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Aline Kuppenheim llega al radioteatro de Santiago a Mil con obras infantiles

NIÑOS. La actriz interpretará dos cuentos del premiado escritor Juan Villoro, con foco en las emociones e ideas de los pequeños.
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Amelia Carvallo

La destacada actriz de cine y televisión Aline Kuppenheim se presentará en formato sonoro durante el Festival Internacional Santiago a Mil, con tres piezas infantiles: "Buchetinno", "El hámster del presidente" y "El taxi de los peluches", estas dos últimas obras basadas en textos del escritor y periodista mexicano Juan Villoro, ganador del Premio Herralde por su novela "El testigo".

Kuppenheim explicó que "'El taxi de los peluches' está sobre todo dirigida a la primera infancia", mientras que "El hámster del presidente" es para todo espectador, y para "Buchetinno" recomendó que los adultos acompañen a los niños.

"Lo ideal es escuchar en casa, con poca luz, acostados en lo posible, como fue el montaje que hicimos en 2010, donde el público se acostaba y escuchaba a María Izquierdo que contaba, bajo una luz muy tenue, era una obra muy auditiva, que emerge desde el sentido del oído, así que tenía mucha coherencia hacerlo en este momento", dijo la también directora de la compañía Teatro y su Doble.

Sobre "El hamster del presidente", la intérprete contó que están preparando una versión en vivo, que espera sea posible hacer durante enero, dependiendo de las condiciones sanitarias de la capital. "Este año el público tendrá que estar más atento a las fechas y los cambios de la parrilla presencial".

-¿Cómo te encontraste con los cuentos de Villoro?

-Fue una propuesta de Carmen Romero (directora de Fundación Teatro a Mil), ella me habló de estos cuentos y me los pasó para que hiciera algo sonoro con ellos. Más que un radioteatro es un cuentacuentos con cierto apoyo audiovisual, no es sólo para escucharlo, hay algunos elementos de animación, estamos los actores en unas pantallitas, como si estuviéramos en Zoom contando este cuento, algo entre la experiencia lectora, la teatral y lo del radioteatro.

-¿Y qué te parece Villoro?

-Siempre lo he encontrado un muy buen escritor, creo que es una persona con mucho sentido del humor, algo que se ve reflejado en esos cuentos. Además, admiro mucho a los creadores que dedican parte de su obra a los niños, porque es necesario y se hace poco, siempre estamos en deuda con los niños, sobre todo en Chile en cuanto a la oferta cultural, y eso la pandemia lo comprobó.

-Dejaste las marionetas a un lado para sumergirte en lo auditivo, ¿cómo fue eso?

-El trabajo con el sonido es muy apasionante, fue interesante contar historias desde otro acercamiento, diversificar lo que hacemos siempre de otra manera. Creo que todo trabajo deja algo para el siguiente, por ejemplo en este caso, donde creo que el aspecto sonoro es la base, vino a reforzar también ese trabajo que hemos venido haciendo desde nuestra primera obra. Nosotros trabajamos previamente con una pista sonora grabada que sitúa al público en algo que la marioneta limita como lenguaje, usamos mucho los sonidos para apoyar eso, para generar imágenes de cosas que hacemos aparecer en el escenario pero a través del sonido.

-¿Qué es para ti el teatro infantil? ¿Desde dónde lo exploras?

-Con nuestro cuento 'El capote', que no es propiamente para niños, de hecho es bastante rudo, nos dimos cuenta que el mundo del teatro infantil estaba asociado, indefectiblemente, al mundo infantil. Y para nosotros era muy importante abordar a ese público con la misma exigencia, la misma seriedad con que se aborda el teatro para adultos. Yo no lo definiría como teatro infantil, sino como teatro para niños, y no necesariamente con un fin didáctico o de entretención, también para reflexionar y visitar ciertos espacios interiores que los niños también tienen, sus sufrimientos, preocupaciones, los temas que les interesan. Abordamos al niño como el individuo que es, atravesando por la infancia, y no necesariamente como suponemos que son los niños. Nos alienta mucho ver que ellos reaccionan muy bien, entienden todo: de repente hay largas tiradas de texto que uno podría decir que se aburrirán, pero no, se mantienen ahí atentos, calladitos, mirando muy interesados, yo me doy por pagada con eso.

-¿Cómo viviste 2020?

-Encerrada en mi casa, en una búsqueda que creo fue común a la mayoría de los que nos dedicamos a esto, encontrar una manera de seguir en contacto con nuestro trabajo, con el público, y buscar lenguajes nuevos que pudieran tener una coherencia con el momento que estamos viviendo, en todo sentido, y haciendo estos radioteatros que vamos a mostrar en el festival, también pensando en futuros proyectos cuando las cosas vuelvan a ser 'como eran', (...) por lo menos en el teatro.

Candidato chino al Nobel afirma inspirarse en Juan Rulfo

OBRAS. Yan Lianke dijo que las letras latinoamericanas son "las más grandes del siglo XX, (...) luego se empezó a bajar".
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Yan Lianke, escritor chino y habitual candidato a los premios Nobel y Princesa de Asturias, afirmó que a los 30 años lo sorprendió el autor mexicano Juan Rulfo ("Diles que no me maten") y consideró que la literatura latinoamericana "es la más grande del siglo XX".

Yan (62) es considerado uno de los mejores novelistas de la China actual, y acaba de publicar su última novela en español, "La muerte del sol", una espeluznante sátira distópica sobre un pueblo en el que sus habitantes, sonámbulos, se dejan llevar por sus pulsiones y deseos más ocultos, llevando a que los muertos colapsen el sistema de salud, igual que hoy en la pandemia.

Sin embargo, el candidato al Nobel y al Princesa de Asturias no puede publicar sus libros en su país, aunque sigue viviendo en la capital, Beijing. Ahí, señaló a la agencia de noticias Efe que "cuando tenía menos de 20 años, es increíble, pero no leí ningún libro extranjero. Era el periodo de la revolución cultural y pensaba que todos eran iguales que los nuestros".

"A los 30 años me enfermé. Al echarme en la cama leí 'Pedro Páramo' y me fascinó. (El autor mexicano) Juan Rulfo rompió los límites entre la realidad y la fantasía, fue mi mayor influencia. Me hizo descubrir la literatura latinoamericana. Con ella, que es la más grande del siglo XX, se alcanzó una estación terminal desde la que luego se empezó a bajar. Tengo un inmenso agradecimiento a los autores latinoamericanos, han alimentado mi vida y mi escritura", dijo Yan.

Luego, el también autor de "Días, meses, años" dijo que comenzó "a leer a un grupo de autores latinoamericanos, al menos diez, y todos me gustaban. (Gabriel) García Márquez, (Julio) Cortázar, (Jorge Luis) Borges, (Alejo) Carpentier. La lengua española ha hecho una gran contribución a la literatura del mundo".

No poder escribir

En "La muerte del sol", Yan aparece como un personaje más de la novela, un autor famoso inmerso en una crisis creativa y cuyos libros ya nadie lee: "Siempre tengo miedo de que llegue un momento en que no pueda escribir. Hasta los 70 creo que podré escribir bien, después ya no creo", sostuvo.

"Los libros de los escritores mayores no tienen comparación con los que hicieron cuando eran más jóvenes. Los pintores o los cineastas son distintos, pueden pintar muy bien de ancianos. Hay pintores que siempre hacen caballos o camarones, pero un escritor no puede escribir sobre la misma cosa toda su vida", explicó Yan.

Confundieron a Jamiroquai con líder que tomó el Capitolio

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Jay Kay aclaró la confusión en su cuenta de Twitter, asegurando que aunque le encantó el sombrero de Jake Angeli que simulaba un bisonte, no era él.Una de las imágenes más llamativas que dejó la toma del Capitolio protagonizada por partidarios de Donald Trump esta semana, fue la de Jake Angeli, un actor de 32 años que es conocido como "The Q Guy" o "The Q-Shaman", y que se define como un "chamán".Luego de que las fotografías de "The Q Guy" se hicieran virales en todo el mundo, muchos resaltaron su gran parecido con Jay Kay, el vocalista del grupo Jamiroquai.