La visita de un río curioso: el Copiapó
Enviada por: Cristian Pinoe.
Me gusta leer, y mis tesoros son mis libros. Ya instalado con mi familia en el Copiapó Urbano, en su valle, junto al río que le da su nombre, sabiendo lo inquieto que es este río, construyo mi casa el año 2002, precaviendo la altura de dos peldaños sobre la vereda, por si acaso. Y cuando ya nos mudamos a la nueva casa, compro varios lindos libreros para mis tesoros...
Una tarde de marzo del 2015, anuncian lluvia, cosa poco frecuente en este oasis, y ¡comienza la lluvia! Y vamos a ver cómo el río después de muchos años trae agua. En la noche hay truenos y relámpagos como nunca. Por la mañana temprano nos asomamos a la calle y vemos que el río crece hasta nuestra vereda, sin calcular lo que ocurriría horas después. De pronto de la vereda, sube un peldaño, dos peldaños, sube el río curioso hasta el jardín. El auto estacionado allí, comienza a flotar…y toma fuerza. El portón del garaje no resiste la curiosidad del río que lo invita a irse flotando hasta el mar. Ya con el agua a la cintura, el auto lo amarro a los árboles del jardín, para que no siga en su aventura al portón, uff, esto era el aluvión. Un río curioso que llegó hasta mis libros, para leer mil historias en unos minutos y llevárselos al mar. Cuando el río se fue de mi casa, meses después de limpiar y secar lo que quedó, tomo un libro al azar, lo abro y veo que el río escribió y marcó las páginas de las historias que más gustó, y hasta dibujo delicadas nubes y constelaciones con espuma que luego se esfumó...este es el río Copiapó. Que dos años después nuevamente nos visitó, pero ahora no encontró libros ni historias que curiosear.