Mejor no esperar ni hacerse expectativas
La suspensión de las actividades dieciocheras son el fiel reflejo de lo que puede ocurrir con otros eventos. Esperar una gran celebración en Año Nuevo o un masivo cierre del verano pueden ser sinónimo de frustración. Ni siquiera debemos pensar en disfrutar de unas Fiestas Patrias para febrero y en unas vacaciones como las de siempre. Mientras menos esperemos de la pandemia, será mucho mejor.
El anuncio del alcalde de Copiapó, Marcos López, de descartar las celebraciones dieciocheras era esperado dada la contingencia y consultado por posponer los festejos en otra fecha, dijo que había que esperar la evolución de la pandemia, a diferencia de su par de Santiago, Felipe Alessandri, quien planteó realizar un "18 chico" el 12 de febrero en el 480 aniversario de Santiago. La fecha podría cuadrar con ciudades como Copiapó dado que ese mismo día se celebra la independencia de Chile.
Parece más adecuado el planteamiento del edil copiapino y grafica cómo debe pensar la ciudadanía en torno a estos eventos. Es mejor no esperar nada ni hacerse expectativas en participar en fiestas de este tipo, dado que hoy es imposible saber cuál será la dirección que seguirá la epidemia, más en Atacama donde las cifras ya están disparadas y tendremos meses complicados.
Es mucho más adecuado bajar la expectativa de eventos que requieren una larga planificación y que pueden provocar grandes aglomeraciones como las fondas. Aunque alguien tenga la ilusión de zapatear en un local, caminar por el Pretil y tomarse un vaso de chicha en septiembre, eso no ocurrirá y puede que incluso haya que esperar a 2021 para aquello.
Debemos ir internalizando la idea que incluso las actividades de Año Nuevo que también son tan esperadas, pasen al olvido y lo mismo con los eventos masivos de verano que son un clásico de Caldera.
Pensar en unas vacaciones paradisiacas en el extranjero e incluso al interior del país es otra acción que debemos poner en el congelador.
Hay que situarnos en el punto en que quizás no podamos disfrutar de este tipo de actividades, evitando la frustración de expectativas que no se pueden cumplir.
El asunto es cómo ir sobrellevando esta falta de actividades y en ello parece preciso el apoyo de autoridades y entidades, que entreguen alternativas de ocio y diversión para la población. Difícil tarea dado que el distanciamento social debe ser la guía para el futuro en la región, el país y el mundo.