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Confusión eterna por San Pedro de Atacama

Un video del Ministerio de las Culturas que promociona el Museo Regional y que muestra paisajes del poblado de la Región de Antofagasta es la peor muestra del desconocimiento por la geografía. El asunto no es solo centralismo. La confusión geográfica es una constante, pero lo ocurrido con el video traspasa todos los límites. Este Ministerio debe educar y no fomentar la confusión.
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Variados reclamos provocó un video del Ministerio de las Culturas y las Artes que promocionaba el futuro Museo Regional con un paisaje de San Pedro de Atacama. A pesar que durante el jueves el registro fue bajado por esta cartera, los cuestionamientos siguieron y los atacameños no perdonaron este grave error.

Lo ocurrido no puede tomarse a la ligera. Este ministerio es, en teoría, el que debe promover las bondades patrimoniales, creativas y paisajísticas, pero con ese video solamente exacerba la confusión generalizada a nivel país sobre la relación entre ese poblado y la Región de Atacama. Hasta ayer el Ministerio no dio ninguna aclaración ni nada parecido en sus redes sociales, es decir todos aquellos que vieron el video ya se quedaron con la idea que la Cordillera de la Sal es "parte" de la región.

Pero es más grave tomando en cuenta que promocionaba uno de los grandes hitos que tiene el Gobierno actual para Atacama. De hecho el propio Presidente Sebastián Piñera lo ha destacado dentro de los proyectos a nivel país.

El centralismo nuevamente hace mella, pero el asunto no se remite a esto. A nivel local no se mantuvieron los cuidados necesarios para evitar este descalabro, cuando se supone que el futuro Museo Regional es la gran apuesta de la región en materia cultural y patrimonial. Hasta ayer la seremi no se refirió al hecho y su agenda estuvo marcada solamente por el anuncio de unos fondos patrimoniales.

No hay explicaciones a nivel local, como tampoco se han conocido explicaciones desde otros frentes cada vez que relacionan San Pedro de Atacama con la región. El error se ha visto incluso en pandemia y es que en algún momento hubo confusión para los reportes de casos nuevos de coronavirus, esto debido a que contagiados de ese poblado eran ingresados como parte de Atacama.

Sin embargo, lo ocurrido con el Ministerio de las Culturas ya traspasó todos los límites, dado que esta cartera debe educar a la población y no fomentar la confusión. Lo que es claro es que este tipo de errores seguirán ocurriendo.

El bien común

El ambiente en el que nos desenvolvemos cotidianamente no es el más edificante para enfrentar esta contingencia, la que llego de manera intempestiva. Rodrigo Rojas Veas, Rector Santo Tomás Copiapó
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Estamos sumidos en una etapa aciaga. Vivimos una de los peores periodos de la pandemia, con un considerable aumento de los contagios y de las muertes. Día a día recibimos malas noticias con la esperanza de que las medidas de restricción de la movilidad impuestas por la autoridad en conjunto con el avance notable, aunque ralentizado en las últimas semanas, del proceso de vacunación surtan el efecto esperado que permita disminuir la cantidad de contagios diarios y de los decesos asociados al Covid. Asistimos a un momento complejo pues a las malas circunstancias sanitarias se unen las derivaciones negativas que provoca la pandemia en materias de carácter económico, social, educacional y en la salud mental.

El ambiente en el que nos desenvolvemos cotidianamente no es el más edificante para enfrentar esta contingencia, la que llego de manera intempestiva y que ya forma parte del paisaje habitual con el que debemos convivir. A más de un año del inicio del que sin duda es el periodo más complejo y extraño que nos ha tocado vivir, la discusión pública y los procesos para definir las políticas y medidas que permitan afrontar de la mejor manera posible esta desafortunada fase, tienen un tono bronco y estresante.

La afanosa y constante disputa de los actores llamados a conducir a la sociedad en este ciclo, los que tratan de demostrar poseer las mejores ideas para afrontar la crisis y que luchan denodadamente por capitalizar los réditos de esa supuesta capacidad, nos ofrece un escenario descorazonador en muchos momentos. El concurso por quien dice la frase más original, la osadía basada en la ignorancia para proponer medidas sin base científica alguna, el emplazamiento para aplicar férreas restricciones que no han demostrado beneficio alguno y la negativa pertinaz para evaluar nuevas fuentes y formas de asignar ayudas a más familias y personas que requieren del apoyo solidario del Estado en estas circunstancias, son el manto que cubre el debate.

En medio de todo esto, los ciudadanos esperan que los decisores públicos tomen las mejores medidas orientados por la búsqueda del bien común, aspiración que a estas alturas parece ciertamente ingenua, por cuanto los distintos sectores parecen más interesados en la acumulación de fuerzas para un futuro cada vez mas incierto. El Bien común, entendido en esta pandemia como el conjunto de condiciones de la vida social que permiten que cada uno de sus miembros alcance de manera más fácil e íntegra niveles mínimos de subsistencia, no parece estar en el centro de las preocupaciones. ¿Será una muestra más de incompetencia o la falta del sentido común mínimo para afrontar estos tiempos?

Para ordenar la casa

La ley da inicio a una nueva etapa en nuestro país que promueve el respeto por Chile, por nuestra soberanía y por el anhelo de los chilenos de vivir una vida más plena y más feliz, y también alienta el sueño de los migrantes que quieren integrarse. Patricio Urquieta, Intendente de Atacama
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Chile siempre ha sido un país abierto y acogedor con los migrantes que vienen a iniciar una nueva vida y aportar a nuestro desarrollo integral y diversidad cultural. No queremos que lleguen personas al servicio del crimen organizado o que no cumplen nuestras leyes.

El explosivo aumento registrado entre 2015 y 2017, cuando ingresaron en Chile (como falsos turistas) más de medio millón de extranjeros que finalmente se quedaron a vivir, trajo consecuencias conocidas por todos. La ley de extranjería (1975) era insuficiente para enfrentar ese fenómeno migratorio. Por eso nuestro Gobierno desde el primer día trabajó para ordenar la casa, y después de ocho años en el Congreso (contra la posición de parte de la izquierda que promueve el ingreso descontrolado a Chile), el Presidente Piñera promulgó la nueva ley de migración que trae una nueva institucionalidad para ordenar la casa, que entrega nuevas y mejores capacidades para enfrentar el fenómeno migratorio y que asegura una migración ordenada, segura y regular.

Con esta nueva ley vamos a proteger mejor los legítimos intereses de los chilenos y también de los mismos migrantes. En primer lugar, exige que los extranjeros que quieran venir digan a qué vienen realmente. Si quieren vivir en Chile, tienen que pedir una visa en el consulado de su país de origen y tendrán una cédula de identidad desde el primer día. Existe un catálogo flexible de visas que permite un adecuado control y regularidad de la migración, y planificar con los gobiernos locales y regionales su integración y desarrollo laboral. Por otro lado, se facilita la expulsión administrativa, de manera que si no hay autorización para estar en el país, tendrá que irse. Asimismo, crea una el Servicio Nacional de Migraciones y sus Direcciones Regionales, que permitirá homologar los trámites y tiempos de tramitación en todo el país; y comenzará un proceso de regularización extraordinario, tramitado en línea, para quienes hayan ingresado en forma legal antes del 18 de marzo de 2020, y estén en situación irregular.

La ley de migraciones da inicio a una nueva etapa en nuestro país que promueve el respeto por Chile, por nuestra soberanía y por el anhelo de los chilenos de vivir una vida más plena y más feliz, y también alienta el sueño de los migrantes que quieren integrarse a nuestro país con el aporte a nuestro desarrollo y el cumplimiento de nuestras leyes.