Un Banco Central con los pies en la tierra
Repercusión ha generado principalmente en el mundo político los dichos del Presidente del Banco Central de Chile; Mario Marcel, a propósito del último informe de Política Monetaria (IPoM) dado a conocer por el ente rector la semana anterior, en el cual se visualiza el impacto que ha tenido en la economía nacional, los 50 días de crisis social en el país. El mensaje del máximo ente de la política monetaria chilena fue claro, contundente y con un solo objetivo: emplazar al Gobierno y al Congreso Nacional para cerrar los acuerdos pendientes "lo antes posible".
Ciertos sectores y personalidades señalaron que tales dichos del economista Marcel, escapan del rol, competencias y mandatos constitucionales (autonomía) que posee el Banco Central. Sin embargo, discrepo de tales críticas. Si bien es cierto, la Constitución Política de la República establece en su artículo 108 que el Banco Central es un organismo "autónomo", no obstante, tal mandato constitucional no impide que el ente político monetario manifieste su parecer sobre los factores que están incidiendo negativamente en las cifras económicas de país.
Además dicha autonomía que le otorga la Constitución debe entenderse en 3 sentidos: 1. autonomía institucional: se refiere a que orgánicamente el Banco Central es de carácter técnico, con personalidad jurídica, patrimonio propio y con una duración indefinida.
2. autonomía financiera: consiste en que funcionalmente, el Banco Central puede realizar operaciones económicas y financieras con total autonomía del Estado-fisco.
3. autonomía normativa: En el sentido de que orgánico constitucionalmente, el Banco Central tiene facultades para dictar normas de carácter financieras, crediticias y monetarias.
Los dichos del Presidente del Banco Central junto al contenido del Informe de Política Monetaria (IPoM), no hacen más que cumplir con el objetivo institucional del ente rector, establecido en el artículo 3 de la ley orgánica constitucional del Banco Central (18.840), esto es, "Velar por la estabilidad de la moneda…", es decir, evitar la pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional por efectos de la inflación.
Es de suma importancia que el Banco Central de Chile sea autónomo e independiente de los demás poderes del Estado, pero ello no significa que se le impida referirse sobre la realidad político social que está viviendo nuestro país y que está incidiendo en las cifras económicas. Como señalo el Expresidente del Banco Central, Carlos Massad, en una entrevista en el Diario La Tercera: "el Central es independiente, pero no vive en la luna. Es autónomo, pero no se ubica en Marte, sino que en la Tierra.
En definitiva, necesitamos un Banco Central no solo con los pies en las cifras, en las encuestas, en los informes o en la política monetaria exterior, sino también necesitamos un Banco Central con los pies en la tierra y en la realidad chilena.
Felipe Rivera T.
Cambios en la justicia
A propósito de justicia y de cambios, sería muy pertinente que en paralelo, mientras se buscan los candidatos para postular al cargo de presidente de la Corte Suprema, se mandé a mantención la balanza y se cambie el paño de la venda de la justicia , para evitar que se den casos como que a un chileno en el sur, por robarse una concha de jabón usada, un chaleco viejo y una gallina le den 5 años y un día de cárcel y a otro chileno por coludirse y ganar millones de US$, solo le sugieran clases de ética y escribir 20 veces "Prometo que no lo volveré a hacer".Y la tripleta perfecta sería la urgente actualización de nuestro Código Penal...
Luis Enrique Soler Milla
La otra violencia
Desde hace más de un mes nuestro país ha vivido hechos de una violencia inusitada, que comenzaron con actos de connotación terrorista, seguidos de saqueos, incendios y agresiones a personas y a la fuerza pública. Pero hay también un tipo de violencia que ha pasado más desapercibida.
Obstaculizar el tránsito y coaccionar a choferes a que bajen de sus vehículos a bailar, es una forma de violencia que atenta en contra de la dignidad humana, que vulnera gravemente el derecho a la honra, la libertad de circulación y la integridad psíquica, y amenaza la integridad física y el derecho de propiedad. Esta práctica inventada por los nazis es violencia.
Por otra parte, se ha ido haciendo habitual la ocupación de espacios públicos para realizar manifestaciones, al punto que pareciera haberse asumido que, en la medida que sean pacíficas, son lícitas. Sin embargo, en todo país civilizado la libertad de reunión supone el respeto del derecho que todos tienen de usar dichos espacios, y de desarrollar las actividades para las que están destinados. Por eso se exigen permisos especiales para realizar eventos masivos en esos lugares, los que se conceden ponderando diversos factores, como el grado de afectación de los derechos de los demás y la mantención del orden público.
José Ignacio Martínez Estay