Los normalistas
Sin duda que los maestros que tuvo Chile fueron aquellos egresados de las escuelas normales, sobre todo, de la Escuela Normal Rural "Rómulo J. Peña Maturana", de Copiapó.
Decimos maestros y no profesores porque la esencia de los primeros era la formación integral de los alumnos los que, en general, recibían una estimulación para ser buenas personas en el futuro próximo, lo que en el Chile contemporáneo es cada vez más difícil, porque faltan maestros.
En el programa "Sin Pauta", de Radio Nuevo Mundo de Copiapó (96.9 de la Frecuencia Modulada), Diego de Almagro y Chañaral, lunes a viernes de 11 a 13 horas, se han entrevistado sobre el problema educacional actual a dos normalistas, Eleodoro Acuña Rivera y Rafael Cabezas Cavalli.
Ambos egresaron a mediados de los sesenta y se han dedicado completamente a la formación de generaciones de alumnos en diferentes zonas de Atacama, fundamentalmente a pequeños con variadas diferencias en las asimilaciones de los contenidos y hábitos que los habilitarán para su integración a la sociedad.
No está claro cuál es la actual política educacional en torno a los alumnos con problemas diferenciales en las planificaciones de los gobiernos neoliberales, ya que los profesores precisan de especializaciones determinadas para influir con seriedad en la formación de estos alumnos.
Ambos coinciden en que las políticas educacionales deben estar premunidas de la integralidad en la formación, como era antes del quiebre de la educación chilena desde los inicios de la dictadura cívico militar y el traspaso a las municipalidades de escuelas y liceos.
Según los maestros Acuña y Cabezas, la formación de profesores se ha deteriorado desde la eliminación de las escuelas normales mediante un decreto dictatorial.
El profesor debe estar premunido de consistencia formativa para enquistar en sus alumnos el incontenible deseo de saber y comprender. Eleodoro Acuña sostiene que el alumno debe entretenerse aprendiendo y la unión de ambos elementos debe manejarlos el maestro en el aula destacando la curiosidad y la investigación de los contenidos como se implantaba en la Escuela de Aplicación anexa a la Escuela Normal ubicada en la Alameda Matta, en la década del 50, tiempos de la educación fundamental en Copiapó.
Otros tiempos. Otro sentido para el ser humano que se valoraba en su plenitud donde la esencia de la honestidad, la consecuencia y el compromiso, eran elementos que emergían también de cada familia con solidaridad y esperanza. Otros tiempos.
0sman Cortés Argandoña
Responsabilidad del gobierno
Para detener la expansión de una epidemia se justifica restringir las libertades individuales en función del interés colectivo. Estas deben ser entregadas solo por la autoridad sanitaria y política. Los demás actores de la sociedad civil, gremial, académica o política deben entregar sus sugerencias a la autoridad y no dar cátedra a través de los medios de lo qué hay que hacer.
Dr. Patricio Silva Rojas, decano Facultad de Ciencias de la Salud, U.Central
No hay una cura mágica
Hace años, cuando nos encontrábamos frente a una enfermedad poco conocida, surgían voces que ofrecían "curas milagrosas". Tiempo después, en la época de la ciencia e información, nos encontramos con fenómenos similares.
Sin embargo, es deber de nosotros no caer en la respuesta rápida, sino que basar nuestras decisiones en evidencia, especialmente, las autoridades sanitarias.
El aislamiento social, es una de las principales herramientas, junto con el lavado de manos, contra el COVID-19. El crecimiento exponencial de casos y la curva de infectados en Chile tiene un aire a película de terror, más que una realidad. Esto ha potenciado un comportamiento "subóptimo" o de psicosis colectiva, donde el surgimiento de "rumores" o "cadenas" con tratamientos, prolifera.
La vacunación también ha surgido como una luz de esperanza para muchos. Efectivamente, es importante vacunarse, pero las aglomeraciones para realizarlas ha sido contraproducente y, por ende, el llamado sería a la población a la calma (existen vacunas suficientes para los grupos de riesgo), y a la autoridad sanitaria a favorecer el aislamiento social, argumentando el distanciamiento y el llamado de manera ordenada a vacunarse (por ejemplo por apellido). Agradecemos el llamado a vacunarse para proteger que las dos enfermedades se solapen.
En resumen, debemos dejar de lado las especulaciones y la información sin respaldo. Es momento de dejar de buscar una cura mágica y abocarse a asegurar en la población: vacunas, aislamiento social y la correcta higiene.
Jorge Cienfuegos, académico Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello