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La ERDA y el gobernador

Mario Maturana Claro , Académico UDA y Presidente del Capítulo Regional de la FCHDD
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En los últimos años las regiones han establecido estrategias regionales de desarrollo (ERD) como una manera de ordenar el desarrollo de una manera estratégica, con distintas suertes. La última ERDA (Estrategia Regional de Desarrollo de Atacama), vigente hasta el 2017, tuvo poco efecto orientador el gasto público regional, puesto que un bajo porcentaje del gasto ejecutado en la Región estuvo asociado a los lineamientos y acciones incluidas en la estrategia, durante su vigencia de 10 años. No podía ser de otra manera, en el contexto de un sistema de inversión y gasto público desarticulado, en el que las líneas de gasto provienen de políticas nacionales, fondos nacionales, inversión sectorial y en escaso monto de fondos regionales como el fondo regional de inversión, era imposible asociar de manera importante el gasto ejecutado en la Región y la ERDA.

Con la instalación del gobernador regional y la conformación del Gobierno Regional entre este y el CORE, la situación cambiará de manera muy importante, puesto que la ERD adquirirá una importancia central, por lo menos desde dos perspectivas. En primer lugar, como el gobernador deberá cumplir el programa de gobierno inscrito junto con su candidatura, lo más probable y conveniente es que trate de insertar acciones comprendidas en su programa en la planificación regional, en la medida que sea posible desde el punto de vista legal y presupuestario y, en segundo lugar, como corresponde al Gobierno Regional diseñar, elaborar, aprobar y aplicar las políticas, planes, programas y proyectos de desarrollo de la región en el ámbito de sus competencias, los que deberán ajustarse al presupuesto de la Nación y ser coherentes con la estrategia regional de desarrollo y los planes comunales de desarrollo, lo más probable es que dicha planificación considere el programa del gobernador.

De esta manera, adquiere importancia estratégica el momento en que se comience a elaborar la estrategia regional de desarrollo, puesto que sería conveniente que ese proceso sea liderado por los directivos del gobierno regional que tendrán la obligación de cumplirlo, es decir, cuando el gobernador regional asuma y se integre al CORE, para formar el gobierno regional. De otra forma, si al asumir el gobernador se encuentra con una ERDA ya elaborada, naturalmente tendrá menos adhesión a ella y será más difícil que pueda integrar acciones de su programa de gobierno en una estrategia ya diseñada.

Dicho lo anterior, es también relevante que la estrategia de desarrollo regional, que deberá orientar la acción del futuro gobierno regional descentralizado, se elabore sobre la base de un diagnóstico de la realidad regional, focalizado, y sustentado en evidencia empírica. Para ello, hemos realizado en desde la Universidad de Atacama y la Fundación Chile Descentralizado…Desarrollado (FCHDD), por encargo del Gobierno Regional, un estudio que recomienda la creación un centro de estudios estratégicos de Atacama, una de cuyas primeras tareas debería ser la provisión de estudios en los cuales fundar ese diagnóstico.

Solidaridad en pandemia

Uno de cada tres chilenos hizo voluntariado este año y seis de cada diez donó dinero a causas nobles. Eso habla bien del alma de los chilenos. En un año que dejó muchas lecciones amargas, hay que rescatar lo hecho por miles de personas que estuvieron dispuestas a colaborar con quienes más lo necesitaban.
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La solidaridad, esa conducta humana a través de la cual una persona colabora desinteresadamente con otras, es una característica fuertemente arraigada en el alma nacional. No cabe duda.

En un año marcado por las angustias y los pesares, miles de chilenos no renunciaron a ser solidarios, y contribuyeron con tiempo, ingenio o recursos a distintas iniciativas que resultaron claves en un contexto de graves amenazas para las personas.

Fundación Trascender y Criteria dieron cuenta de esto en la duodécima versión de la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad, conocida hace unos días.

Según ésta, el 32% de las chilenas y chilenos hizo algún tipo de voluntariado este año y el 60% contribuyó con alguna donación en dinero.

Entre los encuestados que declararon haber realizado voluntariado en los últimos 12 meses, un 43% lo hizo en alguna actividad relacionada con la pandemia del Covid-19, como apoyo en un comedor solidario u olla común, distribución de cajas de alimentos o la entrega de asistencia a personas necesitadas.

El estudio también revela que aumentó la frecuencia del voluntariado. En 2019 se registró un 48% de gente que hizo voluntariado al menos una vez al mes, mientras que este año ese ítem subió a 52%, siendo la opción de "una vez a la semana" la que marcó un mayor repunte.

La encuesta además dice que el 55% de los encuestados cree que Chile es un país solidario, pero este porcentaje aumenta a 82% cuando "nos vemos enfrentados como sociedad a una catástrofe".

Los datos de Trascender y Criteria ponen en cifras algo que en la región se percibió con fuerza. En el momento de más necesidad, miles de personas estuvieron disponibles para tender una mano.

Personal médico y de salud, profesores, jóvenes estudiantes, vecinos y organizaciones sociales no dudaron en hacerse presentes para contribuir con los más necesitados, los postergados o los que requerían una palabra de aliento medio de la tempestad.

En un año que dejó muchas lecciones amargas, hay que rescatar lo hecho por estas personas. La solidaridad es un tesoro que no podemos perder.