Pensar en la muerte
Señor director:
Hace unos días cumplí 33 años internado en una clínica de lujo por coronavirus. Siempre usé mascarillas, me lavaba las manos a cada rato, siempre andaba con la botellita del alcohol gel. Pero me enfermé. Mi pareja también. Comenzó con un poco de fiebre, dolor muscular y de cabeza, pero una noche empeoré. Llegué a la urgencia y en menos de un día me pasaron a la UCI. Ya no podía respirar. Estuve 10 días con ventilación mecánica.
10 días para pensar en mi propia muerte, mientras las enfermeras, doctores y kinesiólogos se desvivían por salvarme la vida. Es paradójico, pero esa proximidad anunciada de la muerte, representó una posibilidad de pensarla, de trabajarla, a pesar del rechazo, del miedo, del terror. Pensar en la muerte permite reactivar la vida. No hablo de la vida como un hecho biológico, sino en pensar la vida como algo que yo decido, quiero y anhelo. La mía y la de los otros.
El problema se da en el contexto social actual, cuando "pensar en la muerte" pasa a ser un privilegio para algunos pocos. El que tiene deudas; el que si no trabaja, no come; el que perdió el empleo, aquel que está con oxígeno en el pasillo del hospital, siente que tiene que salir adelante no más. Filosofar es un lujo que no cabe en la miseria.
La gran mayoría de los cerca de 23 mil muertos que se han documentado en Chile no han podido pensar en su propia muerte; han tenido que pasar verdaderos viacrucis para obtener un lugar en un hospital sin recursos y superado en capacidades. Ahora que las UCIs se copan de gente joven, yo, un afortunado, apelo a la conciencia de ese grupo que no cree en la vacuna, que no se cuida, que solo busca cómo juntarse a carretear burlando las medidas sanitarias, sintiéndose invencibles… De ésta nadie se salva solo.
Matías Concha, periodista
Día Internacional del Parkinson
Señor director: El pasado 11 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Enfermedad de Parkinson, la segunda patología neurodegenerativa con mayor prevalencia en el mundo. En el complejo momento sanitario que vivimos, resulta oportuno reflexionar cómo la pandemia por covid-19 ha afectado a quienes viven con esta enfermedad.
Estudios de la Sociedad Internacional de Parkinson y Trastornos del Movimiento evidenciaron que, durante el tiempo de pandemia, el virus deterioró significativamente la parte motora y no motora de estos pacientes. Además, están expuestos a otros riesgos si se contagian, como el aumento de complicaciones intrahospitalarias, pérdida del conocimiento, infecciones pulmonares y mayor riesgo de caídas, las que, en un contexto de infección, aumentan el riesgo de morbilidad y mortalidad.
Desde nuestra experiencia como centro especializado en Parkinson, hemos visto que los pacientes en largos confinamientos sufren el riesgo de perder masa muscular y tener menos equilibrio, y que su soledad y menor interacción social, incide en su capacidad cognitiva. Por otra parte, el impacto psicológico provocado por la pandemia, como el temor al contagio y la depresión, ha deteriorado su calidad de vida.
En momentos críticos como el de hoy, los procesos de rehabilitación se hacen urgentes para que el paciente vuelva a recuperar su funcionalidad.
Marisol Said , directora ejecutiva de CENPAR (Centro de Parkinson)
Deberes parentales: una obligación moral y legal
No es sorpresa enterarnos a través de los medios de comunicación sobre diversos actos delictuales que atemorizan a nuestra sociedad, muchos de ellos cometidos por menores de edad que han terminado con lamentables consecuencias fatales, dejándonos con la sensación de que su comportamiento queda en total impunidad.
Por esta razón, no debemos quedar indiferentes a la denuncia que hace unos días realizó la madre de un adolescente, que al identificar a su hijo a través de imágenes de prensa como integrante de un grupo de jóvenes que perpetraron un asalto, lo obligó a ponerse a disposición de la justicia.
Es posible que la madre obrara impulsada por su conciencia, sin embargo, es pertinente recordar que son los padres quienes deben responder civilmente por los daños ocasionados por sus hijos menores de edad, son ellos los que legalmente detentan el deber de corrección de sus hijos.
Por tanto, desde esta tribuna somos muchos los que aplaudimos a esta madre, sin pasar por alto su dolorosa decisión, ya que, moral y jurídicamente actuó de forma correcta, enseñando a su hijo que, en una sociedad tan demandante de derechos, también existen deberes y obligaciones.
Patricio Pereira, docente Escuela de Derecho Universidad de Las Américas
Yuri Gagarin
Señor director: Un 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin, ciudadano soviético, hijo de trabajadores, es el primer ser humano en orbitar el planeta Tierra, en un viaje que duró 109 minutos. Un logro para la Humanidad.
Guillermo Cortés, GEA Atacama