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Constanza Gutiérrez escribió el perfil del rockero

En resumen

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- ¿Cómo llegaste a escribir esta biografía?

- Los Prisioneros han sido mi banda favorita desde la niñez. Leí todo lo que encontrara de él, que no fue tan difícil porque tenía todos los libros que se habían publicado, además de ver y leer sus entrevistas. Creo que lo que más me sorprendió al leer esos archivos fue enterarme de cosas de la vida en dictadura que no había imaginado: por ejemplo, que el futuro más exitoso que podía vislumbrar una banda musical en esa época era salir en el "Festival de la Una".

"Jorge González" (Hueders) ) se llama la última biografía de uno de los músicos pop más relevantes de la historia de Chile. En 46 páginas, la escritora Constanza Gutiérrez nos sumerge en los avatares de la existencia del ídolo rockero: desde que nació en San Miguel a su presente en la misma comuna, alejado de los escenarios y en plena rehabilitación.

-¿Te acuerdas cuál fue la primera canción de Los Prisioneros que escuchaste?

-No recuerdo, pero ellos siempre han estado en mi vida. Cuando se reunieron, mi hermano y yo esperamos juntos la entrevista que les hicieron en el programa De Pé a Pá. Después, él viajó 16 horas en bus para verlos en el Estadio Nacional. Luego fueron a Castro y pude verlos. Mi hermano y yo los escuchábamos y hablábamos de ellos siempre en mi casa. Jorge González era y es nuestro héroe, le celebrábamos todo. Decía lo que nadie más iba a decir y le daba lo mismo.

-¿Cuál crees tú que es su lugar dentro de la música chilena?

-Es nuestro héroe de la clase obrera: viene de San Miguel y nunca ha posado de nada. Esa actitud irreverente siempre ha sido poco común. En Chile ha habido otros genios de la música, como Violeta Parra, Víctor Jara o Claudio Arrau, pero ninguno vivió la fama como él, con ese nivel de exposición. Nos ha representado a la mayoría de los chilenos con sus letras y nos ha hecho bailar al ritmo de nuestras desgracias por décadas. Creo que como Jorge González no hay.

Constanza Gutierrez también es autora de "Incompetentes" y "Terrier".

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nicolas diaz

"Freud": Ocho capítulos entre el sicoanálisis y lo paranormal

La serie más comentada de Netflix por estos días es un confuso pastiche en el que el famoso médico y teórico debe cazar a un asesino con la ayuda de un policía y una médium.
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En el año 1958, Jean-Paul Sartre fue invitado por el cineasta John Huston a escribir el guión para una película biográfica sobre Sigmund Freud. Al filósofo le sorprendió la propuesta porque públicamente había manifestado su rechazo a la noción de "lo inconsciente" que plantea el sicoanálisis. A Huston le interesaba justamente ese leve desprecio, que su historia estuviese marcada por las sombras, lejos de una hagiografía. Lo que no sospechaba es que el rigor de Sartre lo llevaría a escribir un guion complejo y extenso (más de 500 páginas) que Huston tuvo que reducir. Entonces Sartre pidió que retiraran su nombre de los créditos.

Aunque obtuvo dos nominaciones al Oscar, "Freud: Pasión secreta" no tuvo una buena recepción y quedó como un capricho fallido dentro de la filmografía de Huston. Es, eso sí, probablemente la gran biografía fílmica del padre del sicoanálisis, una figura que pocos se han atrevido a retratar. Otros intentos rozan la excentricidad: la yugoslava "The Secret Diary of Sigmund Freud" (1984) tiene un tono paródico, en "El caso final" (1976) es contratado por Sherlock Holmes para resolver un caso y en "Un método peligroso" (2011), el director David Cronenberg lo junta con Carl Jung.

La serie más comentada en estos días de cuarentena es "Freud", producción austríaca que cumple con nuestras expectativas por unos minutos, por decirlo de alguna manera. En el primer episodio, un joven Freud (Robert Finster) intenta convencer a sus colegas sobre el inconsciente mediante una sesión abierta de hipnosis, pero las cosas no salen bien. Rápidamente se convierte en la burla de todos, especialmente de un joven médico con quien compite. Estos elementos, condimentados por una afición a la cocaína, habrían ayudado a componer una eficaz trama sobre el nacimiento del sicoanálisis, las batallas de ideas dentro del campo de la medicina y las contradicciones de la sociedad vienesa.

Los creadores de la serie, sin embargo, tienen otros planes: combinar el horror, el policial y el thriller psicológico con un Freud que une fuerzas con un inspector policial (Georg Friedrich) y una médium (Ella Rumpf) para atrapar a un misterioso asesino. Una ecuación adecuada para estos tiempos de producciones desechables de streaming que busca su singularidad a través de una invasión de escenas oníricas surgidas de la hipnosis o de sesiones de espiritismo.

No hay duda de que los guionistas obtienen esas coordenadas de ciertas ideas freudianas sobre la histeria, los traumas o los fantasmas del subconsciente pero este Freud podría no ser el Sigmund Freud que conocemos y daría lo mismo. Una reiteración agotadora de recursos visuales (son 8 capítulos) y un guion confuso y lleno de vericuetos terminan por derribar una serie que promete lo que no nos puede entregar. Si no estuviésemos en cuarentena, "Freud" sería una perfecta pérdida de tiempo.

La serie "Freud" fue dirigida por Marvin Kren y protagonizada por Robert Finster.


en resumen

"Freud" se estrenó esta semana en Netflix. Es austriaca y cuenta con 8 capítulos.

Por Andrés Nazarala R

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