Javier Alfaro S.
Un grupo de científicos están realizando investigaciones para descubrir más sobre el comportamiento de las ballenas en la Reserva Marina Isla Chañaral, ubicada en la comuna de Freirina, en Chañaral de Aceituno.
Durante sus labores del fin de semana, perdieron el rastro de uno de los instrumentos que recopila distintos datos de los cetáceos. A pesar de que este no compromete la realización de la misma, ofrecen una recompensa de $500 mil a quién lo encuentre.
Vida marina
El Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza) de Coquimbo, el Centro COPAS Sur-Austral de la Universidad de Concepción y el Instituto ENSTA Bretagna de Francia, están trabajando con el objetivo de profundizar en la vida diaria de las ballenas que llegan a la reserva marina.
El dr. Carlos Olavarria, quien es director ejecutivo de Ceaza y especialista en mamíferos marinos con variados estudios al respecto, comentó que "tenemos interés de desarrollar mayor cantidad de información en lugares de acá y particularmente en el Archipiélago Humboldt, que es la parte norte de la región de Coquimbo y la parte sur de la región de Atacama".
Olavarría explicó que están interesados en entender por qué la ballenas llegan a este sector. "Cómo se relaciona la presencia de la ballenas con las características oceanográficas del sector, y entonces para eso utilizamos distintas herramientas".
Datos
Para la recolección de datos, los expertos ocupan distintos dispositivos tecnológicos con la finalidad de juntar información, imposible de obtener de otras formas, como el recorrido que realizan, fotografías de las profundidades del mar o la grabación de su canto.
Olavarria detalló que actualmente saben que las ballenas están comiendo en el sector, "entonces estamos interesados en saber cómo comen y para eso entonces, estamos instalando estos sensores, que nos permiten saber varias cosas".
"Entre ellas, el movimiento en tres dimensiones de los animales bajo el agua, pero también en todo lo que esta relacionado con la acústica, ya que tiene un hidrófono, que es un micrófono bajo el agua, en el mismo sensor, por tanto también podemos grabar cuál es el sonido que este mismo animales está percibiendo, pero también que está produciendo", aclaró.
Además, el experto sostuvo que durante el periodo estival estuvieron trabajando en Caleta Chañaral de Aceituno. "Ahí fue nuestro lugar base y entonces salíamos al sector (...) también hasta Isla Choros y Dama, ese es el sector donde principalmente se concentran las ballenas".
Instrumento perdido
Dentro de las dificultades propias de la labor investigativa, detalló Olavarria, está la pérdida de información debido a las complicaciones surgidas por implantar los dispositivos en los animales.
Esto, ya que se deben acercar y poner el instrumento, sin dañar, molestar o influir a la especie.
"Ya eso es difícil porque hay que llegar muy cerca, pero tampoco no puedes llegar tan cerca que puedas dañar a los animales, hay que que tener harta experiencia", relató.
Quien aclaró que realiza las labores junto a su colega oceonógrafa Dra. Susannah Buchan. "Con Susannah ya sabemos cómo nos acercamos a estos animales que pueden llegar a tener 20 metros, son animales salvajes, entonces hay que tener todo un cuidado al respecto, y después, una vez que el instrumento está en la ballena, también suceden problemas", indicó.
Olavarría explicó que algunos de las dificultades que han surgido son, por ejemplo, que la máquina no esté grabando o que se extravíe en el camino, "como nos pasó, que el sensor se pierda y entonces ahí tenemos el problema, de que hay un sensor que está flotando en algún lado, que no sabemos donde está y estamos tratando de recuperarlo".
"Estamos pidiendo ayuda a la gente que está en el mar, y que ojalá puedan encontrarlo y que nos avisen", sentenció Olavarria.
No obstante, ésta no pone en riesgo la misma, ya que tienen repuestos. De igual forma, en redes sociales, un aviso con una fotografía del instrumento, indica que la recompensa para quien lo encuentre en el mar, entre la costa sur de Atacama y la costa norte de la región de Coquimbo, sería de $500 mil pesos.