Estallidos sociales
Sr. director: Curioso resulta, por decir lo menos, que los dos grandes estallidos sociales desde el retorno a la democracia -el movimiento estudiantil de 2011 y las protestas sociales de 2019- hayan ocurrido justamente en los gobiernos del presidente Piñera. Esto, por dos razones:
La primera, porque los motivos esgrimidos han sido problemas estructurales que el país ha arrastrado durante toda su historia republicana (tales como la desigualdad en todas sus dimensiones y los problemas de acceso a la salud), o bien otros que, aunque relativamente recientes, no han sido provocados ni agudizados en ninguna de sus administraciones (tales como la democratización del crédito y la tasa de endeudamiento de las familias).
La segunda, porque las soluciones planteadas a tales problemas han sido demandadas al gobierno que con menor probabilidad accederá a ellas.
Stefano Bordoli , abogado
Inequidad y exclusión
En diversos medios de comunicación se ha planteado que el empresariado recoge el guante del malestar social, haciendo un mea culpa respecto de las inequidades que hoy tiene el país. Sin embargo, no hay que olvidar que las inequidades, también generan exclusión.
Se detalla que Chile hoy enfrenta una crisis de la institucionalidad, se reconocen malas políticas públicas, bajo nivel de educación y sentimiento colectivo de desesperanza, entre otros. Sin embargo, en ninguna parte escuchamos que en ese colectivo están los más marginados de los marginados, que suman más de 2 millones 600 mil personas. Hablo de las personas con discapacidad.
Me gustaría escuchar que la propuesta de equidad de sueldo, es para todos y no solo para algunos. Que las personas con discapacidad que se incorporen a trabajar también ganarán un sueldo mínimo ético de 500 mil pesos propuesto por muchos en esta crisis.
Andrea Zondek, presidenta Fundación TACAL
Cabildo con Jesús
Jesús y sus discípulos se fueron en barca a un lugar despoblado; pero, la multitud le siguió. Él se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas. Como eran cuatro mil personas, y ya era tarde, Jesús pensó, si los despido a casa, puede que desfallezcan por el camino, entonces preguntó a sus discípulos ¿cuántos panes tienen?, le respondieron siete y unos pescaditos. Este relato nos habla de la multiplicación de los panes, donde todos comieron quedando satisfechos, recogiéndose las sobras en siete canastas. Al compartir este texto en una jornada religiosa, se nos dijo que entre la multitud habrían algunos de buena situación, quienes al ver que Jesús bendecía los panes y pescaditos para servir a los congregados; estos, al momento, sacaron "bajo su poncho" los alimentos que tenían solo para ellos, compartiéndolo con los demás. En Lucas 5, Simón le dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos sacado nada; pero, ya que lo dices, echaré las redes. Capturaron tantos peces que se reventaban las redes. En Chile, hay muchas necesidades y demandas no resueltas; entre ellas, que la población tenga libre acceso a riberas y playas. Ojalá que el nuevo ministro de Bienes Nacionales, Julio Isamit, encuentre solución.
Derico Cofré
Historia del Pilar Solidario
Señor director:
Las pensiones no contributivas en Chile tienen su origen en 1975, a partir del Programa de Pensiones Asistenciales, -PASIS-, el cual entregaba pensiones a los adultos mayores vulnerables, a personas inválidas, y a personas con deficiencia mental. La cobertura era muy reducida, tanto en montos como en número de beneficiarios.
El gran impulso al pilar solidario fue con la reforma previsional de la Presidenta Bachelet en el año 2007, donde aumentó la cobertura al 60% más vulnerable y con un monto inicial de $65.000. También la Presidenta Bachelet, en su segundo mandato, mejoró el pilar solidario en un 10%, luego de las marchas por mejores pensiones en el año 2016. En la actualidad, la pensión básica solidaria llega a $110.201.
Las manifestaciones de los últimos días se hicieron sentir, y la mejora inicial al pilar solidario del 10% propuesta por el Presidente Piñera paso a un 20%, con una mejora adicional para los mayores de 75 años para el año 2020 y 2021.
Pero no hay que caer en populismos, como ofrecer igualar la pensión básica solidaria al sueldo mínimo, pues no sólo no existen los recursos para ello en el corto plazo, si no también complejidades para su pago en el mediano y largo plazo.
El pilar solidario debe ser prioridad como política pública, y las pensiones solidarias deben aumentar a medida que mejoran los ingresos del país, con un reajuste calculado de manera técnica, sin comprometer las futuras pensiones y ni los recursos fiscales.
Eduardo Jerez