Cuando Copiapó entró a su primera cuarentena el año pasado, la ciudadanía vivió una experiencia inédita y por ello, es que en lo general la movilidad se redujo notablemente. Sin embargo, con el pasar de las semanas, el estar en Fase 1 se transformó en algo habitual y se fue perdiendo el impacto inicial. Como la ciudad pasó a Transición, luego a Fase 2 e incluso a Preparación y Apertura Inicial lo ocurrido en la última parte del confinamiento más bien pasó a formar parte de una anécdota.
Sin embargo, actualmente en el marco de la tercera cuarentena, esa anécdota hoy se está transformando en una realidad diaria que ya que la ciudad se mueve como si estuviera en Fase 3 o incluso 4.
Es un efecto inevitable en el marco del Plan Paso a Paso.
Nadie puede discutir que hay que tomar las medidas necesarias y el confinamiento es una, pero cuando la efectividad se va perdiendo con porcentajes importantes, lo que queda es replantearse aspectos que permitan aumentar esa efectividad o bien dar más flexibilidad en otros ámbitos.
En lo primero, pareciera que las fiscalizaciones son importantes, pero no determinantes y es el control social y ciudadano el que debe imperar.
El ejemplo más claro son las denuncias por fiestas clandestinas. Se ha reclamado que funcionarios policiales y de Salud no llegan a estas actividades, pero es igual de cierto que es muy complicado llegar a cada sitio, más si en el último tiempo han aparecido denuncias falsas que dificultan los operativos.
Las cuarentenas pierden efectividad, mientras aumenta el estrés entre las personas. Los permisos semanales parecen ser un chiste a esta altura, dado que es más fácil ir a una reunión social que a comprar todo lo necesario para la semana, cuando son las juntas en casas las que son un mayor foco infeccioso respecto a recintos comerciales.
Atacama aún se mantienen en el peak, el cual ha sido más largo respecto al peor momento del año pasado y se suponía que esta semana se deberían haber sentido los efectos de la cuarentena, lo que no ha sido tal.
A Copiapó le fue fácil el primer confinamiento, pero le está costando una enormidad el actual y ni siquiera la vacunación está ayudando. Como dicen ciertos siquiatras, la fatiga pandémica está causando efectos, pero lo cierto es que esto termina siendo una ruleta rusa donde pueden personas pueden enfermar grave y morir. Queda solamente esperar la eventual inmunidad de rebaño.