Congreso Nacional y Asamblea Constituyente
Atendida la coyuntura política y social actual del país, resulta indispensable aclarar conceptos: una Asamblea o Convención Constituyente no es otra cosa que una tercera cámara, de duración breve y carácter transitorio, que surge tras sustraer de la Cámara de Diputados y del Senado la competencia para discutir la reforma total o parcial de un -y sólo un- cuerpo normativo específico: la Constitución Política de la República. Nada más.
En su calidad de tercera cámara, una AC tiene la misma naturaleza de la Cámara de Diputados o del Senado: es decir, es una institución propia de la democracia representativa, por lo que NO serían los ciudadanos comunes y corrientes quienes determinarían el contenido y alcance de las disposiciones de una nueva constitución, sino que un grupo de representantes (políticos elegidos mediante sufragio universal, lo cual no garantiza que hagan lo que nosotros queremos), tal como los que encontramos actualmente en el Congreso Nacional o bien profitando en otros cargos en el aparato de la Administración del Estado. ¿O acaso los delegados de una hipotética AC -por el sólo hecho de ser parte de ella- tendrían una moral superior o un trabajo circunstancialmente más prolífico y honrado? Claramente, no.
Por lo tanto: mismas lógicas partidistas, mismas disputas de poder, mismos representantes, mismos vicios. Dicho de otra manera: misma película y actores, pero distinto cine.
De lo expuesto, resulta evidente que la idealización que de una AC han hecho amplios sectores de la oposición (y algunos sectores del oficialismo, aunque más parece que por moda, cálculo electoral cortoplacista o simple anorexia intelectual) resulta en sumo irresponsable, especialmente en momentos en que el país se halla sumido en una agitación política y social prolongada (cuyos efectos inmediatos ya se están notando y cuyas consecuencias últimas aún resultan inciertas), pues la mínima muestra de decencia, honestidad y responsabilidad que se nos debe a los electores y a la Nación, es respetar lo que hemos construido como sociedad en los últimos 30 años y, en tal orden de ideas, prestigiar la labor del Congreso Nacional, la institución republicana más antigua y que ha servido de efectiva instancia de diálogo democrático y civilizado desde el 04 de junio de 1811 (aunque con mayor estabilidad y progresividad, desde 1830), y ello pasa irremediablemente por ser ésta la institución en la que se radique la discusión de las reformas que requiere nuestra carta fundamental, tal como lo ha venido haciendo desde 1990, y tal como lo hizo en el pasado, durante la vigencia de las constituciones de 1833 y 1925.
Pues las instituciones y costumbres permanentes del país no necesariamente cambiarán -y para mejor- por la efímera labor de una eventual AC.
Stefano Bordoli Calcutta,Abogado
¿La Receta Magistral de la Dra. Bachelet?
¿A pocos días de que comience el mes de febrero, el mismo mes en que hace unos años la ex presidenta Bachelet no tomó muy buenas decisiones mientras era gobierno ante dos violentos terremotos, el de febrero 2010 de grado 8,8 en la escala de Richter, con su fallido aviso de "que descartaba la ocurrencia de un tsunami" y que provocó cientos de muertes y desgracias en nuestro sur y el de febrero 2015, Caso CAVAL, de grado 6.500 en la escala, pero de millones de pesos y a nivel personal y familiar del cual comenzó declarando " que solo se había enterado por la prensa" y que marcó un punto de inflexión de su segundo gobierno, tendrá ahora sí, "la receta magistral" para que su fundación "Horizonte Ciudadano" logre la unidad de la centro izquierda para enfrentar el actual terremoto de destrucción, violencia y desgracias que hoy azota a Chile y en pleno proceso constituyente?
Luis Enrique Soler
Incertidumbre y PSU
La Prueba de Selección Universitaria (PSU), objetivamente constituye una batería de pruebas estandarizadas, cuyo propósito es la selección de postulantes para la continuación de estudios universitarios. Desde una perspectiva subjetiva, constituye una experiencia de tensión, debido a que implica una respuesta a una demanda externa, de la que depende gran parte del futuro profesional proyectado. Representa una fuente estresora, que implica respuestas altamente emocionales, las que se pueden expresar en diferentes grados de ansiedad.
Estudios plantean que un grado leve o moderado de ansiedad puede cumplir una función útil o favorecedora para al individuo, en cuanto genera un estado de alerta y de tensión que puede mejorar el rendimiento. Por el contrario, altos niveles de ansiedad pueden conducir a errores psicomotores o intelectuales, debido al compromiso en los procesos de memoria, dificultad en la concentración y, en general, a la alteración del funcionamiento psicológico.
Jorge Vergara