Nuestro Río
Enviada por : Rosa González Salazar
El río de mi niñez, era un río con mucho caudal y en sus orillas crecía yerbabuena, yerba del platero y berro que sirve para hacer ricas ensaladas.
Mi familia vivió un tiempo cerca del río, madre, tío y hermanos, yo entonces tenía siete años.
A unos metros del río, había un local tipo pérgola, llamado "Balneario Palomar", donde los fines de semana atendían público. Era divertido, mirábamos la gente que bailaba al son de la orquesta, hacían concursos de cantantes, que premiaban a los mejores.
Fuimos felices bañándonos en el río y mis hermanos andaban a caballo, hasta que un día mi Madre pidió un terreno a Bienes Nacionales, en la Población Pedro León Gallo y tuvimos que irnos.
Para construir nuestra casa, mis hermanos mayores y tío, llevaron brea del río para hacer las paredes y totora para el techo y todo lo cubrían con barro.
Éramos los últimos en calle Maipú, doblando Los Loros, había puras piedras, nos costó acostumbrarnos, echábamos de menos el río y su vegetación, pero teníamos un pedacito de él en los materiales de nuestra casa.
Con el tiempo nuestra casa se fue transformando, plantamos árboles y luego llegaron vecinos, hicimos nuevas amistades, dejamos de sentirnos solos.
La escuela y el río nos quedaban lejos, estudiábamos en la Escuela Superior, que hoy es el Plaza Real y mi Madre los domingos nos llevaba caminando de paseo al río, no había micros, ni colectivos.
Más grande entendí la importancia de tener casa propia y ahora con setenta y tres años, soy madre, abuela y bisabuela y puedo decir que siempre quedaron en mi mente el río con sus aguas cristalinas.