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La TECNOLOGíA DE PUNTA puede ayudar a resolver el misterio de una aeronave desaparecida desde 1965

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Una nueva expedición se adentrará en la selva de Costa Rica, en esta ocasión con ayuda de alta tecnología satelital, para buscar un avión desaparecido en 1965 que transportaba a 68 personas, la mayoría cadetes de la Fuerza Aérea Argentina.

El coordinador de proyectos de la organización missing.aero, el argentino Aníbal Jaimes, afirmó que durante los últimos tres años han trabajado con satélites de imágenes visuales, hiperespectrales, reflectometría GPS, sistemas de temperatura, entre otros, para identificar sitios sospechosos donde pudo haber caído la aeronave.

"Usamos una técnica de radar y varios satélites que pasan cada seis horas por el mismo lugar. Hay una secuencia muy intensa con una nueva imagen, por lo que se hizo un 'time lapse' y lo que buscamos es algo que no se mueve nunca. Permite descartar cosas que, por ejemplo, están ahí año tras año en temporada seca y lluviosa. Lo analizamos con programas matemáticos y estadísticos para comparar", explicó Jaimes.

En 1965 dos aviones militares (T-43 y TC-48) de transporte de la Fuerza Aérea Argentina partieron de Córdoba, Argentina, para conectar en varias escalas con Estados Unidos, como parte de un viaje de entrenamiento de graduación de los cadetes. El día miércoles 3 de noviembre de ese año, las dos aeronaves partieron de Panamá para llegar a El Salvador. Sin embargo, el TC-48 que llevaba nueve tripulantes, cinco pasajeros y 54 cadetes, nunca llegó a su destino.

Tras la investigación liderada por missing.aero fueron detectados siete puntos de interés en la selva de Costa Rica, uno de ellos con especial énfasis, debido a que genera una señal de rebote, cuando no debería existir. Jaimes dijo que esto es "algo típico de objetos metálicos" y que "sobre esos detalles" trabajan "para hacer las detecciones", ya que "se trata de una anomalía persistente".

Este sistema de detección de anomalías que utiliza la organización ha sido diseñado en gran parte por más de 300 estudiantes de la Escuela de ingenieros de La Rochelle, en Francia.

El siguiente paso es que un equipo especializado de cinco personas se adentre en los próximos días en la zona selvática de Costa Rica, muy densa y técnicamente complicada, para que, por medio de las coordenadas busquen el sitio de especial interés y verifiquen la información obtenida.

54 cadetes argentinos demás de 9 tripulantes y 5 pasajeros llevaba el aeroplano que se perdió en la selva de Costa Rica en 1965.

300 estudiantes de Ingeniería en Francia participaron en la creación del sofisticado sistema de búsqueda que se está ocupando.

El covid podría revertir la caída demográfica en europa del este

BALCANES. Un inesperado efecto de la pandemia se ha visto en países como Rumania, Serbia o Bulgaria, que han recibido de regreso a muchos ciudadanos que habían emigrado.
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Agencias

Aunque la pandemia ha puesto en jaque no solo a los sistemas de salud, sino -sobre todo- a la economía mundial, los largos confinamientos y restricciones de movimiento podrían tener algunos efectos inesperados y positivos para los países del sureste de Europa.

En efecto, después de tres décadas perdiendo población a causa de la migración de sus ciudadanos a otros países de Europa, países como Bulgaria, Serbia y Rumania ven en la pandemia una oportunidad para atraer a sus ciudadanos emigrados y empezar así a revertir la fuga de cerebros y mano de obra.

"Durante décadas, la migración en el sureste de Europa iba en una sola dirección: hacia las ciudades y los países más prósperos de Europa Occidental", señaló el Fondo de Poblaciones de la ONU (UNFPA) en un reciente estudio, que había proyectado grandes retrocesos de población hacia el año 2050 en Bulgaria (-38,6%), Rumania (-35%) y Serbia (-23,8%), respecto de 1990, si es que el declive demográfico continuaba al ritmo previo a la pandemia.

Sin embargo, "desde la llegada del covid, muchos emigrantes han vuelto a casa, y estamos viendo signos prometedores de una revitalización de las zonas rurales", señala el reporte de UNFPA.

ESPERANZAS

En la zona noreste de Bulgaria, una de las más pobres de la Unión Europea (UE), se ha podido ver el fenómeno, y muchos trabajadores han vuelto tras la paralización de las economías occidentales.

Vidin, una ciudad fronteriza de 80 mil habitantes -y que en 20 años había perdido unos 50 mil residentes-, experimenta desde hace meses unos niveles de tránsito y movimiento en sus comercios poco habituales. Lidiya Toncheva, funcionaria de la zona: confirma que muchos regresaron con la primera oleada de la pandemia desde Europa Occidental. "Hay más gente en las calles y las tiendas, y se percibe una nueva dinámica en el sector inmobiliario", explica ella.

Ognyan Georgiev, analista del Consejo Europeo para Relaciones Internacionales (ECFR), dice que no se trata de un fenómeno aislado del noreste de Bulgaria, un país de unos 7 millones de habitantes.

Según datos de la Policía de Fronteras búlgara, entre marzo y junio de 2020 entraron al país unas 610.000 personas y salieron otras 529.000. "La diferencia, más de 80.000, se quedaron en Bulgaria", afirma Georgiev, quien acaba de publicar un estudio sobre este tema titulado "El gran retorno".

El informe incluye una encuesta en la que un 19% de los regresados dice tener intención de quedarse en el país, mientras que un 47% aún no lo tenía decidido.

En Serbia, en tanto, país de 7 millones de habitantes y aspirante a ingresar a la UE, unas 317.000 personas habían retornado desde el exterior solo en marzo de 2020, según datos oficiales.

"Punto de Retorno", ONG que promueve el regreso de emigrados, reveló que un 43% de quienes volvieron durante la pandemia tiene una formación profesional alta y regresaron sobre todo a las ciudades.

El caso rumano

En la vecina Rumania, unos 1,3 millones de rumanos regresaron al país durante la pandemia. Y aunque no hay datos de cuántos se han quedado, el primer ministro, Florin Citu, declaró este año que una parte de ellos "han encontrado oportunidades en Rumania, en especial en el sector de las tecnologías de la información".

Para hacer que los retornados se queden, el Gobierno pone a su disposición programas de apoyo a emprendedores financiados con fondos europeos.

Rares Dinu es responsable del proyecto "Repatriot", que busca conectar a los rumanos emigrados con oportunidades de negocio en su país. Según cuenta, la pandemia ha provocado una avalancha de consultas de emigrados interesados en volver a casa.

La oportunidad de actuar es ahora

En medio del fenómeno, expertos señalan que si los países del sureste de Europa quieren revertir su declive demográfico y corregir sus efectos en el mercado laboral deberán actuar rápido. La actual situación, prevé el investigador búlgaro Ognyan Georgiev, no durará mucho más de un año. "En este plazo, las autoridades pueden aprovechar las circunstancias y crear condiciones y estrategias para persuadir a los ciudadanos a quedarse y no emigrar de nuevo", concluye el analista.

80.000 personas que ingresaron a Bulgaria el último año se quedaron definitivamente en el país. Lo mismo ha ocurrido en ciudades de Serbia.

1,3 millones de rumanos han regresado al país desde el inicio de la pandemia. El Gobierno ha desplegado planes de apoyo hacia ellos.