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Importancia de la ley del cáncer

Las políticas de salud pública se han implementado para respaldar la elección individual de estilos de vida saludables, algo que debe ser prioridad. También es necesario señalar que entre el 30 y 40% de los cánceres se pueden prevenir al reducir la exposición a los factores de riesgo (tabaco, alcohol, sedentarismo). Eso es absolutamente fundamental.
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Acaba de promulgarse la Ley Nacional del Cáncer, que fue aprobada a principios de agosto y establece normas para la planificación, desarrollo y ejecución de políticas públicas para prevenir el aumento de la incidencia de la enfermedad. La normativa favorece a pacientes diagnosticados, asegurando el tratamiento y protección laboral.

Además, se creó un fondo de más de 60 mil millones de pesos para financiar tratamientos que no son cubiertos por el Auge, y para la promoción de salud. Esta ley abordará la difícil situación que cada año enfrentan 45 mil personas que son diagnosticadas con algún tipo de cáncer en Chile, mediante la prevención, detección precoz y atención oportuna.

El cáncer es un problema creciente en todo el mundo, y muy relevante en nuestra región, por varias razones, entre las que figura el envejecimiento de la población y los cambios en los estilos de vida que aumentan la prevalencia de riesgo, la contaminación. Los principales factores detonantes son el tabaco, la obesidad, el bajo consumo de vegetales y frutas, la falta de actividad física, el abuso del alcohol y la infección con el virus del papiloma humano por transmisión sexual.

Los casos de mayor frecuencia entre los hombres son de próstata (21,7%), pulmón (9,5%), colorrectal (8%), vejiga (4,6%) y estómago (2,9%). Entre las mujeres, los que tienen mayor incidencia son de mamas (25,2%), pulmón (8,5%), colorrectal (8,2%), tiroides (5,4 %) y cervicouterino (3,9%). La OMS calcula que el número de casos aumentará un 32%, superando los 5 millones de nuevos pacientes en 2030, en América Latina.

La ley promulgada crea el Fondo Nacional del Cáncer, destinado a financiar total o parcialmente los programas y proyectos relacionados con la investigación y estudio. También se formarán más especialistas para el tratamiento de la enfermedad. Asimismo, se crea la Red Oncológica Nacional, que constará de centros especializados que serán parte de la Red Asistencial de Salud, con el propósito de entregar diagnósticos, tratamientos y seguimiento de los pacientes.

Un avance tremendo que debe reconocerse.

No es la droga, es la pobreza

Baldo Prokurica Prokurica , Ministro de Minería, Iván Muñoz, Psicólogo y director Paréntesis del Hogar de Cristo
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A fines del pasado junio se dio a conocer el Informe Mundial sobre Drogas 2020 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), donde uno de los puntos más preocupantes para nuestro país es que somos punteros en una lamentable tabla. La de las drogas, especialmente en población escolar, liderando en la prevalencia/año del consumo de marihuana a nivel mundial. Lo más preocupante no es el dato, es que la cifra y el problema no son nuevos.

Esta noticia volvió a aparecer hace algunas semanas a propósito de la dificultad de la ejecución de programas de apoyo, debido al cierre de colegios por la crisis sanitaria. Este dato más lo señalado por el Informe de UNODC, hace pensar que las cifras que ya eran malas, empeorarán en el futuro, ya que habrá generaciones que no han recibido suficiente prevención. Esto, sin embargo, no es así. Uno de los grandes errores es pretender abordar este fenómeno desde un solo lugar, desde el punto de vista de "las drogas", y no desde el sujeto, la persona, su comunidad, su contexto.

Si la noticia del alto consumo de nuestros jóvenes no es nueva y realizar prevención no es la única solución, ¿cuál es el camino? El mismo Informe Mundial concluye que existe una asociación entre desarrollo de trastornos por consumo de drogas y desventaja social. Esto es: bajo nivel educativo, mayor dificultad para encontrar y permanecer en el empleo, inestabilidad financiera y pobreza, posiblemente los problemas que más se han evidenciados en este contexto de pandemia.

Por lo tanto, el esfuerzo debe estar puesto en la intersectorialidad. Esto no es drogas, es salud, empleo, vivienda, justicia y una serie de dimensiones del bienestar social. Se debe favorecer que la política pública en este tema aborde y logre modificar los aspectos que propician el inicio y desarrollo del consumo. Que pueda dar coherencia a propuestas que complementan lo humano y lo ciudadano, para así dar más base, más apoyo para evitar que las drogas tengan más espacio para abarcar. Eso podría ser finalmente una real forma de prevenir.


Política minera 2050: un aporte para Chile

La minería ha sido durante muchos años la gran palanca de desarrollo de Chile debido a su capacidad para generar empleos y contribuir a que muchas familias superen la pobreza.

Si revisamos algunas cifras, esta actividad representa el 10% del PIB nacional, un 53% de las exportaciones y, además, buena parte del gasto social del Estado se ejecuta con recursos que ella genera.

Por otra parte, la minería en Atacama da cuenta de un escenario favorable con 13 proyectos en evaluación ambiental por US$ 1.380 millones, 35 iniciativas aprobadas ambientalmente y en tramitación de permisos sectoriales por US$ 7.193 millones y otras cinco obras en construcción por US$ 870 millones. De esta forma, se encumbra como la segunda región con más proyectos de inversión minera a nivel nacional.

Bajo esta perspectiva, es curioso que un país con tradición minera desde antes de la llegada de los conquistadores no haya tenido a la fecha una Política Nacional que guíe los destinos de su principal actividad económica.

En este sentido, nadie podría creer, por ejemplo, que Israel no cuente con una política de Defensa, Arabia Saudita no tenga algo similar en materia de petróleo o Argentina en el ámbito agropecuario.

Conscientes de este escenario y como parte del programa de gobierno del Presidente Piñera, consagramos la necesidad de contar con una Política Nacional Minera 2050.

Fue así como este año iniciamos la fase territorial a través de encuentros virtuales en todas las regiones para levantar insumos que nos permitan construir una hoja de ruta del sector y engrandecer este trabajo con el conocimiento propio de las zonas del país.

En este contexto, hace unos días fue el turno de Atacama donde realizamos la primera mesa de trabajo en la provincia de Copiapó, instancia que replicaremos en las provincias de Chañaral y Huasco el 22 de septiembre y 1 de octubre respectivamente.

Si bien nos queda camino por recorrer, siento que el desarrollo de estas jornadas en mi región, enriquecerán este trabajo, pues ya han surgido interesantes aportes.

En esta línea, agradezco profundamente a todos quienes nos están acompañando en estos encuentros, pues obtendremos valiosos insumos para que la minería sea el gran motor de la reactivación económica del país post pandemia.