Post Navidad
Señor Director: Concluida la celebración de Navidad, una vez que se abrieron los regalos que fueron motivo de alegría para algunos y tal vez de frustración para otros comienza una vertiginosa preparación para celebrar el Año Nuevo…casi no hay tiempo para seguir reflexionando y emocionándose por la maravillosa noticia que se ha extendido por más de 2.000 años que en un Niño se nos manifestó el mismo Dios:
Los villancicos ceden su lugar a las cumbias y Noche de Paz será reemplazada por "Un año más" en las versiones de Los Vickings 5 o La Sonora Palacios se escuchará y bailará a lo largo y ancho de nuestra hermosa nación…transformándose en la banda sonora que nos motiva para iniciar el nuevo año que en esta oportunidad también coincide con una nueva década.
El nuevo año será bueno si a nivel personal y social tuviésemos las actitudes que Jesús nos enseñó…esto no implica que seas creyente…el mismo calendario nos recuerda que la cantidad de años que se indican son desde que un joven carpintero recorrió el Desierto entregando su mensaje de Amor.
El amor es respetar al otro…pero el otro no es sólo el que piensa como tú…es el que marcha…como el que no marcha…es aquel que grita pidiendo justicia…como lo es la persona tímida que manifiesta sus temores con una voz apenas audible…el otro es el que grita insultos a los carabineros…el otro es el carabinero que es padre, hermano, hijo…al que también le duelen los golpes y que tendrá que pasar por situaciones similares en los diferentes gobiernos…cuando recibimos su ayuda son carabineros…si nos pasan un parte "son pacos".
Es bueno en situaciones de conflicto cuando parece no haber salida y todo se cubre de sombras que oscurecen nuestros día a nivel personal o social…escuchar a hombres y mujeres que con sabiduría analizan las realidades no desde ideologías sino que a partir de un profundo amor a su país.
Con la esperanza de un nuevo año que entre todos lo hagamos mucho mejor que el 2019 les deseo a todos los lectores del Diario Atacama un Feliz 2020.
Miguel Angel Aguirre, Chañaral
Constitución I
El actual debate respecto a reformar la ley fundamental y el posible cambio de esta suscita opiniones diversas y en muchos casos enfrentadas. Sin embargo, para formarnos una opinión sensata, podemos guiarnos por el siguiente enunciado: El único medio para afianzar nuestros derechos es elaborar una constitución conveniente a las circunstancias de los tiempos que corren, esta elección es un derecho dado por la libertad que confiere el hecho de ser una nación y que conlleva a la permanencia, seguridad y felicidad.
La radicalidad de esta consigna no es de un agitador o idea de quien escribe, más bien pertenece a fray Camilo Henríquez, pensador y prócer de la Independencia, quien, en su Sermón en la instalación del Primer Congreso Nacional de julio de 1811, dio su opinión sobre el proceso constituyente chileno y del parlamento inicial. Por supuesto, la finalidad de la homilía fue la promoción de un sistema de monarquía constitucional federal a la espera de Fernando VII, el rey español cautivo llamado "El Deseado".
Desde ese momento, la discusión sobre la constitución y sus reformas ha perdurado como si fuera una disputa de doscientos años. Y a pesar de que la mayoría de dichos reglamentos fueron redactados tras golpes de Estado y de sangrientas batallas, lo cierto es que éste parece ser el sino de nuestra patria: la reforma constante de su pacto rector acaso muestra de una inestabilidad patológica o de un profundo deseo por atender a las insinuaciones del devenir histórico. Me inclino por la última opción.
Aprendamos la sabia lección de la historia a través de los moralistas en 1823, los federalistas en 1826, los conservadores en 1833, los liberales en 1870 y los demás constituyentes del siglo XX: que de ser cambiada, sólo lleve el nombre de la década que se avecina y no el de una ideología o el de un estigma difícil de sobrellevar, donde se incluyan todos quienes deseen participar y donde los nuevos actores se sumen a los antiguos para de una vez conquistar la felicidad que proponía Camilo Henríquez con aristotélica elocuencia.
Felipe Orellana, Centro de Investigaciones Históricas
Constitución II
El acuerdo constitucional es un gran paso para la imagen del país, ya que refleja un Gobierno que escucha a su pueblo. Fruto de la enorme movilización social, el 26 de abril del 2020 por fin tendremos un plebiscito que nos preguntará, a cada uno de los chilenos, si queremos o no una nueva constitución, construida en democracia, con la participación de todos. El histórico Plebiscito nos permitirá tomar una decisión libre, soberana y democrática que ojalá se traduzca en una constitución fruto del diálogo, forjada de la reflexión y del pleno respeto a las opiniones, ideas, pensamientos y sueños de todos los chilenos. Es un ejemplo de que, con tolerancia, respeto y buena política se pueden construir grandes acuerdos.
Francisca Herrera Jara, cientista político