil (57°). Muchos usarán esto -sí que no lo hicieron ya- para atribuirle la culpa al estallido social, la pandemia, el proceso constituyente, las políticas del último tiempo y la abierta discusión pública de temas tabúes en Chile como el Royalty y las exenciones tributarias. Algunos más drásticos dirán que es consecuencia es la inestabilidad política del país, nombre utilizado cuando las políticas y la discusión no va acorde a sus intereses.
La culpa no es de ningún gobierno en particular, ya que venimos cayendo en el ranking casi ininterrumpidamente desde 2012, pasando por gobiernos de ambos sectores. Tampoco se podría culpar al estallido social, ya que la caída más abrupta (del lugar 35° al 42°) ocurrió previo a este, en mayo de 2019. La culpa tampoco es del Estado, dado que el pilar "Eficiencia del Gobierno" esta en el lugar 22°, el mejor posicionado -y por mucho- de los cuatro pilares del índice: Rendimiento Económico (53°), Eficiencia de los negocios (40°) e Infraestructura (45°).
¿Quién es el verdadero culpable? Entre muchos otros factores que componen el índice, la productividad y eficiencia de los negocios (52°) es uno de los indicadores con peores resultados, junto con empleo (61°), infraestructura científica (51°) y educación (49°).
En economía se entiende productividad como la parte del crecimiento que no se explica por los factores productivos. Esta productividad no solo se ha estancado, si no que ha venido cayendo casi ininterrumpidamente desde 2006, y desde 2012 haciéndolo a un 1% anual. Es más, hoy en día la productividad es equivalente a la que había a principios de los 90. Esta caída en la productividad es la que ha detenido el desarrollo y crecimiento económico del país, y no la migración como explicó Juan Sutil, intentando disfrazar su xenofobia de teoría económica, siendo desmentido hasta por el Banco Central en su minuto.
Felipe Salce Díaz
M.A. in Economics, académico del Departamento de Ingeniería Comercial UDA.