Modernizar el sistema de sufragio
¿Hay alguna solución para que votar en el plebiscito del 25 de octubre próximo sea más seguro?, lamentablemente parece ser que no, y que como país, nuevamente, hemos llegado tarde con propuestas asociadas a desafíos modernizadores del derecho a sufragar. Llevamos años hablando de voto electrónico, a distancia o por correo. Sin embargo, hoy, ante la premura de una elección, se activa el tema, pero una vez más de manera reactiva. A dos meses del plebiscito poco y nada se puede hacer. No obstante y de cara a la gran cantidad de elecciones que presenta el 2021, se hace oportuno evaluar algunas de las alternativas, actualmente, viables.
El voto electrónico no soluciona el tema porque requiere igual ir al lugar de votación, sólo se reemplaza el papel por un terminal computacional. El voto a distancia, por medio de dispositivos móviles, como idea es muy buena, pero aún es un sistema demasiado vulnerable. ¿Cuáles son entonces las opciones que podrían resultar? Está el voto anticipado (como se estila en Canadá, Estados Unidos, Finlandia y Australia) dónde cada ciudadano puede sufragar con antelación en los lugares establecidos para ello. Otra alternativa es el voto por correo, Argentina, México, España, EE.UU. e Italia ya lo hacen y por último existe la opción de centros móviles de votación.
En estos últimos, los vocales acuden a las casas o instituciones determinadas un día específico. Lo anterior, con el fin de que aquellos que por diferentes razones no puedan acudir el día de la elección, lo hagan antes de forma secreta y segura. Australia, Canadá, Finlandia y Ecuador ya han implementado este sistema.
Frente a la actual pandemia, el mayor riesgo de acudir a votar, recae, principalmente, en nuestros adultos mayores, quienes paradojalmente han mostrado siempre ser los más responsables al momento de cumplir con su deber cívico. Las opciones existen, sin embargo, las voluntades para llevarlo a cabo y los tiempos para su ejecución, parecieran no estar. Es de esperar que nuestras autoridades sopesen las actuales alternativas, evitando un mayor ausentismo electoral, en la ya alicaída participación ciudadana.
Dr. Felipe Vergara M Analista Político
¿Cuál es el apuro?
¿Cuál es el apuro de realizar, si ó si, el plebiscito el 25 de octubre, cuando lo más indicado, lo más cercano a lo que se denomina criterio, sería postergarlo hasta una fecha en que todas las chilenas y chilenos, estén en mejor posición frente a la grave crisis que nos afecta, porque lo que correspondería, es que todos aquellos, sean los de aquí y/ó los de allá, en vez de preocuparse tanto, de que los contagiados, entre ellos los intubados, voten sí ó sí, deberían aunar todos esos esfuerzos para que Chile entero, supere la grave crisis sanitaria, para que todos, absolutamente todos, en igualdad de condiciones, puedan acudir a votar, como corresponde, y no como algunos pretenden hoy, el llevarles, literalmente la urna, si la urna hasta su propia cama de enfermo, como para levantarles el ánimo a los contagiados, todo lo anterior, solo demuestra una vez más que la Familia Política & Asociados, casi en pleno, está privilegiando sus intereses político partidistas muy por encima del que tienen hoy los chilenos, que no es ni más, ni menos que mantenerse vivos, porque, ¿De qué le sirve ir a votar a una chilena ó un chileno, sea de la posición que sea, si existe un alto riesgo, de que se contagie y en una de esas, de que ni siquiera, pueda experimentar en vivo y en directo, lo que se logró con su riesgoso voto, entonces, raya para la suma, cuál es el apuro, de hacer sí ó sí, el plebiscito el 25 de octubre, cuál es el apuro?
Luis Soler
El desprecio de la opinión técnica en la tramitación de las leyes
En la tramitación de las mociones parlamentarias que buscan postergar el pago de créditos y establecer un impuesto al patrimonio a través de una reforma constitucional, se observa un lamentable -y cada vez más frecuente- elemento común: el desprecio de la opinión técnica.
En la primera, porque la Sala de la Cámara -pese a los reparos de la CMF, el CEF y el BC- decidió perseverar con esta iniciativa. Si bien en la comisión de la Cámara se introdujeron modificaciones que reducían en parte sus consecuencias negativas, aún ignoraba elementos centrales de nuestro ordenamiento jurídico y afectaba gravemente la estabilidad del sistema financiero. A pesar de la existencia de una propuesta alternativa superior, recientemente dicha comisión optó por persistir en la suya.
Respecto de la segunda porque, aun cuando expertos han advertido sobre los vicios de constitucionalidad y las externalidades negativas de la iniciativa, un grupo de parlamentarios ha anunciado su apoyo irrestricto a la propuesta, ignorando además los evidentes problemas de técnica legislativa que presenta.
Las políticas públicas, para cumplir con eficacia sus objetivos, no pueden en ningún caso prescindir del aporte que realizan disciplinas como la economía y el derecho. Es de esperar que esta creciente tendencia se revierta.
Johan Henriquez