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"No vi la mano de Dios, pero contribuí al gol del siglo"

MÉXICO '86. Ali Bennaceur, el juez del partido de Maradona ante Inglaterra, recordó detalles del histórico gol.
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Efe

Ali Bennaceur, el árbitro tunecino que concedió el polémico gol con la mano a Diego Maradona en el Mundial de México 1986, dio una entrevista a Efe donde recordó detalles de una jornada inolvidable, en la que asegura que no vio la picardía de "Pelusa" y se muestra orgulloso de su actuación en aquel día, porque en su opinión con su decisión de aplicar la ley de ventaja contribuyó a que el mundo disfrutara del "gol del siglo".

-¿Qué recuerda de aquel 22 de julio de 1986 en el estadio Azteca?

-Como siempre he dicho, la "mano de Dios" no fue mi responsabilidad. En mi 1986 no había árbitros principales y jueces de línea. Todos ejercíamos de árbitros y otras de jueces de línea. A los 42 árbitros de diferentes nacionalidades que estábamos la FIFA nos dio una consigna bien clara: si vuestro amigo, el que arbitra contigo, está en mejor posición y ve mejor la secuencia y la situación debes tomar en consideración su intervención.

-Pero el juez de línea, Bogdan Dochev, asegura lo contrario, que la directiva de la FIFA no permitía contradecir al árbitro principal.

-Si usted ve el video de la "mano de Dios", yo empiezo a recular hacia el centro y miro a mi colega porque tengo dudas ya que Shilton, el portero, me daba la espalda pero estaba de cara a mi colega en la banda. Así que apliqué la consigna de la FIFA, él me confirmó el gol y yo continué con el partido de forma natural. Porque para mí el gol era legal, ya que mi colega me lo había confirmado.

"HABlÉ con shilton"

Aquel tanto entró en los anales de la historia por tres razones: la picardía de Maradona, que como repitió en varias ocasiones actuó por instinto y miró de forma repetida al línea para ver si lo concedía; la narración apasionada de Víctor Hugo Morales, que desde el inicio advirtió el toque con el puño del pequeño ante el gigante, y lo que significó para Argentina como nación orgullosa en el contexto de revancha bélica por la Guerra de las Malvinas que precedió en la prensa.

-¿Qué más recuerda de aquel día, a parte del calor?

-Vino el segundo gol, el que llaman "el gol del siglo", y en el que con toda la modestia participé porque cuando arrancó trataron de derribar a Maradona, y aún así continuaba, porque era un gran jugador, y yo detrás de él le decía en todo momento, "ventaja, ventaja" hasta que el marcó ese gol.

-Habló después del partido con los ingleses, ¿qué les dijo cuando supo que el gol había sido con la "mano de Dios"?

-Ya dije que hablé con Shilton, que le expliqué de la misma manera que no fue mi culpa, que fue responsabilidad de mi colega que estaba en la banda y le dije otra cosa que lo dejó contento: y creo que es verdad. Cuando Inglaterra descontó estaba orgulloso de mi actuación, quería quedarme más tiempo en el campo, esperaba que ellos igualaran para que hubiera prórroga. A mí, como árbitro, me importaba hacerlo bien, me daba igual que ganara uno u otro.

-Ahora existe el VAR y goles como el de Maradona no podrían darse. ¿Qué le parece esta innovación?

-El VAR esta bien, pero no va a evitar los errores. ¿Por qué? Porque los árbitros del VAR pueden dar imágenes y secuencias que no son reales. No dan todas las secuencias, y por eso el árbitro principal no puede juzgar bien.

-¿Qué le explicó Maradona sobre el gol cuando le visitó en Túnez hace unos años?

-Cuando me visitó en casa, alguien le preguntó por qué usó la "mano De Dios". Y respondió de una forma inteligente: "Yo quería derrotarlos, yo quería ganar y quería ganarles de la manera que fuese".

-¿Y qué le contestó usted?

-He arbitrado a muchos buenos jugadores, pero Maradona era otra cosa. Además de su cualidades técnicas, tenía un carácter revolucionario con el que quería ganar de todas las maneras posibles. Cuando me visitó le dije que no había sido Argentina quien había ganado el Mundial, sino que él. Fue un gran hombre que amaba a su país y su camiseta e incluso si perdía no bajaba los brazos.

Mick Schumacher tras los pasos de su padre: fue el campeón de la Fórmula 2

MOTOR. Ahora lo espera su debut en F1.
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Aunque no ganó la carrera este domingo en Bahrein, el alemán Mick Schumacher, hijo del heptacampeón mundial de Fórmula Uno, Michael, celebró a lo grande su paso, la próxima temporada, a la máxima categoría tuerca del munco ganando el título de campeón de Fórmula 2.

Con 21 años, el piloto de Prema Racing se consagró en la categoría tras alcanzar los puntos suficientes para levantar el trofeo por sobre el inglés Callum Illot, de Virtuosi.

Schumacher, que el año próximo será piloto de F1 en la escudería Haas, fue decimoctavo en Sakhir y acabó el campeonato con 215 puntos, catorce más que Ilott, el único que aún podía arrebatarle el título de F2 en la última prueba del año; y que concluyó décimo ayer una carrera que ganó el indio Jehan Daruvala (Carlin).

Tercero en la general de pilotos fue el japonés Yuki Tsunoda, que se espera que también pase ahora a la Fórmula Uno con el equipo AlphaTauri.

Lágrimas de campeón

Después de salir de su monoplaza, Mick se arrodilló por varios segundos, cubriéndose los ojos con las manos. Prueba evidente de su emoción ante tamaño logro deportivo.

"Me siento abrumado", dijo tras la carrera. "Voy a necesitar de varios días para poder asimilarlo", contó.

Problemas en los neumáticos obligaron a Mick a entrar a "pits" tras 15 vueltas, por lo que se reintegró a la carrera desde el último puesto.

"Campeón de la Fórmula 2 suena muy bien; pero obviamente me sentiría o sonaría mucho mejor si hubiera hecho una buena carrera hoy (ayer)", reflexionó Schumacher tras conquistar el título. "Pero sin embargo hicimos lo suficiente y al final lo que queda es que ganamos el título", señaló.

"Tardaré unos días en asimilarlo. Estoy muy feliz y agradecido, sobre todo a todo el mundo en el equipo", comentó.