El flagelo de la comunicación
La comunicación es el aspecto más relevante de nuestra vida. Todo lo que hacemos comunica, a modo de deseo o de simples procesos involuntarios: desde la decisión del qué decir frente a un grupo de personas, pasando por la tonalidad que allí se entrega y los movimientos kinésicos que le acompañan, hasta la interioridad de nuestro ser, donde a través de verdaderas señaléticas biológicas las células son capaces de establecer sus relaciones.
Por tanto, resulta vital en la existencia, y más aún, en la convivencia social. Ha sido, quizás, lo que ha permitido trascender a múltiples personalidades: desde el astrónomo Tycho Brahe, que por sus malas habilidades acabó en una rencilla en que perdió su nariz, hasta los más grandes oradores de la historia, como el afamado pastor Martin Luther King Jr.
Así, estas habilidades definitivamente marcan aquello que queremos comunicar, y se ha convertido en el aspecto más temido por muchos, un verdadero flagelo. Los liderazgos, desde luego tienen cuantiosas características, que, por otro lado, pueden llevarse a dos reducidos pilares: la habilidad de dirección, y en la otra base, la pericia para comunicar las orientaciones para lograr los objetivos que se han establecido. Y es allí donde el flagelo se revela y trae consigo los resultados blancos, en que el liderazgo provoca cambios positivos, o negros, marcados por la fragmentación de quienes se encuentran en el entorno del líder, por su fragilidad en uno de los dos cimientos.
¿Será que en Chile se está priorizando uno de los dos pilares, la dirección o la comunicación? Y más aún, ¿se ha desorientado el valor de los liderazgos al preponderar solo uno de esos apoyos?
Precisamente vivimos, más que nunca, un periodo en que la expresión de la amplia gama de líderes, especialmente políticos y de salud, marca pauta. A fruto de esto, la comparación natural es entre médicos, como Jaime Mañalich, con una capacidad de comunicación reconocida por todos -y no precisamente por suave-, e Izkia Siches, quien acompañada de su juventud y expresión se ubica dentro de las mejores evaluadas en la crisis. Y así se repite en todas las áreas.
El fondo de esta cuestión llevará inherentemente a preguntar si estamos valorando los liderazgos de los capaces -o los preparados-, o, por otro lado, dando impulso a los nuevos juglares, capaces de transmitir lo que se desea oír -más que de transmitir inéditos y valiosos trasfondos-. Indudablemente, el bien de la sociedad nos impulsa a promover quienes ostenten el equilibrio, sin embargo, la defensa extrema de una de ambas posturas está cada vez más latente en el vivir nacional.
Ante un futuro incierto, donde el diálogo y las ideas son el punto de inicio, debemos ampliar la reflexión al bien de todos, y no el vacío de las palabras que muchos intentarán introducir en todas las áreas de la sociedad civil, reabriendo viejas heridas, o llamado a la discordia con el fin de resaltar. Precisamente hoy nos convertimos en los más grandes jueces de la historia, y que no quepa duda de que en ella el flagelo más importante será cómo comunicar la verdad.
Luis Gallardo, estudiante de medicina
¿No habrá llegado la hora?
Debido a las diversas modificaciones por la llegada del COVID-19, habrán por sobre los 17.000 candidatos, sí leyó bien, 17.000, en las elecciones del próximo año 2021, municipales, parlamentarias, presidenciales y las referidas al proceso constitucional...
¿Con toda la experiencia adquirida y principalmente vivida en vivo y en directo por todos los chilenos con la Familia Política & Asociados en estos últimos años, cuyos miembros se han ido eligiendo, cumpliendo los requisitos que hoy tenemos vigentes, que en resumidas cuentas son ser chileno(a), tener Licencia Secundaria y Respirar, y además tomando en cuenta la paupérrima opinión al día de hoy que tiene de sus miembros la ciudadanía, por sus acciones y omisiones, no habrá llegado la hora de pensar seriamente en aumentar los requisitos de los candidatos a diputados, senadores, alcaldes, CORES, y por qué no a presidente, principalmente para que estos sean más acordes a las exigencias que todos estos éstos cargos tienen en la actualidad, y que los elegidos actúen por decisiones propias y no por opiniones de asesores, es muy útil acotar, que los chilenos votamos supuestamente por un candidato, no por quien sean sus asesores, quienes a todas luces son los que terminan legislando y el candidato elegido por los votos de los electores, pasa a ser un simple lector de discursos que no hace y además de votante que no lee los proyectos antes de votarlos, o sea no los entienden, y la guinda de la torta, la ponen todos los elegidos, que se jactan de que les da "lata" leer los proyectos, y terminan diciendo, que para eso están los asesores, para que les hagan la pega y otros se la pasan promoviendo el día de la brisca, del completo, bien vale recordar que la irresolución, la sordera y la falta de empatía con la ciudadanía de la Familia Política & Asociados con todas sus generaciones incluidas, fueron detonantes del estallido social, antes de que llegara el COVID-19, por lo mismo, no habrá llegado la hora?
Luis Soler