Control de choferes de colectivos en Copiapó: un imperativo
Dirigentes del gremio reclaman que no hay hoja de ruta lo que se presta para ilícitos y recordaron que Hugo Pastén manejó sin control durante crímenes. ¿Qué seguridad hay para las personas, especialmente mujeres, cuando los propios dirigentes dicen que no saben quién está manejando hoy los colectivos?
Dicen que en cualquier situación lo primero siempre es resolver lo más urgente y que entre dos tareas, siempre se debe resolver la que cause efectos más dañinos, algo que no parece ser la tónica en la falta de hoja de ruta de los colectiveros de Copiapó.
Hace ya un par de meses que los choferes no tienen esta herramienta clave para su control producto que fue suspendida por las aglomeraciones que ocurren en los terminales, pero aún no está disponible una aplicación para reemplazarla, lo que está provocando un desorden, malas prácticas e incluso se presta para ilícitos muy graves.
El representante legal de la Línea 02 de Colectivos de Copiapó y vicepresidente nacional de la Confederación Nacional de Taxistas de Chile, Raúl Morgado, dijo que "hoy no sabemos quién está manejando" e incluso recordó que Hugo Pastén manejó un colectivo. "Eso ya pasó en el caso de Hugo Pastén. Entonces lamentablemente hoy día eso puede volver a pasar", expresó.
Grave es lo que ocurre en las calles locales, donde puede haber conductores con buenas intenciones, pero otros que pueden aprovechar este servicio clave para la comunidad para cometer irregularidades y actos que podemos lamentar por siempre.
Cuesta entender que por cerca de ocho meses se mantenga una situación y por ello parece necesario que vuelva el sistema o que derechamente el proyecto para crear una aplicación esté listo en el corto plazo.
Lo ocurrido con la hoja de ruta es el reflejo de un servicio que requiere modernizarse. Un grupo de vehículos cuya fiabilidad, comodidad y emisión de gases queda en duda dada su antigüedad; choferes que no tienen un protocolo de trato y demasiadas facilidades para conducir un móvil de este tipo, hacen necesaria una intervención.
Pero es injusto cargar todo en los colectivos. Por largos años los Uber han funcionado sin que aún haya claridad en sus controles e incluso en cuarentena operaron sin fiscalización, mientras que fue posible encontrar "taxis piratas" que usaron de forma irregular permisos durante el confinamiento para transportar pasajeros.
En definitiva hablamos de un servicio de transporte que en general muestra precariedad, irregularidades y que incluso se presta para cometer ilícitos gravísimos. Sin embargo, ante la urgencia parece atendible devolver la hoja de ruta, mientras se trabaja en una aplicación, para resolver primero la que causa más efectos dañinos.