Solo un 10% de dignidad
Durante más de 30 años nos han obligado a rascarnos con nuestras propias uñas. Durante ese periodo nos han vendido un sistema de pensiones en el que cada cual mata su propio toro, haciendo depender nuestra pensión de vejez del ahorro que cada trabajador y trabajadora debe efectuar durante su vida laboral. En todo este tiempo, jamás se preocuparon por las pensiones ni la dignidad de las personas, ni bancos, ni aseguradoras, ni las mismas AFP, ni, en general, ninguna institución financiera; ni siquiera los gobiernos. ¡Jamás!
Sin embargo, los últimos días hemos asistido a un espectáculo patético, en el que todas las instituciones antedichas, representadas por sus paladines tecnócratas, principalmente economistas, desde sus privilegiadas situaciones, han hecho gárgaras en ¡defensa de las pensiones de los chilenos y chilenas! Ni más ni menos. Ahora que, para enfrentar los embates de la crisis que está en pleno desarrollo, se abre la posibilidad de que quienes hemos cotizado en las AFP's podamos retirar parte de nuestros ahorros previsionales haciendo ejercicio de la propiedad que tenemos sobre éstos (que ha sido su principal argumento para defender el sistema de capitalización individual) aparecen para ¡preocuparse de nuestras pensiones! ¿Ahora?
No hay que engañarse, el retiro de fondos no es "LA" solución a los problemas que plantea esta crisis, pero sin duda es un alivio para miles de familias que hoy necesitan un ingreso para sortear en algún grado las dificultades del momento. Y el proyecto de ley que se ha impulsado para lograr esto, contempla una forma de recuperar los fondos que se utilicen, de modo que no hay mayor riesgo de que las pensiones futuras vayan a sufrir un golpe tan severo como lo pretenden nuestros bienintencionados protectores, quienes, por lo demás, rechazaron esa parte del proyecto en la Cámara de Diputados, situación que se puede revertir próximamente en el Senado. Aún más, extraña que no se preocupen del riesgo que genera la gestión de los fondos, en circunstancias que, en la bolsa se pierden miles de millones de dólares de nuestros fondos previsionales.
Aún más, si fuera cierto lo que dicen ¿qué importa? después de todo, los fondos son nuestros (eso lo han enseñado todo este tiempo) y cualquier efecto nos mantendría en la misma lógica que ellos defienden: seguir rascándonos con nuestras propias uñas. Además a nadie se le obligaría a echar mano de sus fondos previsionales si no lo quiere hacer, pues cada uno debe solicitarlo.
Entonces: ¿cuál es el problema?
El problema es que todo el sistema financiaeron depende de nuestros fondos de pensión. Sacar un 10% de éstos es quitarles un 10% de capital para sus inversiones y ello, obviamente, puede generar descalabros en el mercado. Pero no olvidemos, ese mercado financiero nos presta nuestros fondos de pensiones en diversas formas crediticias y lucran con el interés que nos cobran por prestarnos nuestros propios fondos (¡y luego nos embargan si no les pagamos!). Si este negocio marcha bien, nuestros fondos y sus utilidades aumentan; pero si marcha mal solo bajan nuestros fondos y no sus utilidades. ¡Este es el trasfondo de su patético espectáculo!
La única conclusión que podemos sacar de todo esto es que nuestra dignidad no equivale al 10% de nuestros fondos de pensiones, por lo que esto solo corresponde a un paso más en esta lucha por nuestra dignidad y así poder saldar la deuda que tenemos con nuestros adultos mayores: darles la dignidad que merecen los trabajadores y trabajadoras que han construido Chile. Debemos dignificarlos y honrarlos gritando hoy mas fuerte que nunca: NO + AFP.
Izquierda Libertaria Sección Atacama
Retiro de fondos y Estado de Derecho
La infracción más grave cometida por los diputados que votaron a favor -y de los que se abstuvieron, que lo hicieron en la práctica- del proyecto de reforma constitucional para permitir el retiro de parte del ahorro previsional no son los perniciosos efectos económicos que entraña tal medida, sino que la vulneración a la Constitución que juraron o prometieron respetar y el quiebre del Estado de Derecho que ello significa; por cuanto tal proyecto adolece de una doble inconstitucionalidad: por una parte, porque al referirse a una materia de iniciativa legislativa exclusiva del Presidente de la República según lo establece el artículo 65 de la Carta Fundamental constituye un fraude a la Constitución y, por otra, porque al recaer en el capítulo III de ella su aprobación requería de las dos terceras partes de los diputados y senadores en ejercicio.
Y el quiebre del Estado de Derecho acarrea, inevitablemente, la violencia.
Adolfo Paúl Latorre