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Millones de mujeres podrían perder años de progreso por la pandemia

CRISIS. Aunque las restricciones han afectado al 81% de la fuerza de trabajo global, la vida económica y productiva de las mujeres está siendo más afectada que la de los hombres.
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AP

Rebecca Nakamanya resta importancia a una pregunta sobre cuotas escolares. Lo que de verdad le preocupa es cómo alimentar a tres niños y a una pareja sin empleo con un salario diario de menos de US$3, restado el transporte de ida y vuelta a su trabajo como cocinera. En torno a un terminal de buses de Kampala (capital de Uganda) hay un laberinto de tiendas normalmente bullicioso. Allí, Nakamanya y otras mujeres se sientan en su restaurante al aire libre, esperando a clientes que apenas llegan.

Tienen suerte de tener algo de trabajo. El negocio ha ido tan mal por las cuarentenas contra el coronavirus que sus competidores más cercanos han cerrado. Su restaurante sigue abierto, principalmente porque el arrendador les aplazó los pagos del alquiler, un gesto poco común.

La pandemia de covid-19 podría hacer que millones de mujeres en África y otras regiones en desarrollo pierdan años de progresos contribuyendo a los ingresos de sus hogares, ganando independencia y aumentando su inclusión financiera. A menudo cobran al final de cada día, una vida de subsistencia que tiene efectos para toda la familia cuando hay poco trabajo. Ahora, muchas se ven bajo creciente presión al ver menguar sus ahorros mientras sus caseros amenazan con desahucios.

El impacto del covid-19 "tiene el rostro de las mujeres", especialmente en África, comenta Bineta Diop, enviada especial de la Unión Africana. Aunque las medidas de confinamiento han afectado al 81% de la fuerza de trabajo global, "las vidas económicas y productivas se verán afectadas de forma desproporcionada y diferente a los hombres", advirtió Naciones Unidas en abril.

"En todo el mundo, las mujeres ganan menos, ahorran menos, tienen empleos menos seguros, son más propensas a tener empleos informales. Tienen menos acceso a protecciones sociales y son la mayoría de los hogares monoparentales. Por tanto, su capacidad de absorber un shock económico es menor que la de los hombres", dijo la ONU.

Más del 70% de las mujeres africanas en empleos no agrícolas tienen trabajos informales como venta en calles y mercados, lo que no requiere diplomas, currículos ni aprobación formal. No pagan impuestos, pero en momentos difíciles eso implica que es improbable que se beneficien de ayudas del gobierno.

OIT y grupo humanitario

Los sectores con gran riesgo de perder empleos este año -hostelería, bienes raíces, servicios administrativos y de negocios, manufactura y comercio mayorista y minorista- emplean a 527 millones de mujeres en todo el mundo, que representan el 41% del empleo femenino total, frente al 35% del empleo masculino total, según la Organización Internacional del Trabajo. Los números sugieren que "es probable que los empleos de las mujeres se vean más afectados que los de los hombres en la crisis actual", dijo la OIT.

El grupo humanitario CARE advirtió que la pandemia tiene "un impacto desproporcionado sobre las mismas mujeres emprendedoras que han trabajado tan duro para salir de la pobreza". La entidad puso el ejemplo de Guatemala, donde el 96% de las mujeres emprendedoras que se benefician de los programas del grupo ya no pueden permitirse alimentos básicos. La respuesta internacional a la pandemia "debe incluir un fuerte énfasis en la justicia económica y los derechos de las mujeres", afirmó CARE.

A menudo se ven mujeres en las aceras de Kampala, vendiendo desde fruta a ropa interior. Pero deben estar atentas a las fuerzas de seguridad, que a veces confiscan mercancías vendidas en puestos no regulados. "Simplemente corremos. De otro modo se llevarán nuestras cosas", dice Gladys Afoyocan, con una cesta llena de fruta en su regazo. "Lo hago por mis hijos. Nuestros hijos deben seguir vivos".

Afoyocan, que tiene cinco hijos, tarda una semana o más en vender una bolsa de fruta. Antes del virus, solía bastarle con dos días.

Demoliciones de mercados, un problema

Muchas mujeres encaran problemas adicionales: algunas autoridades locales en África derriban mercados destartalados y restringen el acceso a espacios públicos donde es más probable que trabajen mujeres, afirmando que están mejorando las infraestructuras y protegiendo a los ciudadanos. Ha habido demoliciones de ese tipo en República Democrática del Congo, Zimbabue y Kenia. Las dificultades económicas también alcanzan a empresarias relativamente acomodadas.

41% del empleo de mujeres en el mundo es aportado por los rubros más afectados por las medidas para contener el coronavirus.

859 contagios hay en Uganda, que igualmente ha impuesto restricciones, pero más concentradas en negocios atendidos por mujeres.

Hasta 90% de pacientes que sufren inusual enfermedad ven afectado su sistema respiratorio con consecuencias fatales

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Magdalena Sánchez estuvo quince días en terapia intensiva debido a que la tráquea se le cerró y no podía respirar. En un principio, pensaron que tenía neumonía, pero tras ver a diversos especialistas y pasar por varios estudios fue diagnosticada con esclerosis sistémica o esclerodermia.

Así como Magdalena, se estima que hasta el 90% de los pacientes con esclerodermia, una afectación cuya causa se desconoce y que ataca la piel, presentan afectaciones en el sistema respiratorio, especialmente en los pulmones, explicó a la agencia Efe Jorge Rojas Serrano, médico especialista en reumatología.

En el marco del Día Mundial de la Esclerosis Sistémica que se conmemora este 29 de junio, el médico de la unidad de intersticio pulmonar y reumatología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de México dijo que este mal suele provocar endurecimiento y rigidez de la piel debido al exceso de producción de colágeno. Pero también endurece otros órganos del cuerpo, como los pulmones, vasos sanguíneos, riñones y la musculatura.

Entre las primeras manifestaciones de esta enfermedad autoinmune están la hinchazón, el cambio de coloración y la dureza de la piel en manos y brazos. Así lo padeció Magdalena, quien recordó que sus primeros síntomas aparecieron hace cinco años cuando empezó a tener endurecimiento en el brazo y la mano derecha "pensando que podía ser algo muscular". Un médico internista no acertó con el diagnóstico, y tampoco el dermatólogo, que le recetó cortisona, una sustancia para tratar la inflamación, que no le ayudó en nada a su enfermedad.

Magdalena narró que tuvo problemas de movilidad, ya que perdió casi por completo la fuerza de su mano derecha y era incapaz de sostener los objetos; además, sentía dolor en las rodillas y plantas de los pies, así como cansancio constante, reflujo y depresión.

Luego de dos años, recibió el diagnóstico de esclerosis sistémica y se sometió a un tratamiento que, aseguró, le permite no tener más complicaciones y llevar una buena vida.

La esclerodermia se considera una enfermedad rara por su baja prevalencia, pues afecta entre 10 y 50 personas por cada millón de habitantes; sin embargo, es un padecimiento agresivo y se estima que el 40% de los pacientes mueren dentro de los primeros diez años de la enfermedad, acotó el doctor Rojas Serrano.

2,5 millones de personas sufren esclerodermia en el mundo, de acuerdo con la Federación Española de Enfermedades Raras.

5 a 8 años sobreviven quienes padecen esta enfermedad luego de que son diagnosticados. Suelen morir por afecciones pulmonares.