Pensiones I
Señor director:
No deja de llamar la atención el simplismo, la poca preparación en temas técnicos y la nula visión de largo plazo en materia previsional, lo cual fue muy bien resumido por el economista y reconocido experto previsional David Bravo quien señaló que "el Congreso pasó a ser parte del problema en el caso de las pensiones". Aún estamos a tiempo de enmendar el rumbo, al menos en medidas paliativas para que exista una mayor responsabilidad de quienes se acojan a un segundo retiro de fondos previsionales, y ellas son retrasar la edad legal de pensión y el ingreso al pilar solidario en un año, y así sucesivamente para futuros retiros previsionales.
Ángel Rioseco
Pensiones II
Señor director:
Un segundo retiro del 10% claramente afectará el monto de las futuras pensiones, pero a la vez será un segundo espaldarazo a nuestro sistema previsional, el cual ya se vio muy fortalecido luego del primer retiro del 10%.
Con el primer retiro, las personas comprobaron que el dinero existe, que es de su propiedad,que no es una estafa piramidal, y que por muchos años varios políticos y detractores de nuestro sistema previsional mintieron.
En el primer retiro del 10%, sobre un 90% de los afiliados solicitó su dinero previsional, muchos por la necesidad propia de la actual crisis económica, pero también muchos lo retiraron porque no confían en nuestras autoridades, ni en las intenciones finales de algunos políticos, que sólo buscan dañar y eliminar nuestro sistema previsional.
Es importante normar futuros retiros previsionales, y no depender del populismo de nuestros políticos, pero también debemos confiar en el sentido de propiedad que ha nacido sobre nuestros ahorros previsionales.
Eduardo Jerez
Sueños
Señor director:
Los piojos se matan de a uno reza el dicho popular. Hace una semana los que formamos parte del casi 79% que dijo "Apruebo" y "Convención constitucional" matamos ese domingo un piojo gordo. Pero nuestro país padece una pediculosis social severa y tras ese piojo de dimensiones épicas, aparecen entre los pelos que la ciudadanía decidió echar a la sopa del oasis regional, donde creía vivir el presidente y la mitad de los habitantes de 3 comunas de Santiago Oriente, otros piojos igualmente gordos y difíciles de atrapar.
La inteligencia y capacidad de la ciudadanía movilizada será quizás la única estrategia para matar adecuadamente el siguiente piojo: el de la elección de constituyentes el próximo domingo 11 de abril. A pesar de la relevancia de ese desafío, es una cuestión que debería venir después de soñar despiertos el país en el que nos gustaría vivir a nosotros, a nuestros ancestros que aún están vivos y a nuestra progenie que está dando sus primeros pasos en esta esquina del planeta.
Soñar es uno de los escasos milagros de la naturaleza que el modelo neoliberal que se pretende desmantelar, con ayuda de una nueva y mejor Constitución, no ha encontrado la fórmula de ponerle precio y mercantilizarlo en beneficio de unos pocos que tienen su domicilio entre Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea. Por eso, junto con idear las mejores estrategias para hacernos cargo de ese piojo del 11 de abril, creo que será clave soñar nuestro futuro. Soñarlo no en la tradicional clave en que regularmente caemos, donde identificamos con facilidad lo que no nos gusta, pero se hace más difícil verbalizar el mundo y nuestro entorno en el que nos gustaría vivir.
¿Qué parte del mundo que sueño me gustaría que los constituyentes que elija fuesen cómplices de esos sueños y se la jueguen a concho por traducir dichas quimeras actuales al articulado de esa nueva Carta Magna?
Sueño que esa entelequia difusa que llamamos Estado se ponga por fin los pantalones y se preocupe de todos sus ciudadanos, no del 0,1% de su población más adinerada. Sino que de todos.
Sueño que el Estado le ponga una lápida a la cultura patriarcal que permea todas y cada una de sus instituciones e inventos administrativos que se han generado desde que se inventó esta República llamada Chile e impida discriminaciones odiosas de este tipo sobre cualquier emprendimiento particular de servicio público.
Sueño con que el futuro Estado y su nueva Constitución reconozcan la necesidad de prescindir del mercado y sus lógicas mercantilistas.
Sueño vivir en un país cuyo Estado reconozca la enorme riqueza natural con la que eones de procesos geofísicos, geoquímicos, biológicos y evolutivos, dotaron de innumerables tesoros.
Sueño con un Estado que finiquite el ombligocentrismo promovido desde hace centurias desde las esferas de poder que operan en la Ciudad Capital de la República.
Marcelo Saavedra