Adaptabilidad a los cambios
Las desvinculaciones por la tecnología y los últimos acontecimientos invitan a ponerse en sintonía con planes para recuperar la empleabilidad, pero también el saber reinventarse. El capital humano hoy está mejor desarrollado que hace décadas, pero no debe conformarnos. Los trabajadores necesitan de más conocimientos en tiempos que la volatibilidad laboral es mucho mayor.
El escenario laboral a corto, mediano y largo plazo se ve complejo por distintas aristas. La tecnología por un lado y los últimos acontecimientos ocurridos en el país por otro, están moviendo las "aguas" a sectores turbulentos, pero del que no podemos evadir, sino que enfrentarlos como sociedad. Los planes públicos y privados deben proteger a los trabajadores, mejorando lo que tiene relación con el desarrollo de capital humano, donde son importantes procesos como la certificación de competencias.
Pero también las personas deben reinventarse rápidamente, especialmente en lo que tiene que ver con el impacto de la llamada "Cuarta Revolución Industrial". Si bien el avance de la tecnología es un tema histórico y ha provocado que empleos desaparezcan, lo que ha motivado la reinvención de las personas, hoy pareciera que las modificaciones son más violentas pasando en plazos más acotados de un oficio a otro.
Para ello evidentemente hay que entregarles las herramientas y organismos como el Sence son claves para fortalecer y entregar competencias, mientras que organismos como el Observatorio Laboral de Atacama pueden entregar certeros diagnósticos aterrizados a la realidad de la región.
Interesante es lo planteado por José Robles, director del Observatorio local, quien apunta a que las competencias no se remitan a trabajar a nivel local, sino que a otros puntos del mundo. En un mundo globalizado y ante ponderables inevitables como la desaceleración económica, el poder buscar otros rumbos pareciera una alternativa coherente.
Las empresas por su parte tienen el deber de desarrollar capital humano. Hoy hay más avances que hace décadas donde la precarización era tal, que vista con los ojos de hoy, podríamos decir que eran terribles realidades, pero no hay que conformarse y se debe propender a que esto de la Responsabilidad Social no sea un número a cumplir, sino que dentro de la cultura organizacional los trabajadores vivan constantes y responsables procesos de capacitación y sientan que su estadía no sea solo para producir.
Los desafíos laborales son amplios en tiempos que ameritan otras miradas para el desarrollo de las personas. La tarea es no reducir todo a la producción, sino que a otros ámbitos.