La infoxicación y la infodemia
La infoxicación y el neologismo infodemia, son conceptos que ya cumplen más de un año como parte del debate periodístico mundial; sin embargo, aún siguen en la mesa no solo de las redacciones, sino que también en diversas investigaciones sociales. El horror de la pandemia, trae aparejado otro mal menos visible y devastador, pero igual de peligroso: una extrema sobre información. Esta infodemia desbocada ha provocado una creciente infoxicación global que ha derivado en más casos de personas con ansiedad y angustia provocada por el acceso -sin filtro- a las tecnologías y redes sociales.No por nada la OMS señalaba ya a mediados de 2020 que "no sólo estamos luchando contra el virus; también lo hacemos contra los troles, los teóricos y una gran infodemia (…) que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan".Este escenario hace todavía más necesario contar con comunicadores competentes y preparados. Y no solo por el rigor inherente a esta profesión u vocación, sino porque en la actualidad, el desafío más importante que tiene el periodismo es -quizás- recordar a las audiencias que el rol de las comunicaciones (las buenas comunicaciones) es fundamental para enfrentar esta infoxicación y esta infodemia.
Lograr mirar bajo el agua y determinar lo verídico de lo falso, entender que ciertas publicaciones pueden generar alarma, pánico o dolor de manera innecesaria y evitar la propagación de fake news, son algunas de las claves en la labor diaria de quienes comunican.Por otro lado, el periodismo también debe insistir en solicitar los datos correctos y actualizados a las autoridades y organismos relacionados al combate del Covid-19, traspasar esa información de manera clara a la ciudadanía e ir más allá de las conferencias de prensa a la hora de indagar. En tiempos de Redes Sociales, el periodismo debe recuperar y afianzar la confianza de la sociedad, estar a su servicio, en constante reinvención y perseverancia y, por sobre todo, seguir siendo "incomodos".
Hoy en día, cualquier persona o empresa puede ser su propio medio de comunicación, por eso el valor de los buenos comunicadores se agiganta, más cuando ahora la información no siempre se busca, sino que más bien nos encuentra, en esa trampa que tienden los filtros burbuja que te dan lo que quieres ver, tener, leer o mirar, muchas veces disfrazados de humorísticos virales, que no es más que infoxicación y la peste de la infodemia.
Christian Palma, periodista
Tenemos jóvenes y torniquetes
Señor director:
Quisiéramos que las cifras de la última elección presidencial fueran mejores al promedio de participación. Pero no. Las juventudes en Chile tienen baja presencia en las urnas: 35% de las y los más jóvenes sufragaron (18-24 años); que aumenta a un tibio 37% en el rango siguiente (25-29 años).
Sin duda el alza de la participación nacional en el plebiscito del 25 de octubre traerá consigo también una alza en las cifras de participación juvenil. La que, esperamos, sea aún mayor que el promedio del país.
El estallido social comenzó con adolescentes saltando un torniquete, dos torniquetes, muchos torniquetes. Pero para las y los jóvenes los torniquetes son una analogía perfecta cuando pensamos en participación. La falta de espacios, de incentivos y de oportunidades son los torniquetes con los que nos encontramos a la hora de querer organizarnos e incidir en nuestra democracia.
¿Cómo asegurar su participación en el proceso constituyente? Jóvenes (entre 18 y 29) poseen la más baja participación en nuestras elecciones; Niños, niñas y adolescentes (menores de 18 años) han quedado fuera -posiblemente- del momento más importante del país; no cumplen la edad mínima para participar en las urnas. Tendremos una Convención con 155 ciudadanas y ciudadanos electos para escribir nuestra nueva Constitución, un torniquete menos. Ahora lo siguiente es garantizar la participación ciudadana activa en el proceso. Segundo torniquete. Pero sin dejar fuera a jóvenes y NNA, tercer torniquete. El reglamento de la Convención debe garantizar los más altos estándares para la participación, y las y los jóvenes estaremos trabajando por esto.
Isabella Villanueva García, presidenta ONG CEUS Chile
DC
Señor director: Conversando sobre las actuaciones de destacados miembros del Partido Demócrata Cristiano un amigo me dijo que, lamentablemente, un partido que es de centro se estaba poniendo izquierdista. Le repliqué diciéndole que no se "estaba poniendo" puesto que siempre ha sido de izquierda y le cité dos declaraciones: una de Radomiro Tomic: y otra de Plinio Correa de Oliveira, en el prefacio de "FREI, el Kerensky chileno" -libro que fue censurado por el gobierno y prohibida su circulación-: "La Democracia Cristiana es por todas partes más o menos la misma. Sus bases son sanas pero políticamente ingenuas. Sus cúpulas son ambiguas… la influencia dominante en ellas es de los izquierdistas… una Democracia Cristiana que no es sino otra cosa que un dispositivo ideológico político apropiado para arrastrar hacia la extrema izquierda a derechistas y, principalmente, a centristas incautos".
Adolfo Paúl Latorre