Vacuna y postergación de enfermos crónicos
Puesto que en salud, como en otras tantas áreas, los recursos no son ilimitados, a menudo las autoridades a cargo deben darse a la difícil tarea de priorizar. En ese contexto, se ha anunciado que la vacunación contra el COVID-19 para enfermos crónicos, se posterga hasta el 8 de marzo, para dar cobertura a los profesores y asistentes de la educación.
En ese sentido, este "retraso" de dos semanas en relación con lo previsto inicialmente, no configura un riesgo importante para la población ni un traspié en este proceso que ha sido tremendamente eficiente. La gran mayoría de personas que padecen una enfermedad crónica, se encuentra en el grupo de adultos mayores, por lo tanto, gran porcentaje de ellos ha sido inoculado, por estar incluido dentro del calendario de vacunación según edad, que el Ministerio de Salud ha establecido.
La oportuna negociación de las autoridades locales con los laboratorios internacionales, permitió que Chile tuviera una disponibilidad de vacunas suficientes, pero esa era sólo una parte del proceso. Se necesitaba, además, una cadena de transporte de insumos en las condiciones adecuadas, espacios acondicionados para la inoculación y personal debidamente entrenado. Afortunadamente, Chile ya contaba con estos elementos, pues son características del robusto sistema de inmunizaciones con el que contamos y que sienta sus bases en la Atención Primaria de Salud (APS). El mismo que da cobertura a los problemas más prevalentes de salud, que se encarga de brindar la primera atención a las familias y que no distingue a las personas por su edad, por género ni por ingreso.
Dr. Claudio Olmos, académico Facultad de Medicina UNAB y coordinador Unidad Investigación INDISA
La importancia de cotizar
Señor director:
Cotizar es la piedra angular de toda la seguridad social que protege a los trabajadores y sus familias, por lo que sus alcances van mucho más allá de una pensión en el futuro.
Beneficios como licencias médicas, seguros de invalidez y sobrevivencia, enfermedades profesionales, Ley Sanna, son sólo alguno de los beneficios de cotizar, a lo cual debemos sumar la mayor facilidad de capacidad de crédito para la vivienda propia, entre otros.
Lamentablemente, vemos que muchos trabajadores prefieren la informalidad, la subcotización, o tratos de palabra para evitar el pago de cotizaciones, para mejorar sus ingresos líquidos o bien para no perder otros beneficios del Estado.
Lamentablemente la reforma previsional no tiene un foco en incentivar la cotización formal, por el contrario, el destinar parte de la cotización adicional a un fondo de reparto incrementará la subcotización y que personas prefieran no cotizar.
Cotizar brinda seguridad y fortalece las futuras pensiones, ahí deben estar los reales esfuerzos previsionales.
Eduardo Jerez Sanhueza
Renunciar en pandemia
Señor director:
En general, y bajo condiciones de normalidad, son varias las motivaciones que pueden llevar a una persona a renunciar a su empleo. Una de ellas se relaciona, por ejemplo, con la oportunidad de percibir una mayor remuneración a la actual.
Sin embargo, en la actual situación de pandemia pueden incidir otros factores en tal decisión, como el hecho de conseguir un puesto que no implique tomar contacto directo con muchas personas o que permita teletrabajar, para así disminuir el riesgo de contagiarse con coronavirus.
En términos macros, y antes de renunciar al actual trabajo, hay que sopesar la incertidumbre que genera la pandemia en la economía del país, lo que puede frenar la inversión y, con ello, afectar negativamente el empleo.
En términos más específicos, la persona debe tener en cuenta su antigüedad en la empresa, los beneficios a los que accede (flexibilidad de horario, capacitación, días libres, guardería, etc.) y no sólo fijarse en una mejora económica inmediata que, si bien es importante, es una parte del todo.
En el fondo, la recomendación es cuidar el actual trabajo y sólo renunciar a éste cuando se haya encontrado otro que ofrezca mejores condiciones laborales y/o mayores proyecciones profesionales. Lo peor que una persona puede hacer en estos momentos es dejar lo que tiene y empezar a buscar de cero un nuevo trabajo, pues dada la crisis sanitaria muchas empresas han detenido las contrataciones o las han postergado.
Andrés Cardemil, director de HumanNet