Recaudación tributaria
A raíz del actual contexto social, para conseguir los recursos que permitan financiar las políticas públicas, algunos especialistas han manifestado su preocupación sobre cómo aumentar la recaudación tributaria.
Para ello, existen tres alternativas: creación de nuevos impuestos, medida que no les gusta a los contribuyentes, puesto que ven otra vía en que el Estado extrae sus recursos; aumento en la tasa de los impuestos existentes, la que tiene varios costos. Uno de los principales, es la pérdida de eficiencia en el uso de los recursos y de equidad, que puede representar un alto porcentaje del total de ingresos recaudados. Y, en tercer lugar, por medio del aumento de la base de los impuestos en aplicación. El problema es que la base de estos contiene muchas erosiones, luego que se aplican exenciones, deducciones, incentivos tributarios a la inversión, zonas francas, tratamientos tributarios especiales, gastos tributarios, evasión, entre otros. A través de estos mecanismos, se reduce la base impositiva de algunos contribuyentes, quienes terminan pagando un impuesto menor.
Para aumentar la recaudación tributaria y mejorar la eficiencia y equidad del sistema, se deberían revisar todas las erosiones, eliminando las que no se justifican y reduciendo el beneficio de algunas de ellas, no descartando la creación de otras. Muchas de ellas han perdurado en el tiempo, siendo consideradas como un derecho adquirido. Por lo tanto, nadie se atreve a cambiar o eliminar su contenido. Este aspecto es clave, ya que la estimación de los recursos que se dejan de recaudar alcanzó un 3,1% del PIB, para el año 2019, llegando a USD 9.941 millones.
José Yáñez, profesor Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile
Tardía reacción
"En cada incendio o saqueo a un templo se está violando un derecho fundamental, consagrado en la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que es el derecho a la libertad religiosa", dichos de la personera de "Voces Católicas", Magdalena Lira, y "El derecho a enterrar a los seres queridos y respetar su sepultura se considera un derecho sagrado (insacrificable, laicamente hablando) desde los albores de la humanidad, por lo que su violación es especialmente repudiable", del director del "Instituto Nacional de Derechos Humanos", Sergio Micco, entre otras, aparecidas en la prensa el retropróximo sábado 4 con ocasión de la quema -al atardecer del día anterior- de la Iglesia San Francisco de Borja y profanación de la cripta del Teniente Hernán Merino Correa, mártir de Carabineros caído en "Laguna del Desierto", en 1985, en el sur de nuestro país, en un incidente con gendarmes argentinos.
No dejan de llamar hoy la atención las palabras de Micco considerando que desde el viernes 18.octubre.2019 cínicos encapuchados -¡Desquiciados a más no dar!- no sólo han estado mancillando el monumento al general Baquedano -faltándole el respeto a la memoria de un héroe-, sino también a la tumba del "Soldado Desconocido de la Patria", que luchó en la "Guerra del Pacífico al lado del general de nuestro Glorioso Ejército, sita a sus pies, en la plaza homónima capitalina, epicentro de multitudinarias concentraciones varias, que si bien comienzan "pacíficas", terminan en "vandalismo" puro.
Jorge Saavedra Moena
Provocación
"No hay peor sordo que el que no quiere oír", dicta el refrán a propósito de la elite que ya se aterroriza ante el nuevo futuro que el país está exigiendo por vías democráticas. Un abogado de apellido Edwards y la historiadora Santa Cruz argumentan con dramatismo que una nueva Constitución de la República traerá sólo pobreza a la sociedad chilena. Ocho senadores saltan a la palestra, con pucheros, anunciando que no apoyarán un cambio constitucional dada la violencia de grupos juveniles que causan problemas de orden público en algunos lugares, como si el país estuviera en llamas.
Suena ofensivo. Las movilizaciones masivas de octubre y noviembre, pidieron un cambio profundo. Lo ratificaron los cabildos municipales con más de un 70% de apoyo. Y la repulsa permanente de los jóvenes al sistema es normal en cualquier país. Ocurre cuando no tienen condiciones mínimas de desarrollo personal ni menos esperanzas en educación, trabajo salud, vivienda, previsión.
Es obvio que quienes, de suyo, han gozado a manos llenas de los privilegios del sistema no conocen como viven en La Pintana, no viajan en transporte público, no van al hospital y no ven ni escuchan que tenemos un país con más del 50% de empleo precario, educación carísima, salud pública en crisis, endeudamiento generalizado y millones de jubilados enfermos y casi en la indigencia.
Es una provocación querer mantener y defender el estado situación actual.
Gaspar Millas del Río