Compasivo con el que sufre
La compasión es la consecuencia lógica del saber, ya que al tener conocimiento de la vida y de la muerte necesariamente significa tener compasión por todo lo que vive y muere. Mily Soler Grez, Comunicadora social
"La vida es, en su mayor parte, espuma y pompas de jabón; pero existen dos cosas que son sólidas como el mármol: la compasión ante la desgracia ajena y el valor ante la desgracia propia." (Adam L. Gordon, poeta australiano).
Queridos amigos lectores, cuando decidimos llevar una vida más compasiva, tenemos que intentar ser prudentes al enfrentarnos empáticamente al dolor de los demás. Es esencial para lograr permanecer optimistas y fuertes tener primero compasión por nosotros mismos.
Si queremos ayudar al resto intentemos tener claro que el sufrimiento de una u otra manera siempre pasa, así podremos enfrentarnos a él de manera equilibrada, sin ira, culpabilidad o pesar.
La compasión es la consecuencia lógica del saber, ya que al tener conocimiento de la vida y de la muerte necesariamente significa tener compasión por todo lo que vive y muere.
Les contaré una historia que hace un tiempo leí y que me parece excelente para ilustrar el poder transformador que tiene la compasión.
Un día un príncipe se vio poseído por la convicción de que era un pavo. Nadie pudo disuadirlo de comportarse como un pavo; y el príncipe acabó viviendo debajo de la mesa, desnudo y comiendo migas del suelo. El rey hizo ir a los médicos más prestigiosos para que lo trataran, peo el príncipe continuó igual. Un buen día llegó un sabio a palacio diciendo que él podía ayudarlo. El hombre se desnudó, se colocó debajo de la mesa y empezó a comer migas. "Quién eres" preguntó el príncipe-pavo. "Soy un pavo", respondió el hombre, lo que satisfizo al príncipe. Al día siguiente, el hombre volvió e hizo lo mismo, pero esta vez se puso una camisa. "¿Por qué llevas eso?", preguntó el príncipe. "Se puede llevar camisa y seguir siendo un pavo", explicó el hombre. Así que el príncipe también se puso camisa. Al siguiente día, el hombre se puso sus pantalones. Misma pregunta, misma explicación e igual resultado. Y así sucesivamente con toda la ropa, hasta que el príncipe siguiendo el ejemplo, salió de debajo de la mesa y se incorporó. Después de una semana, los dos estaban sentados a la mesa y cenando con el rey.
"El primer paso de la acción compasiva es abandonar las ideas, roles y expectativas preconcebidos y ponerse al mismo nivel que el otro. Esto exige empatía y humildad".