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Año Nuevo Indígena 2020

Prof. Mg. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba , Encargado Regional Subdirección Nacional de Pueblos Originarios Servicio Nacional del Patrimonio Cultural
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Desde su llegada a América, hacia aproximadamente 15 mil años atrás, las comunidades originarias establecieron una estrecha relación con su medio ambiente, situación que los llevo a conocer y comprender, cada uno de los ciclos naturales que gobernaban este nuevo y virginal territorio. De esta manera las actividades productivas y religiosas que practicaban a diario, estaban inseparablemente unidas a la naturaleza. Nada ocurría por azar, todo era producto de extrañas y telúricas fuerzas naturales que dirigían no solo los destinos humanos, sino que además, de la naturaleza misma, generando una indisoluble unión entre materia y energía.

Fue así como a atreves de la observación sistemática de la bóveda celeste y de su entorno ecológico, en relación a los periodos de siembra, germinación, cosecha, migración, apareamiento y caza de animales, lograron identificar los ciclos naturales de la vida, con los movimientos de las estrellas, la luna y el Sol, otorgándole a astro rey el supremo lugar en el panteón indígena americano, al ser este, el responsable del florecimiento de la tierra, que una vez despierta de su letargo invernal, entregaba abundantes pastos, agua, sombra y un clima benigno para el nacimiento de los seres vivos.

Así lograron establecer calendarios mensuales y anuales, que les permitieron identificar, lo que nosotros conocemos como equinoccios y solsticios. A cada una de estas fechas correspondía una celebración o fiesta ritual, que se vinculaba a las actividades productivas y reproductivas de las comunidades, llevándose a efecto celebraciones y rogativas donde todas las comunidades participaban en el agradecimiento al nuevo ciclo solar, que permitía la germinación, una vez más, de la vida.

En nuestro hemisferio sur, el solsticio de invierno marca el inicio de un nuevo período, la tierra se renueva y vuelve a germinar, renovando sus fuerzas e iniciando con ello, un nuevo ciclo vital humano y natural, donde se fusionan la tierra y el cosmos (materia y energía), trayendo consigo la regeneración de la vida y el tiempo, y con ello, la renovación del ser humano.

En nuestro país los pueblos originarios realizan ceremonias rituales para esta fecha que llevan diferentes nombres, de acuerdo a su propia cultural, como el Machaq Mara, Aymara, conocida también como el Marat'aqa o separación del año; el Inti Raymi de los Quechua, fiesta en agradecimiento a la naturaleza y al Sol, tradición heredada de los Incas; el Wiñol Txipantu, Mapuche, que conmemora el regreso del Sol; el Aringa Ora o Koro, de los Rapa Nui, donde se festeja el nuevo ciclo de fertilidad marina y terrestre. En la región de Atacama, los pueblos Colla, Diaguita y Chango no están ajenos a esta importante celebración, desarrollando las comunidades que conforman estos pueblos, diferentes actividades espirituales en cerros, majadas, pueblos, caletas y pequeños valles, desde el 21 al 24 de junio.

En este nuevo ciclo vital que recién comienza, los pueblos originarios ya no solo celebraran el nuevo Sol, hoy rogaran por la vida de sus hermanos que se extingue diariamente producto de la peste, pues son los pueblos originarios de Atacama, Chile y América, las comunidades más afectadas por esta pandemia. Hoy como ayer luchan incansablemente ya no solo por la supervivencia de su cultura, si no que por la vida misma.

¡Feliz Año nuevo Indígena 2020!

La importancia de la fiscalización ambiental

Guillermo Ready Salamé , Seremi de Medio Ambiente
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En estas mismas líneas he descrito los avances del Gobierno del Presidente Piñera, a través del Ministerio de Medio Ambiente, en la aplicación de políticas y regulaciones que han puesto a la protección del medio ambiente como un elemento clave del desarrollo económico y social de nuestro país.

Sin embargo, la labor del Estado en materia medio ambiental va más allá de la elaboración e implementación de regulaciones y políticas públicas: implica también garantizar a toda la comunidad, y por supuesto a nuestra región de Atacama, que las actividades económicas que se ejerzan en un determinado territorio no afecten negativamente a la ciudadanía. Para que esto se haga efectivo, es clave el rol de fiscalización ambiental, a cargo de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA).

Desde un punto de vista práctico, la fiscalización ambiental se presenta como un mecanismo necesario para asegurar que los particulares ajusten sus acciones a la legalidad, constituyendo el eslabón que cierra la cadena de obligaciones administrativas derivadas del deber del Estado de velar por el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.

En Atacama, la estrategia de la SMA apunta a acercar su labor fiscalizadora a la comunidad, logrando de esta manera que la gente esté adecuadamente informada de los procedimientos que la autoridad desarrolla. En tal sentido, el trabajo de la SMA en la región ha logrado corregir las conductas ambientales de los regulados (empresas), las que, en algunos casos, estuvieron alejadas del cumplimiento ambiental.

Así por ejemplo, en Huasco la labor de fiscalización ha permitido que las empresas ajusten sus procedimientos operacionales para dar cumplimiento a la normativa ambiental y especialmente al Plan de Prevención de Contaminación vigente para esta comuna, lo que ha traído como efecto directo una mejor calidad de aire para este territorio, que históricamente ha sido considerado como ambientalmente vulnerable.

Asimismo, para este año se estableció una estrategia de fiscalización centrada en la comunidad, para lo cual se habilitará una delegación de la SMA en Huasco, con el fin de tener diariamente a fiscalizadores en esta comuna y así atender los requerimientos ciudadanos de manera directa. Por otra parte, se ha planificado interiorizar a la comunidad, para lo que se capacitarán a las organizaciones sociales en materias de denuncias y procesos de fiscalización.

En conclusión, y a pesar de la pandemia que nos afecta, la institucionalidad ambiental está trabajando de manera coordinada entre cada una de sus componentes, con el fin de prevenir la ocurrencia de impactos ambientales y con ello disminuir las situaciones de riesgo para la salud de la población y sus ecosistemas.

La oportunidad del intendente Urquieta

Espacio Público, entidad que hace unas semanas obligó al ex ministro Mañalich a desdecirse, califica como preocupante el alza de coronavirus en Atacama. Salud se sienta en el respaldar de bajas cifras, pero eso solo puede inducir a error. En Calama miraban de lejos la crisis en Antofagasta y hoy es una ciudad con una situación desbordada. El intendente Urquieta debe al menos evaluar todas las opciones y con todos los actores.
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El informe de Espacio Público que muestra un inédito escenario con un alza de casos de coronavirus en regiones como Atacama y una baja en la Metropolitana simplemente confirma que la situación actual -y eso lo dice esta entidad- es preocupante en la zona.

Aunque no hay cifras como en otras regiones, sentarse en este respaldar puede ser el error más terrible y eso ya lo sabemos con lo que pasó en la zona central, donde al comienzo hubo triunfalismo y con el paso de las semanas se derrumbó aquel "castillo de naipes" de la estrategia de Gobierno.

Espacio Público ha acertado con anticipación a los hechos ocurridos. Hace un par de semanas el centro de estudios contabilizaba una diferencia de 712 decesos respecto a lo publicado por el Ministerio de Salud entre el 2 de abril y el 27 de mayo, lo que primero fue refutado por el ex ministro Jaime Mañalich, quien luego se desdijo tras sostener una conversación con Eduardo Engel, director de la entidad.

"Me parece, después de la explicación, que es una metodología válida", reconoció Mañalich. Hoy sabemos toda la historia en torno a los fallecidos.

Que ayer hayan 10 notificaciones en Copiapó parece demasiado bajo con la información constante de contagios que la misma comunidad va notificando a medios de comunicación y redes sociales, mientras que cada semana un recinto con alta afluencia de público registra al menos un caso. ¿Cuántas personas resultaron contagiadas en los recorridos de buses entre Copiapó y Caldera, en los que un pasajero resultó afectado por el coronavirus?

Parece sensato ir escuchando los informes de entidades como Espacio Público, que llama a considerar la situación y eso debe ser motivo de un profundo análisis.

Ayer The Washington Post, prestigioso medio de Estados Unidos, dijo que el Gobierno chileno fue demasiado confiado" ante el coronavirus y celebró anticipadamente el "éxito" en el control. En este sentido, el Gobierno Regional liderado por el intendente Patricio Urquieta, tiene una oportunidad dado que puede evitar el error de superponer la baja cantidad con las proyecciones que hacen organismos como Espacio Público. Con las acciones actuales, hay un riesgo latente de un desborde como el de Calama por lo que debe evaluar todas las opciones y con todos los actores.