¿Qué es el poder?
El Poder es un síndrome que envuelve al ser humano con sus virus letales transformando lo que debe ser un Poder para el bienestar de la comunidad en una pandemia que no se doblega ante la prerrogativa que la Democracia es el Poder del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo.
No trepidaba en recitarlo en cada clase de Educación Cívica el profesor Luis Fuentealba Zúñiga con voz estentórea en las amplias salas del Liceo de Hombres de Copiapó en los años sesenta.No lo olvidamos. Las actuales generaciones ni siquiera se han enterado de ello porque Educación Cívica fue eliminada por los próceres del neoliberalismo y aquellos que, no debiendo, han apoyado la insolvencia educacional local y nacional.
Lo que ocurre en los gobiernos locales de la nación es una demostración de ese síndrome que ha dejado al descubierto corrupciones internas que constatan que los representantes de los electores estiman que esa representación es para vulnerar las confianzas democráticas.
Debe entenderse que los gobiernos locales tienen su pilar fundamental en las municipalidades que son las que tienen el contacto directo con las bases populares del Pueblo por lo que deben tener siempre presente cuales son los problemas de los ciudadanos, hacia donde se deben disponer los recursos para las soluciones respectivas.
Son numerosos los procesos que se deducen de hechos delictuales de los alcaldes y subalternos quienes desvían dineros municipales hacia arcas personales, demostrando que el síndrome del poder desdibuja la delgada línea entre el delito y el error involuntario.
Tenemos ejemplos claros en la municipalidad de Tierra Amarilla, región de Atacama, donde el alcalde suplente es procesado por cohecho, fraude y soborno. Suple en el cargo al alcalde anterior quien también fue procesado por delitos contra el patrimonio de los contribuyentes.
En la municipalidad de Antofagasta, la alcaldesa es procesada por fraude al Fisco y negociación incompatible, debiendo elegir a un suplente para ejercer el cargo en estos momentos.
¿Qué ocurre con los controles internos en las corporaciones edilicias? ¿Es posible que el alcalde sea dueño absoluto de sus determinaciones, pudiendo vulnerar, como un dictador, las normativas?
Sabemos que en dictadura se entregó poder ilimitado a los alcaldes designados para que tuvieran un control absoluto sobre los ciudadanos de sus comunas en los aspectos geopolíticos, por ello se traspasó la tuición de la Salud y Educación a los ediles. Y no fue para que la calidad brillara en esos pilares humanos.
Ahora los alcaldes son electos por votación democrática, instancia que no puede permitir que esos cargos sean ejecutados sin tener cuidado con la probidad en el ejercicio rodeándose las autoridades de súbditos pagados por todos los ciudadanos. Todo esto permite que los electores sean también culpables en elegir a personas que estiman que el Poder es un síndrome perverso donde el delito está permitido.
Osman Cortés Argandoña
El empate: ¿Cuántas veces lo dijo?
Así como la oposición de la ex presidenta Bachelet le contabilizaba cuántas veces decía en sus discursos, la frase "formaré una comisión", hoy la oposición del presidente Piñera, le lleva la cuenta si dijo ó no dijo la palabra "disculpas"...
Raya para la suma, todas las experiencias vistas y vividas, enseñan que aún repitiendo hasta la saciedad ó no la frase "Formaré una comisión" y lo mismo hoy con la palabra "disculpas", no sirven de nada, absolutamente de nada, si no van acompañadas de hechos y resultados concretos que vayan para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos, o sea...
"Que entre el dicho y el hecho, no haya ningún trecho"
Una vez más, se cumple la tradición, los políticos buscando el funesto empate, al parecer aún no aprenden de la experiencia de la roja de todos, que buscando el empate, nunca, pero nunca ganó nada, pero nada, incluso terminaban perdiendo, hasta que alguien les dijo que sí eran capaces de buscar algo más que el aburrido empate, que podían ganar y vaya que tenía razón...
Luis Soler