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Los últimos días del García Márquez más íntimo, desde la mirada de su hijo

LIBRO. Mañana sale a la venta el volumen que relata los días de demencia de Gabo y la relación con su mujer.
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Efe / Redacción

Gabriel García Márquez lamentaba que su muerte era la única faceta de su vida sobre la que no podía escribir. Así que su hijo, Rodrigo García, aborda siete años después en la novela "Gabo y Mercedes: Una despedida" esos últimos días en el que Gabo, sumido en la demencia, ya no era Gabo.

El día que murió en la casa de Ciudad de México donde se encontraba toda la familia, apareció un pájaro muerto en el sofá, justo en el sitio donde el escritor colombiano solía sentarse.

El día que Úrsula, uno de sus personajes estrella de "Cien años de soledad" murió, también un Jueves Santo, unas aves desorientadas se estrellaron contra las paredes de la casa de Macondo y cayeron muertas. El paralelismo era evidente y Rodrigo García "se moría de ganas de contarlo".

"nadie escribe por otro"

"Gabo y Mercedes: Una despedida" (Random House), que se publica mañana en España y Colombia, es un paseo, lleno de anécdotas como esa, por esas últimas semanas en el que un médico le dijo al escritor que se moría, y también de la relación con su mujer, Mercedes Barcha, y el resto de su familia que lo acompañó.

"No escribí sobre su experiencia (con la muerte), eso lo estará escribiendo él ahora en algún lugar", expresa en una rueda de prensa García. "Nadie escribe por otro escritor, pero me apoyé un poquito en esa idea para consolarme a mí mismo de escribir sobre su muerte sin que fuera de una manera demasiado indiscreta", agrega.

Rodrigo, el mayor de sus dos hijos, fue tomando notas durante esos últimos días "con algo de culpabilidad" y "preocupado de no traicionar la vida privada de la familia".

Mientras su madre siguiera viva el libro no iba a ver la luz, asegura en el relato, pero con su muerte el pasado 15 de agosto, Rodrigo abre a todo el público las puertas de la casa en México y lo que pasó en esos días.

"Allí de pie, me gustaría creer que su cerebro, a pesar de la demencia (y quizás con la ayuda de la morfina), es todavía el caldero de creatividad que siempre fue", confiesa en las páginas.

García aborda a Gabo como una persona que en sus últimos momentos no era el padre que él reconocía, sino un extraño que apenas identificaba a nadie.

También la etapa anterior, en la que "es consciente que está perdiendo las facultades", y que para él fue más dura, porque el último año y medio ya fue "muy tranquilo, no sufría de ansiedad, estaba tranquilo y eso nos reconfortaba".

"Estoy perdiendo la memoria, pero por suerte se me olvida que la estoy perdiendo", cuenta que les dijo en una ocasión el Nobel, que es retratado en el libro en un tono presente donde su hijo trata de "encontrar ese balance entre lo personal, pero tampoco ser demasiado emocional, demasiado indulgente" consigo mismo y con sus sentimientos.

"Sabía que el libro iba a ser un viaje difícil, peligroso, con esa preocupación de que tenía que estar bien escrito", asegura el cineasta, que lo narró en inglés, su lengua de trabajo. Cuando terminó, pensó en reescribirlo él mismo en español, pero finalmente solo revisó y editó la traducción de Marta Mesa.

Adiós a "la gaba"

El libro es también la despedida a su madre, Mercedes, quien se negó a que la llamaran viuda porque era "una magnífica versión de sí misma" y llamaría "chismoso" a su hijo por haber publicado este relato que se mete en las entrañas de la familia.

De "La Gaba", Rodrigo cuenta que le "asombra cómo se convirtió en la persona que llegó a ser, siempre sólida y firme e incluso dirigiendo el mundo que el éxito" de su padre les entregó.

También incluye anécdotas familiares como el estado de abstracción en el que entraba el escritor todas las mañana, inmerso en su trabajo aunque sus hijos entraran al despacho a preguntarle algo, y del que solo salía en la hora del almuerzo.

"la tormenta perfecta"

El libro llegará a las librerías cuando Colombia se encuentra inmersa en una de las peores crisis políticas y sociales de su historia reciente, con manifestaciones sociales que muestran el descontento de una población que tiene las raíces en muchos de los problemas que García Márquez habla en sus libros hace ya más de 50 años.

Años de desigualdad e injusticia social, el hartazgo de décadas de guerra y conflicto, del narcotráfico, y ahora de la pandemia, la "tormenta perfecta", como resume García, que ha sacado a decenas de miles de colombianos a las calles de todo el país pidiendo cambios.

"A Gabo le daría mucha tristeza ver que las cosas se resuelvan con tantos muertos de por medio", añade en referencia a los reports que cifran en al menos 42 los fallecidos en tres semanas de protestas contra el Gobierno colombiano. "Me imagino que estaría triste, pero estaría tan involucrado como pudiese para tratar de encontrar una solución", resuelve su hijo.

Gabriel García Márquez murió el 17 de abril de 2014, pero sus historias siguen siendo de actualidad y sus libros son un relato vivo para muchas generaciones.

Su muerte, ese hecho que obsesiona a todo autor, ha quedado impresa en forma de crónica íntima en estas páginas, pero a los lectores les queda su vida que fue, según su hijo, "una de las vidas más venturosas y privilegiadas jamás vividas por un latinoamericano".

Abren convocatoria para concurso nacional de ilustración

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Con un encuentro entre las destacadas ilustradoras Sol Díaz (Chile) y Marisol Misenta, más conocida como Isol (Argentina), hoy se dará el vamos a una nueva edición del "Concurso de ilustración de Santiago en 100 Palabras", presentando por Fundación Plagio y Escondida/BHP, que busca premiar a los mejores diseñadores nacionales, que tendrán la misión de ilustrar los cuentos ganadores de "Santiago en 100 Palabras".

Sol Díaz e Isol se reunirán de manera virtual a las 19 horas para conversar sobre las mujeres en la ilustración, sus procesos creativos, ideas para pasar de la imagen al texto, entre otras. El encuentro será transmitido a través de las cuentas de Facebook e Instagram de "Santiago en 100 Palabras".

El "Concurso de ilustración de Santiago en 100 Palabras" está abierto a participantes de todo Chile y ya se pueden consultar las bases de la convocatoria en www.santiagoen100palabras.cl

Desde su creación en 2013 se han recibido más de tres mil ilustraciones, transformándose en uno de los concurso más relevantes del país. En total se han premiado 84 ganadores de Santiago, Villa Alemana, Puerto Varas, Concepción, entre otras.

El certamen premiará con $1.000.000 al primer lugar y el plazo para participar es hasta el viernes 18 de junio.

Exponen en Roma los descubrimientos tras "La Virgen de la leche" de Murillo

ARTE. El más importante es un San Francisco pintado debajo de la Virgen.
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El cuadro "La Virgen de la leche", del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), ha vuelto a la Galería Nacional de Arte Antiguo de Roma, cargado de "descubrimientos históricos y técnicos" tras su restauración, aseguró ayer a Efe el comisario del museo, Alessandro Cosma.

El más importante es el hallazgo de un San Francisco en oración, arrodillado y con los brazos abiertos, pintado debajo de "La Virgen de la leche" (1670-1675), y cuyos trazos ocultos se descubrieron a partir de una radiografía de la obra y se intuyen en el cuadro "ahora que sabemos dónde mirar", explicaron Cosma y la responsable del taller de restauración de la galería, Chiara Merucci.

Una copia de la radiografía a escala real, situada al lado del cuadro de Murillo, permite a los visitantes "ver dentro del cuadro y descubrir" las líneas escondidas de la primera pintura.

"Entre los dos rostros de María y el Niño está el de San Francisco: se ven bien los ojos, la nariz, la oreja. La figura está bien delineada, con un libro en una mano y probablemente haciendo una genuflexión", señaló Merucci.

La radiografía abrió toda una seria de hipótesis, como el significado de unas pinceladas sobre la cabeza del santo, que bien podrían ser los "rayos que acompañan frecuentemente la iconografía de San Francisco".

Todos estos trazos se pueden ver en la radiografía que acompaña a la obra, pero están tapados por la posterior "La Virgen de la leche", para la que Murillo sí aprovechó formas del paisaje de la escena de San Francisco, entre ellas, una parte de un árbol convertida en la sombra de un muro.

Este no es la primera evidencia de una tela reutilizada: de hecho, obras más pequeñas del propio Murillo esconden detrás otras figuras, pero el gran tamaño del lienzo y el "avanzado estado de realización" del San Francisco hacen "particular" la historia de esta pintura.

"No sabemos y quizá no sabremos nunca qué pasó, por qué había empezado un San Francisco y luego decidió pintar una Virgen con el Niño", lamentó Cosma, aunque apuntó a un cambio "ligado a la necesidad".

Probablemente, alguien pidió el San Francisco al pintor sevillano, pero el encargo no llegó a buen puerto y decidió aprovechar la tela para empezar otro trabajo.

Además de la figura oculta, los 10 meses de restauración develaron otros resultados, como la constatación de los pigmentos usados, la técnica de Murillo o el descubrimiento de que el marco del cuadro no es el original.

La obra "entró en la Galería Corsini muy pronto, donado por el secretario del cardenal Neri Maria Corsini (1685-1770), muy ligado a los españoles. El religioso, impresionado y deslumbrado, eligió colocarlo enfrente de la cama, como primera señal de la fuerza con la que este cuadro impresionaría a los visitantes del museo".