La entrega de subsidios para el empleo y el regreso a clases tuvo ayer un interesante cruce en el marco de los efectos colaterales de la pandemia y que tienen como grandes damnificadas a las mujeres. El ministro Ignacio Briones planteó que "la verdad es que usted puede dar todos los subsidios que quiera, pero va a ser más difícil para la mujer", colocando en el tapete la apertura de salas cunas, jardines infantiles y colegios, un tema del que necesariamente debemos debatir, pero que es difícil y es poco útil dado que no abarca a toda la población femenina en la actualidad.
Vamos por parte. Es muy cierto lo que dicen Briones, autoridades y expertos, quienes han planteado el daño que están sufriendo niños por estar sin clases presenciales e incluso la Defensoría de la Niñez apoyó el plan emitido por el Ministerio de Educación con un retorno gradual y seguro en comunas en fase 3 y 4, pero lo cierto es que pareciera que estamos entrando recién en un terreno muy pedregoso y del que va a costar afirmarse al menos este año. No podemos poner el ejemplo de la apertura en Europa porque tenemos realidades distintas.
En este sentido, aunque haya cero contagios en ciertas comunas, hay otras que al estar en otras fases no podrán autorizar apertura de recintos y, a la vez, habrá recintos que no cumplirán la normativa o que no van a querer abrir para no asumir riesgos, por ende queda una gran cantidad de mujeres sin posibilidad de enviar a sus niños a las aulas.
Lo que falló, durante y antes de la pandemia, fue que la llamada inclusión femenina fue algo más bien superficial.
El Presidente Sebastián Piñera planteó que "sabemos que las mujeres han sido especialmente golpeadas por esta crisis, por eso este subsidio a la contratación va a ser mayor cuando la persona contratada sea una mujer", en una acción asertiva, pero lo cierto es que esto no se trata solo de recursos.
Pareció una cuestión casi automática que una vez iniciada la pandemia, los roles en el hogar quedaran supeditados a lo tradicional, pese a que desde lo público y lo privado se remó para que las mujeres tuvieron más espacios laborales.
Esto demuestra que antes y durante la epidemia no se ahondó en cuestiones importantes como permitir dar más empoderamiento a las mujeres en roles ejecutivos, incentivos a tomar el post natal masculino, eliminar sesgos ante contratación femenina y, lo principal, que la paridad sea una regla y que las mujeres son muy necesarias para la productividad laboral, lo que no es un asunto filosófico, sino que ha sido demostrado en distintas partes del mundo.