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Avancemos en nuestro liderazo minero con voluntad y diálogo

Isaías Zavala , Alcalde de Diego de Almagro, Baldo Prokurica, Ministro de Minería
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No cabe duda de que las últimas tres semanas han sido complejas para el país y la Región de Atacama. Como Gobierno hemos escuchado la voz de la ciudadanía que ha expresado sus problemas y demandas y recibimos con humildad el mensaje que los chilenos nos han entregado, para lo cual ya estamos trabajando en buscar mejoras a través de iniciativas concretas como por ejemplo la "nueva agenda social" y el plan "Levantemos tu Pyme".

En el caso puntual de Atacama no debemos perder de vista la importancia de la minería para esta zona, especialmente si consideramos por ejemplo que las exportaciones mineras alcanzaron el 97,3% de los envíos que realizó esta región en agosto pasado.

Teniendo en cuenta lo anterior es de vital importancia reactivar los proyectos mineros para continuar generando empleo, principalmente si consideramos que de acuerdo con el último reporte de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), las regiones mineras -como es el caso de Atacama-, disminuyeron el nivel de desocupación.

Es por ello que debemos reactivar y dar "luz verde" a los proyectos que están en la cartera de inversiones de esta región como Rajo Inca de Codelco por US$ 1.226 millones, Santo Domingo por US$ 1.700 millones y Salares Norte por US$ 1.000 millones. Asimismo, generar las condiciones para que los titulares del proyecto Nueva Unión presenten su estudio de impacto ambiental.

A la luz de estos antecedentes estamos conscientes que hoy más que nunca debemos seguir avanzando de forma paralela y con más fuerza en el desarrollo de las mesas pro-inversión regionales y los compromisos económicos-sociales que planteamos desde el comienzo de nuestra gestión. Me refiero principalmente a una mayor contratación de mano de obra y proveedores locales, como también que las empresas mineras instalen sus oficinas corporativas en las ciudades cercanas a sus proyectos.


El pueblo despertó

El estallido social de estas semanas es una consecuencia lógica a la resistencia a un modelo político y económico, que deja de manifiesto tremendas injusticias en todo orden de cosas.

Pero en estas protestas se produce una suerte de diálogo de sordos, entre el pueblo que se organiza en marchar, cabildos y tantas otras formas de expresión y un gobierno liderado por un presidente que no comprende, que las manifestaciones, en su mayoría, son a su forma de gobernar. Como por arte de magia, manifiesta su apoyo a las marchas e indica incluso, que le hubiese gustado estar en ellas. En este proceso, a todas luces algo anda mal. A mayor abundancia, como dicen los juristas, Piñera y los suyos insiste el llevar a cabo su agenda social, con medidas alejadas de las añoranzas de este pueblo que se cansó.

En medio de toda esta sordera, la gente se manifiesta y el cambio al sistema de pensiones y por supuesto, una nueva constitución, surgen como las demandas más sentidas, además de educación y salud de calidad para todos y no solo para algunos. Y es que el pueblo se aburrió de las listas de esperas, se cansó de la burla de los ministros alejados de la gente, de promesas incumplidas y que los tiempos mejores solo fueran para unos pocos, los derechistas privilegiados de Piñera. ¿En qué terminará todo esto? Mi sentir es que el pueblo está haciendo historia y esa historia recién se comienza a escribir y culminará con la añoranza de una vida más digna para todos. Pero para que todo esto suceda, se requiere de un gobierno dispuesto a transformaciones drásticas en lo social. ¿Eso es factible? No, porque para Piñera y los suyos, cambiar el modelo es renunciar a los privilegios y eso no se transa porque está en su ADN. No olvidemos que su hermano es el creador del sistema perverso de AFP y sus amigos los nefatos Chicago Boys, son los que instalaron en Chile el capitalismo en época de dictadura. Los mismos por cierto, que idearon a su conveniencia, la constitución de Pinochet, que nos tiene amarrados. ¿Querrán ellos cambiar el modelo? Claramente no. Para cambiarlo, la lucha de la gente debe ser constante y desde todos los frentes, ese es el sueño y el pueblo no debe descansar hasta alcanzarlo.