Jefe de Unidad Mental aborda perfil de psicópatas y por qué vuelven a cometer crímenes y actos violentos
ENTREVISTA. Esteban Ricke, encargado de la sección de Salud Mental del Servicio de Salud y que tiene formación en la escala PCL-R de Hare, dice que quienes atacan y asesinan de forma reiterada "cuando se les aplica esta escala salen con una puntuación media alta".
La serie de crímenes como los de Ámbar en Villa Alemana y Catalina en Copiapó, entre los tantos que han ocurrido en Chile, han llevado a plantear si personajes como Hugo Bustamante o Hugo Pastén padezcan una enfermedad de tipo psiquiátrico que los lleve a actuar fuera de su voluntad, y si deben ser juzgados o no por sus actos, especialmente por su reincidencia.
El debate está instalado y las opiniones son variadas. Un experto es el jefe de la Unidad de Salud Mental del Servicio de Salud, con formación en la escala PCL-R de Hare (usada a nivel internacional para definir un psicópata), Esteban Ricke, quien comentó que "no son personas que tengan un trastorno de salud mental específicamente. Si fuera así podrían ser declaradas interdictas o inimputables".
En cuanto al objetivo de la escala PCL-R de hare, Ricke aclaró que "ve qué pronóstico tienen estas personalidades que en general caen en el rango de la psicopatía (...) evalúa su diagnóstico de personalidad. Que no considera específicamente que sea un trastorno psiquiátrico, sino que una forma de ser anormal".
En ese sentido, el jefe de la Unidad de Salud Mental detalló que "este tipo de hombres que agreden a otras personas y tienen recurrencia en sus acciones caben en esta categoría, no necesariamente estos casos (Bustamante y Pastén) porque tendría que hacerse una evaluación específica para decidirlo, pero el perfil de este tipo de personas que atacan y asesinan de forma reiterada, cuando se les aplica esta escala salen con una puntuación media alta (...) mientras más alto y más psicópatas son según esta escala, mayor riesgo de recurrencia de conductas violentas y de volver a estar en una situación que implica tiempos de cárcel".
Sobre la posibilidad de "curar" este tipo de conductas, Ricke manifestó que "intervenciones terapéuticas para personas con estos rasgos u otros rasgos que tengan conductas disociales no existen, no hay psicoterapias o intervenciones farmacológicas que tengan efectividad, con evidencia científica de esa efectividad".
Comentó que "hablar de rehabilitación es hablar de que una persona está enferma, tiene un trastorno de un tipo o una enfermedad, en esos casos particularmente no está bien utilizado el concepto (...) más que rehabilitar como concepto, se ve qué pronóstico tienen estas personalidades que en general caen en el rango de la psicopatía", para luego agregar que "como no tengo mayores antecedentes no podría hablar específicamente de las personas que me nombras (Pastén y Bustamante)".
Estudios
Ricke concluyó sus declaraciones señalando que cuando las personas tienen un diagnóstico psiquiátrico, por ejemplo una psicosis de algún tipo y cometieron un delito estando psicóticos, se trata de un porcentaje bajo. "La gran mayoría de los delitos violentos que ocurren en Chile, según los estudios del Servicio Médico Legal, la gran mayoría de personas que cometen delitos violentos son personas que no tienen ningún diagnóstico psiquiátrico".
"Cuando pasa, vienen las personas normales, luego las personas con consumo de sustancias, y después las personas que tienen algún problema de salud mental de índole como una psicosis endógena; cuando pasa eso y están en un episodio agudo de una psicosis y la acción se generó en ese contexto, hay un periodo de evaluación y se hace un informe que determina si realmente tenía esta enfermedad. Primero se sospecha por algún antecedente, si la conducta fue demasiado bizarra o si la misma persona dentro de la audiencia tiene conductas anormales. Dependiendo del diagnóstico y las características del cuadro el tratamiento puede ser múltiple, generalmente psicofarmacológico y descartar otras patologías orgánicas que pueden estar influenciando esta conducta. Después de descartar todo lo orgánico se trata del punto de vista psiquiátrico", explicó Ricke.
"No existe intervención terapéutica que tenga evidencia que cambie su conducta o forma de ser con falta de empatía. Como no tengo mayores antecedentes no podría hablar específicamente de las personas que me nombras (Pastén y Bustamante)" Esteban Ricke jefe de la Unidad de Salud Mental del SSA