¿Más impuestos?
La idea de un impuesto a los súper ricos parece una buena forma de obtener más recursos para financiar el gasto público, sobre todo en tiempos de grave deterioro de la actividad de pequeños y medianos empresarios, la mayor fuente de empleo del país.
Sin embargo, no es esa motivación lo que podría cuestionarse, sino la vía elegida y el real destino de lo que se logre recaudar.
Si la Constitución dispone que la creación de impuestos sólo puede tener origen en la iniciativa exclusiva del Presidente de la República, hacer caso omiso de esas normas por parte de los propios creadores de la ley, es muestra de la fragilidad del ordenamiento jurídico y del desprecio por la institucionalidad vigente.
Más grave todavía es el aliciente que esa acción representa para otros órganos y servicios del Estado, para dejar de respetar la ley y, de paso, terminar vulnerando los derechos ciudadanos. El mensaje pareciera ser que "el fin justifica los medios".
Tampoco hay seguridad del correcto uso de la recaudación. Los fraudes públicos, la desatención histórica de la educación y del sistema público de salud, y el pago de cuantiosas remuneraciones sin que los más necesitados reciban a cambio un servicio de excelencia, sí, "de excelencia", son muestras del mal uso de los impuestos que pagan los ciudadanos. Las evidencias sobran: pensiones privilegiadas pagadas con fondos del Estado, obtenidas gracias a designaciones políticas en cargos públicos; nombramientos en funciones que requieren de una alta experticia, en pago de favores políticos; pagos de remuneraciones a representantes populares que terminan siendo operadores políticos de reducidos grupos de interés, y un largo etcétera. Y todo ello con cargo a nuestros impuestos.
Si los impuestos que pagamos son la mayor fuente de ingresos del Estado, se hace más exigible entonces un mejor servicio público y una efectiva probidad funcionaria. Hoy, más que nunca.
Luis E. Ulloa Rosas,a bogado tributario
Día de la Tierra, un llamado a actuar
Nuestro planeta nos está dando indicios de que algo está cambiando y al parecer no lo vemos ni dimensionamos su impacto. Diversos investigadores han demostrado con evidencias, estudios y modelos, que estamos enfrentando el Calentamiento Global, una respuesta principalmente generada por las actividades antropogénicas. Algunos jóvenes activistas han evidenciado su preocupación, indicando que no es justo para ellos esta herencia, la pérdida de los recursos naturales y la contaminación. ¿Los escuchamos?, claro, pero solo un corto tiempo. Entonces, ¿qué estamos haciendo?, ¿qué necesitamos para tomar conciencia de una vez por todas de lo que esto significa para el planeta y nuestras vidas?
Este 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra, ¡qué fecha tan importante!. La Tierra es nuestra casa, nuestro sustento, y estamos en un momento en el que aún podemos regalar la esperanza de mitigar y mejorar nuestro ecosistema.
Nos hemos transformado en una sociedad en que predomina el consumo excesivo y no el consumo sostenible, es por ello que debemos generar cambios necesarios para ayudar a nuestra Tierra. Necesitamos actuar, como aquellas personas e instituciones que ya están promoviendo mejoras y acciones como la generación de puntos limpios, de huertos familiares, segregando los residuos y reciclando.
Con pequeñas acciones podemos ir aportando grano a grano a esta tarea.
Susana Mayer, Universidad de Las Américas
Mapa Nutricional, cada año peor que el anterior
Hace pocas semanas fue el lanzamiento del nuevo Mapa Nutricional de la JUNAEB 2020, herramienta de reporte estadístico del estado nutricional de la población escolar. El informe anual evidencia el impacto de la pandemia en niños, niñas y adolescentes. En nuestra región el 28% de los estudiantes evaluados presenta sobrepeso, mientras que el 24,4% está con obesidad u obesidad severa, destacando las cifras más altas asociadas a estudiantes de 5° básico.
Estos datos, a pesar de ser tan crudos, reflejan una realidad que afecta a nuestro país y que también implica el aumento desde la niñez brechas en salud que perdurarán en la adultez, aumentando el riesgo de muerte prematura o discapacidad por enfermedades crónicas no transmisibles como Diabetes mellitus, hipertensión arterial o enfermedades cardiovasculares.
Por lo mismo, es importante fortalecer políticas públicas que promuevan estilos de vida saludable que se extiendan en el tiempo, garantizando el acceso a alimentos sanos e inocuos, y espacios para la actividad física y el deporte, enfatizando que esta situación no sólo pasa por decisiones personales o familiares, sino que son la consecuencia de un sistema que no ha podido revertir el aumento de la malnutrición por exceso en nuestra población infantil.
Francis Alfaro Alcántara, académica UCEN Región Coquimbo