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Caminar y mascar chicle

Arturo Zúñiga , Director ejecutivo Instituto de Políticas Públicas en Salud, U. San Sebastián y ex subsecretario de Redes Asistenciales
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"Gran proyecto de reforma al sistema privado de salud". "Comisión técnica de reforma al sistema de salud". "Reforma para un sistema universal de salud". Llevamos más de 10 años escuchando estos titulares que pretenden resolver los problemas más graves de nuestro sistema sanitario.

Sistema sanitario que hoy ha dado muestras suficientes sobre su gran capacidad logrando vacunar rápidamente a más de 2,6 millones de personas mayores contra el coronavirus. Sistema sanitario que pudo responder a la gran demanda de camas críticas para pacientes más graves por Covid-19. Sistema sanitario que se coordinó con un subsistema privado de clínicas y hospitales universitarios para atender a quienes lo necesitaban sin importar si era Fonasa, Isapre o de las Fuerzas Armadas y de Orden.

A pesar de esto, todavía hay asuntos donde urgen cambios dirigidos a entregar una oportuna atención. Las listas de espera aún son, y probablemente lo sean en un número aún mayor al término de esta pandemia, el dolor más grande de nuestra salud pública.

La percepción de la ciudadanía así lo ratifica. Cuando la pregunta es a personas que se encuentran en Fonasa, la respuesta es "más especialistas" y "la atención oportuna de salud". Entonces cabe preguntarse si podemos al mismo tiempo en que se busca un acuerdo político para una reforma al sistema de salud completo -que no soluciona directamente el problema por el cual la ciudadanía siente dolor- implementar los cambios necesarios para mejorar nuestro subsistema público de prestadores de salud, Hospitales y Consultorios, en cuanto a la oportunidad de la atención. ¿Podremos caminar y mascar chicle al mismo tiempo?

Recientemente se publicó la "Propuesta para la Provisión Pública de Servicios de Salud", elaborada por un grupo de expertos dentro de los cuales se encuentran connotados directores y ex directores de hospitales públicos. La propuesta se centra en "una modificación del esquema de gestión, organización y financiamiento y del sistema de gobierno del subsector público prestador de servicios de salud con modificaciones e incentivos para estimular la gestión en red, junto con la transferencia efectiva de atribuciones para la gestión de los hospitales".

Dentro de las modificaciones que destacan está la de separar la gestión de los servicios de salud del Minsal. Eso hay que hacerlo absolutamente, y lo digo con conocimiento de causa. Es "la" medida para profesionalizar la gestión de los hospitales y consultorios y que estos no se vean afectados por el ciclo político, privilegiando el "equilibrio financiero y buena productividad". Asimismo, se propone establecer agencias autónomas para establecer niveles de calidad de la atención al paciente y de evaluación de tecnologías sanitarias.

Otra medida es el cambio en el financiamiento, alineando los comportamientos entre la APS y los hospitales. ¿Cuantas hospitalizaciones se podrían evitar si los consultorios y hospitales hablaran entre sí? Otorgarle, asimismo, un carácter ejecutivo al Consejo Integrado de la Red Asistencial (CIRA), reforzando el alineamiento del comportamiento que provoca el cambio en el financiamiento. Esperemos que el proceso de vacunación y su efecto en una menor presión en los hospitales ayude a darle un espacio de discusión a estos temas.

Juego y convivencia familiar

Lo importante es tener la disposición a jugar, que todos y todas en casa sean parte y estén dispuestos a pasar un rato de calidad en familia. Daniela Noreña, Ejecutiva Zonal Norte Fundación Fútbol Más
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Nos encontramos a pocos días de un nuevo comienzo del año escolar para miles de niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Un año que seguirá teniendo a la crisis sanitaria como protagonista, con nuevos desafíos y también nuevos aprendizajes.

Este año escolar, sea presencial o virtual, nos tendrá mayor cantidad de horas en los hogares, por lo que el desafío sigue siendo fortalecer la convivencia familiar y creemos que el juego puede ayudarnos a ello, potenciando la creatividad, permitiendo que tanto niñas y niños como adultos/as puedan divertirse.

El juego es una herramienta que vinculamos a la diversión y al ocio, pero también puede apoyarnos a fortalecer el vínculo, la comunicación y aprendizajes colectivos, entregando beneficios a nivel individual pero también a todos/as quienes participen en las familias.

Puede parecer complejo generar un ambiente de juego, ya sea por la falta de espacio físico o poca comunicación, por lo que destinar un tiempo exclusivo para jugar puede ayudar a facilitar estos espacios de entretención que fortalecerán la convivencia familiar.

Lo importante es tener la disposición a jugar, que todos y todas en casa sean parte y estén dispuestos a pasar un rato de calidad en familia, se puede comenzar con juegos simples o que no requieran tanto material, conociendo qué tipo de cosas le gustan a cada integrante para luego ir aplicando juegos más complejos o introduciendo materiales. Las dinámicas de juego permite a las personas ser pares jugadores, por lo que es una excelente forma de conectar con los diferentes mundos que hay en el hogar.

Si aún no tienes ideas de juegos o actividades en familia te invitamos a revisar el programa virtual Mi Casa, Mi Cancha que Fundación Fútbol Más desarrolló el 2020 y que entrega herramientas para el cuidado físico y emocional de las personas en períodos de confinamiento. Se utilizaron metáforas del fútbol y el hogar para realizar actividades en espacios reducidos. Todos los capítulos se encuentran disponibles en el canal de YouTube @futbolmasorg y se transmiten por TV Educa Chile de lunes a viernes.

Finalmente, hoy cuando se enfrenta una crisis sanitaria que aumenta las horas que se está en la casa, puede ser el momento ideal para pensar el juego en familia, tanto para la entretención, como una estrategia para mejorar la convivencia y agregarlo a la rutina diaria.

Política y reencuentro

El desafío del país este año es sanitario, económico, pero, por sobre todo, de discusión política, de respeto para construir una casa que represente a las mayorías. Hasta ahora, hemos apreciado una conversación más concentrada en remarcar las diferencias, lo que bien pudiera ser el efecto de la brecha causada por el estallido y una severa intoxicación ideológica.
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El año 2021 quiere o pretende ser definido por el gobierno como el año de la reactivación económica, un discurso que apunta a mejorar el ánimo, después de los evidentes perjuicios ocasionados por la pandemia en 2020 y cuyos efectos aún estamos lejos de calibrar: pérdida de empleos, de empresas, transformación de las actividades, avance del teletrabajo, entre tantos otros.

No obstante, es claro que este ejercicio será mucho más marcado por lo político y eleccionario, lo que bien manejado puede ser una puerta para iniciar una puerta de encuentro entre los chilenos, en especial con el debate referido a la nueva Constitución. Es una oportunidad en un momento que debemos reconocer como complejo, porque la discusión actual es el fruto del desgaste, incomodidad y quiebre de gran parte de la sociedad para con la forma en que se ha relacionado. Sin la crisis social, no se habría acelerado la discusión constituyente, eso es un hecho.

Lamentablemente, hasta ahora, hemos apreciado una conversación más concentrada en remarcar las diferencias, que en enfatizar los puntos comunes, lo que bien pudiera ser el efecto de la brecha causada por el estallido y cierta excesiva, además de pobre, por lo simplista y reduccionista, intoxicación ideológica, entre los distintos grupos.

Ciertamente la figura presidencial ha concentrado el grueso de las críticas y ha dividido aguas, con una enorme incapacidad en el desafío de proponer a los chilenos que solo el camino del entendimiento implicará resguardar la paz social y la democracia como forma de organización.

Por ello, más que hablar del año de recuperaciones económicas, que siendo muy importante, es mejor enfocarnos en convencer a la ciudadanía de la urgencia y absoluta necesidad de comenzar a encontrarnos, conocernos e iniciar un diálogo que será difícil, pero es indispensable para el futuro.

Es cierto, tampoco debemos ser ingenuos al punto de caer en certezas equivocadas. Todo ese objetivo será complejísimo de resolver, sin reconocer las desconfianzas existentes, las promesas rotas, las expectativas insatisfechas y la carencia de sueños comunes.

El encuentro que abrirá la discusión constituyente es un espacio que será muy interesante para Chile, en un año de reactivación, pero por sobre todo -así lo esperamos- de un inicio de reencuentro.