Frases
"Cuando un policía es atacado y responde, no es violación a los DD.HH."
Héctor Espinoza — Director general de la PDI
"Estamos enfrentando un enemigo poderoso e implacable"
Sebastián Piñera
Presidente de la República
"Cuando un policía es atacado y responde, no es violación a los DD.HH."
Héctor Espinoza — Director general de la PDI
"Estamos enfrentando un enemigo poderoso e implacable"
Sebastián Piñera
Presidente de la República
Antiguos comerciantes del centro de Copiapó que permanecieron por más de catorce años en sus locales abandonarán mañana totalmente la intersección de las calles O'Higgins y Maipú.Esto debido a que la dueña del terreno -que abarca hasta calle Gana por O'Higgins- vendió meses atrás el terreno a la tienda Corona la cual se trasladaría a ese lugar, según ella misma comentó.
Con fecha 15 de noviembre del 2006, la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) de Atacama resolvió calificar favorablemente el proyecto denominado "Ampliación de la capacidad de tratamiento de riles" que la Empresa Nacional de Minería (Enami) pretende poner en marcha en la Fundición Hernán Videla Lira.
"Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo". Con la canción de Alberto Cortes, en la voz de Víctor "Toto" Arancibia, los amigos y familiares dieron el adiós a Ernesto "Pluto" Saavedra. Una soleada tarde fue la que despidió al músico, artista y comunicador.
Chile es el país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con el mayor índice de desigualdad en la distribución del ingreso. Según el reciente informe de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2017 (CASEN) el ingreso del 10 % más rico es 39,1 veces el ingreso del 10% más pobre. Tres de cada 4 trabajadores ganan menos de 3 ingresos mínimos. El mismo informe reveló un estancamiento de la pobreza multidimensional (metodología que mide cinco áreas, educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno y cohesión social), es decir actualmente existen 3.530.889 personas viviendo en situación de pobreza. Con estos datos todo parece indicar que el crecimiento por sí solo, no ha logrado reducir la pobreza y la desigualdad en nuestro país.
La desigualdad en Chile es un problema grave y ha experimentado pocas variaciones en los últimos 28 años. Desde el primer gobierno democrático, a inicio del año 90, hasta nuestros días, ha habido una preocupante concentración de la riqueza. Todos esperaríamos que luego de buenos anuncios económicos de nuestro Ministro de Hacienda, hubiese, de la misma forma, una mayor preocupación por la redistribución de la riqueza. Es decir, las tasas de crecimiento económico a lo largo de los últimos 28 años no se condice con una política redistributiva eficiente, por el contrario, todo parece indicar la existencia de una relación inversa. Es así que, según datos de la CASEN 2017, pasamos de un índice de Gini de 0,49 en el año 2015 a un Gini de 0,50 en el año 2017 (el índice de gini es una metodología de medición de la desigualdad de los países, un índice cercano a 1 indica una mayor desigualdad) lo que en términos sociales es realmente preocupante. De los datos se deduce, entonces, que las políticas sociales redistributivas no han tenido el efecto deseado. Pero, ¿qué tan perjudicial puede ser, desde el punto de vista social y económico, que Chile presente una alta concentración de la riqueza (o ingreso)?.
La evidencia internacional ha encontrado que la desigualdad socava el bienestar de los individuos y está asociada a la pobreza, a la desesperanza y a la falta de oportunidades del conjunto de individuos de una sociedad. Las personas de menores ingresos se enfrentan a una mayor dificultad a al momento de acceder a una salud y educación de calidad. Estudios científicos han puesto de manifiesto que en sociedades más desiguales tiende a existir una mayor inestabilidad social y mayores índices de violencia respecto de otras más igualitarias. Los estudios económicos dan cuenta que el crecimiento económico, por sí mismo, no es fuente de progreso. El progreso de los países, tiene que ver con el bienestar de los miembros de una sociedad y de la formación de su capital humano y por el logro de la disminución de la desigualdad.
Planck Barahona U.
Profesor Universidad de Atacama
Los semáforos de Copiapó y su falta de operatividad vuelven a ser parte de la vida diaria de los habitantes de la capital regional. Si antes fueron fallas por los aluviones que dañaron el 75% de estas estructuras (muchas de estas nunca volvieron a funcionar bien) ahora en el marco de los disturbios, concurridas interesecciones están con semáforos derribados o sin operar.
Se trata de infraestructura pública instalada para ordenar el tránsito de una ciudad altamente congestionada y evitar accidentes que pueden ser fatales.
Actualmente en avenidas como Copayapu hay puntos en que los conductores y transeúntes deben autorregularse en un ejercicio muy peligroso, que no resiste más días.
Quienes los han dañado cometen una irresponsabilidad tremenda y sin duda que estarán lejos de asumir cualquier eventual daño a las personas. Poblaciones y sectores han necesitado por años la regulación del tránsito y lo que ha ocurrido puede terminar atentando contra su integridad, sin que estas acciones sean detenidas.
Autoridades ya tienen delineados los planes de reparación de infraestructura pública, donde los semáforos aparecen como prioridad y los recursos están solicitados a nivel central.
La medida es precisa dado los peligros constantes, pero lamentablemente no se puede asegurar que las estructuras nuevamente no sean destrozadas otra vez, lo que coloca una incertidumbre constante. Un semáforo nuevamente destruido es un riesgo para la gente y una pérdida de recursos en las arcas fiscales.
Consultados, Carabineros descarta realizar labores de conducción de tránsito dado que dice que los tiempos y esfuerzos están centrados en las marchas y restablecer el orden público.
Así, esperar a que disminuyan los hechos violentos para repararlos es altamente riesgoso y ante esto es muy lamentable depender de la "voluntad" de aquellos que dañan para mantenerlos operativos y así evitar tragedias en las calles copiapinas.
Aunque están lejos de ser parte de una infraestructura crítica como otras que buscan ser protegidas mediante un proyecto de ley, cabe preguntarse si pueden entrar en algún plan. Las razones son evidentes: los semáforos son de los elementos más vandalizados y si no funcionan son un riesgo para la vida y la seguridad de las personas.