Números
Señor director:
Los que ya pintamos canas, o "los viejos tercios" de otrora, al decir del destacado actor Tito Noguera, sólo somos números. Y números igual a cero. Cada mañana, cual contador de la Teletón, el Ministerio de Salud arroja nuevos números de fallecidos, o sea de los sin valor, medio desechables, diríamos.
En el mundo de la ingeniería comercial y las finanzas cuando se trata de seres humanos, de pobres, de enfermos, de jubilados, de inmigrantes y otros, se habla en números, de promedios, de porcentajes y de análisis estadísticos. Incluso se califica de "grasa social", entiéndase de quienes son carga para la productividad de las empresas, las utilidades, incluso para el mismo Estado.
El Gobierno, en línea, de suyo habla de números e inversiones, de miles de millones de dólares para "ir en ayuda de 2,7 millones de compatriotas" ...
Nunca es triste la verdad, dice Serrat, sólo que no tiene remedio. Lorena Durán, en el sur profundo de la Araucanía, cumpliendo con la otra solidaridad, la del campo, lejana a números, se muere por negligencia médica y falta real de apoyo sanitario estatal. Se suma a los viejos que en estos meses han partido sin pena ni gloria.
Gaspar Millas del Río
Parlamento
Si se piensa en legislar para que los señores parlamentarios no se transformen en "vitalicios" (pido disculpas a quienes se sientan aludidos con la palabra vitalicios), hay que hacerlo como corresponde. Cuando sean elegidos,que sea por un solo periodo.Los señores Senadores por seis años , y los señores Diputados por cuatro años y punto.En ambos caso sin poder ser reelegidos de por vida. Tiene que pensar que hay otros ciudadanos que también tienen derecho a ganarse un "billetito".
Jorge Saavedra
La nueva normalidad
La decisión de las autoridades de retomar las actividades y labores pre Covid-19, tras una cuarentena que ha demostrada eficacia tiene toda lógica, dada las serias consecuencias de su prolongación a mediano y largo plazo.
La cuarentena por su naturaleza establece una enorme limitación a la vida normal de las personas, restricciones que están generando severos trastornos en el trabajo, educación y comercio, entre otros, que se estima serán casi tan graves como la Gran Depresión de 1929.
De ahí deriva el empeño de nuestras autoridades por "reabrir" colegios, supermercados, negocios, y empresas. Por cierto que esta reapertura tenemos que hacerla muy prudentemente, y avanzar midiendo cuidadosamente los resultados de los pasos a dar, diseñando estrategias muy localizadas y especificas a cada situación. Estamos en proceso de búsqueda de las alternativas que nos permitan minimizar el riesgo y proteger la vida real, presente y futura, de todos nosotros. Sin embargo, la actitud de mentes apasionadas y confundidas ideológicamente, que demonizan este esfuerzo como "privilegiar el neoliberalismo sobre la vida", es completamente erróneo.
¿Qué lógica tiene mantener cerrados los colegios de una zona sin casos de infección?¿Qué apoyo se puede dar a quienes viven de un trabajo diario para mantener a sus familias? ¿Cómo vamos a recuperar miles de empleos perdidos por cierre de pequeños negocios y emprendimientos?
El nombre de nueva normalidad refleja bien esta etapa -que probablemente será muy larga y dura- y con la que tendremos que aprender a convivir hasta que exista una vacuna.
Es hora de reconocer el esfuerzo, dedicación, profesionalismo y éxito de la estrategia seguida por el Dr. Mañalich y su equipo, a pesar de sus ocasionales "salidas de libreto", que por lo demás son bastante comprensibles en el difícil escenario en que le corresponde desempeñarse.
Dr. Manuel José Irarrazaval Director Instituto de Políticas Publicas en Salud U. San Sebastián
Salud colectiva
En su última columna, Thomas Friedman analizó la estrategia sueca (país con 10 millones de habitantes) para combatir el coronavirus. En breve, se trata de lograr la inmunidad colectiva maximizando la exposición de la población menos vulnerable y de menor riesgo (menores de 65 años y sin enfermedades metabólicas). Esto, bajo el argumento de que para la mayoría de estos segmentos, el covid-19 no será más que un resfriado pesado o incluso puede presentarse asintomáticamente. Hasta ahora, el país nórdico no ha enfrentado un colapso hospitalario ni el alarmante aumento del desempleo. La prudencia, naturalmente, obliga a seguir observando al paciente sueco.En Chile, una estrategia así sería una hecatombe colectiva. Nuestra población posee un elevado número de personas con diabetes, hipertensión, obesidad y variadas -si es que no múltiples- adicciones, todos factores de riesgo del covid-19 y vehículo para el colapso hospitalario.
Camilo Barría-Rodríguez