Las urgencias sociales requieren seguir siendo importante del foco de la agenda del país y abordarlas para encontrar una solución en el corto, mediano o largo plazo. Pero también hay otras emergencias que requieren ser abordadas. Dos son la escasez hídrica y el cambio climático, que no "esperan" el término de todo este proceso y que seguirán avanzando si es que el país no sigue desarrollando acciones que permitan concretar su freno.
Evidentemente que el tiempo no sobra, pero hay que hacer el esfuerzo para ir equilibrando las distintas prioridades ya sea desde las ideas o desde los proyectos. Semanas antes de la crisis social, se hablaba de la crisis hídrica y en el caso de Atacama la Dirección General de Aguas la dejaba como una de las zonas más afectadas producto de la baja de caudales.
Un 26% de déficit en la estación Pastillo del río Copiapó y un déficit de un 86% en la estación de Algodones del río Huasco, son parte de los antecedentes de un periodo de sequía que se extenderá hasta al menos el 2025.
Por lo tanto la gestión de iniciativas como las desaladoras y la articulación de otras alternativas, parecen ser fundamentales en los avances para enfrentar esta materia.
Dejar durmiendo las iniciativas e ir olvidando el debate -lo que está ocurriendo de alguna manera actualmente-, hace correr el riesgo de retroceder a puntos indeterminados cuando la situación de sequía lo que más necesita hoy es movimiento.
Bajo este paraguas y en un momento en que los llamados a la generosidad se multiplican, bueno es saber qué otras propuestas pueden contribuir a la escasez hídrica. Uno de los comentarios dados en el último tiempo en Atacama es qué va a pasar con los derechos de aguas de las empresas mineras, dada la apertura de desaladoras y la construcción de una como es la de Enapac que puede abastecer los procesos mineros.
Hasta el momento no hay un análisis acabado y hay más dudas que certezas, dado que el ministro del ramo Baldo Prokurica, comentó que el tema debía verse a futuro, pero lo cierto es que puede ser un interesante punto de partida del esfuerzo que pueden hacer las empresas no solamente en las demandas sociales, y en esto hay que destacar la iniciativa de plantear un sueldo ético, sino que en otros ámbitos que no tienen que ver con fondos, sino que con la apertura a pensar desde otros puntos de vista.