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"Doris, vida mía"

Extracto del libro "Doris, vida mía". Por Gabriela Mistral
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Gabriela Mistral y Doris Dana en un viaje al sitio arqueológico Chichén Itzá en 1948.

ella, cuántas más que se habrán perdido o no se conservaron o no se pudieron recoger. Eso habla del que género epistolar en el mundo, en un momento de la historia. Las cartas eran el medio de comunicación habitual, porque no había fax, no había correo electrónico, solo existía el correo ordinario que todo el mundo ocupaba, era el medio más rápido en ese minuto".

"Era casi romántico", continúa Zegers, "porque uno mandaba una nota en un momento dado, con una percepción del mundo y podía recibir del destinatario otra, porque podía haber pasado semanas en que una carta llegara de un lugar a otro. O un mes, quién sabe. Pasaba que las cartas se perdían, o que llegaban a destiempo. Eso le daba al epistolario de esa época un sabor muy distinto al de la inmediatez que tenemos hoy con el WhatsApp. No tenemos el misterio, la magia que se tenía en esa época", puntúa Zegers.

Desde que trajo el legado mistraliano a Chile, Zegers ha sacado varios libros de Mistral, mostrando distintas facetas de su prosa y cartas. "El legado está digitalizado en pantalla y abierto, hay 10 mil fojas para Chile y el mundo", invita.

Sentimiento en roneo

Alia Trabucco Zerán rescata en su prólogo Gabriela Mistral pintada (y ficcionada) en los muros de Santiago, como uno de los íconos del estallido: con jeans, bototos, bandera chilena negra y pañoleta verde, representando un feminismo moderno. Una nueva Gabriela Mistral. El estallido, entonces, "rompió gráficamente la idea de Mistral como maestra rural que por largos años se enseñó".

Para Daniela Schütte, la correspondencia y otros documentos permiten desplazar la figura clásica construida de Gabriela Mistral, "nos acercan a dimensiones que han sido opacadas por la lectura prejuiciada y sesgada que durante tanto tiempo se hizo tanto de su obra, como de su figura. Mistral construyó un personaje público que logró instalar en un espacio oficial un discurso para minorías. Esa construcción, naturalmente, tuvo un costo y me atrevería a decir que es, a ese costo, al que nos podemos acercar con estos documentos. Y eso es, en mi opinión, valioso pues nos permite situar de mejor forma y con mayor profundidad el lugar desde el que ella escribía".

Respecto a la correspondencia, la investigadora de la Biblioteca Nacional, nos cuenta que la "predilección por la escritura de cartas terminó articulando una parte importante de su producción. Hacia 1934 cuando estaba desempeñándose en Madrid como cónsul de Chile, comienza a publicar sus recados quincenales, que según su misma definición son una especie de 'carta para muchos'".

Del intercambio de cartas, Schütte encuentra especial belleza en una que es de los primeros años. "En una carta de mayo del 49, le dice que está recién 'orillándola' y que tiene 'cogida solo una esquina de quién ella es', es bonita esa imagen de cuando se estaban conociendo. También muchos de los cierres de las cartas resultan conmovedores, 'Te beso, te espero, te busco y te tengo' y, en contraposición, cartas oscuras, melancólicas que nos permiten adentrarnos en la intensidad de esta relación".

Una relación parcial, admite la investigadora. "Es un archivo que fue en primer lugar organizado por Doris, luego pasó largo tiempo guardado y luego donado a la Biblioteca Nacional. Es difícil saber si algún documento no fue considerado al momento de su donación, por ejemplo, lo que sería perfectamente atendible. No obstante, la revisión del material disponible fue bastante exhaustiva y de acuerdo a la propuesta del libro, se incluyeron las cartas que pudieran dar cuenta de la vida que vivió Mistral junto a Doris desde la primera carta hasta el momento de su muerte".

Los documentos digitalizados muestran la letra de Mistral, que la investigadora señala "en ocasiones no es todo lo clara que uno quisiera y además no ayuda que escribiera con lápiz mina y habitualmente en papel roneo".

Para Daniela, lo más complejo fue ordenar las cartas: "Mistral solo ocasionalmente databa las cartas por lo que el trabajo con los sellos postales del correo, no siempre legibles, además de las notas que a veces ponía Doris en los sobres resultó central. Sin embargo, no todas las cartas tenían esta información".

En ese sentido, Schütte fue a veces más que una investigadora literaria, tratando de ordenar los documentos. "Fue entonces necesario armar una especie de rompecabezas para determinar un posible orden. Para esto, lo primero fue identificar marcas de viajes, visitas, lugares, acontecimientos que pudieran situar el momento en el que había sido escrita la carta".

Pero a veces eso no resultaba, y terminaba en otros documentos, revisando "comunicaciones oficiales como memorándum, oficios consulares, telegramas, diarios de la época y otros documentos. Luego, las cartas que Mistral intercambió con otros interlocutores o las cartas que ella recibió en el mismo periodo y que hubieran estado datadas y en las que hubiera alguna coincidencia con estas marcas".

La penúltima posibilidad fue la "revisión de las cartas que Doris intercambió con las personas cercanas a Mistral en ese periodo. Este ejercicio fue muy interesante, no solo en términos de data, sino también, como una suerte de objetivación de acontecimientos externos comentados en las cartas. Y, por último, cuando ninguno de estos caminos condujo a razonables certezas sobre la fecha en la que había sido escrita, el foco fue la continuidad narrativa de los documentos".

Gabriela Mistral

Lumen

474 páginas

$16.000


Dos cartas para Doris

14 de abril de 1949

Amor, te decía en mi carta de hoy 14 que llevo varias noches de mal dormir. Duermo de dos o tres de la mañana y hasta las siete. Pero quiero volver a hablarte hoy. (Te acabo de poner un telegrama. No quisieron recibir el pago de la respuesta estos palurdos.)

Yo no entiendo nada de lo ocurrido, mi amor. Solo sospecho que mi carta sobre los Artasánchez te ha hecho sufrir mucho. Y fue que eso o el avión te ha causado un daño del corazón.

Qué estúpido ha sido el que más te quiere, Doris mía. ¡Perdóname, vida mía, perdóname! ¡No lo haré más! Y tú guardarás el control de ti, y haz fe en tu pobrecillo, que es un ser torpe, vehemente y envenenado por su complejo de inferioridad (el de la edad).

Duerme, mi amor, descansa. Yo procuraré ser menos brutal y necio. Yo te debo el lavarme de estos defectos. Yo te debo felicidad por cuanto he recibido de ti.

Pero yo te repito que el mayor daño entre todos es separarse demasiado pronto, antes de conocerse bien y de haber creado la confianza mutua, la certidumbre total.

Me parece muy mal el que se pierdan cartas. Eso es muy peligroso. Yo puse por mis manos tres al correo, una hoy y mañana irá esta.

Duerme, mi amor, Dios te cure de tu dolencia. Perdona el que te he herido, por no creerme amado, por pensarme postergado en tu corazón. (Sigo mañana)

Te beso, tuyo.

Después del 4 de septiembre de 1952

Niña mala y ajena:

No te escribiría, respetando tu voluntad de silencio y de ruptura, pero necesito tener el «no» tuyo para buscar en tal caso, la persona que venga conmigo a acompañarme en lo que sigue.

Hay tres convites para lugares todos lejanos: primero el de Israel; segundo el de la China; tercero el de Cuba.

Procuraré mandarte copia de dos a lo menos.

Si yo busco quien me acompañe, tal vez tú me llamarías eso ingratitud -y yo no soy ingrata.

Te ruego no sentirte obligada a decirme sí. Pueden no interesarte esos viajes. Yo hallaré a alguien. Si dices que sí porque eso te importa hay que añadir el plazo de tu venida. Cuba está tan cerca de ti que tal vez podríamos encontrarnos allí, si es que tú piensas volverme a ver en este mundo. Ayer contesté a lo de la China que acepto pero no puedo aún dar la fecha. Lo de Israel es «para cuando yo quiera ir». Oye bien, no sé si el Caballo -así lo llaman- me dará licencia de casi dos meses para esto, ni sé si me dejará ir a la China comunista. Creo que aceptará lo de Cuba e Israel.

No sé qué «protectores invisibles» me mandan esto para salir de la tremenda caída del ánimo que tengo hace dos semanas ya, por vivir en un cuarto casi sin salir de él y con compañera buena pero... (Ahora ha traído al papá y la mamá...)

La fecha de lo de Cuba -es la celebración solemne de José Martí, héroe cubano y gran escritor (muerto). Es único escritor del cual yo tengo influencia en mí. Tú puedes preguntar a mi nombre al consulado de Cuba en Nueva York esa fecha. Lo demás es cosa que yo puedo decidir y fijar según ande mi fuerza. Pienso que tal vez en Cuba haya menos calor en esa fecha del calorazo que he sufrido allí otras veces. Yo saldría de aquí solita, pobre de mí. (Qué lindo será llegar a mi patria verdadera, a Israel. Dios me ayude dándome salud).

Tú comprendes el signo de interrogación que significa para mí la presidencia del bruto Ibáñez electo por mi necio país con mayoría fenomenal. Ya te hablé de eso. Tal vez estos convites hagan saber al Caballo -así lo llaman todos- que yo soy algo más que su sierva. Date el trabajo de contestar siquiera dos líneas. (Ahora soy yo quien toma las cartas al cartero).

Que estés sana, alegre sé que estás.

Gabriela

viene de la página anterior

"Cada vez que Doris salía o se arrancaba, Gabriela quedaba muy complicada, atormentada, esa es la verdad. Se lo manifestaba Gabriela en las cartas".