La autora que hacía libros para su hermano chico
María José Ferrada nació y creció en Temuco y allí, mientras la lluvia azotaba los campos, leía. Hoy ya tiene un lugar en la literatura, con más de 25 títulos publicados en todo el mundo.
"No puedes ir donde un niño con tu supuesta sabiduría de adulto", dice la escritora.
María José Ferrada escribe para los niños. Usa para contar sus historias árboles, pájaros, insectos, colores y máquinas. Suya es una antología de haikú, títulos en Braille, historias sobre el autismo, el síndrome de Down y la niñez migrante.
En el "El baile diminuto" (Das Kapital), hace foco en las arañas y moscas; en el "El idioma secreto" (Kalandraka), recuerda las historias de su abuela y en "Notas al margen" (Santillana), trabaja con prensa y textos de ficción. En "Las visiones fantásticas" (Tragaluz) plasma en poesía la duermevela; y en "La tristeza de las cosas" (Amanuta) su ojo se posa en los objetos. En "Sábados", un pequeño recorre los cerros de Valparaíso cantando junto a su padre. "El día de Manuel" (Alfaguara) lo protagoniza un niño autista y en "¿Quién es Juan", uno con síndrome de Down.
Ferrada cuenta que vivió en Temuco hasta los 12 años y luego se fui a vivir, con su madre, a Santiago. Recuerda una infancia corriente, de poca televisión y con juegos con los amigos fuera de la casa. Y cuando llovía, mucha lectura.
"Entonces -y aquí empiezo a hablar como las abuelitas- éramos niños que teníamos que inventar con qué entretenernos. Creo que lo lográbamos con bastante facilidad. También es cierto que era una época en la que si te aburrías tampoco los adultos te hacían mucho caso, la vida giraba en torno a los adultos, lo que en un punto me parece sano, porque nos permitía, desde chicos, ser más independientes", recuerda la autora.
-¿Recuerdas cómo era la biblioteca de tu casa?
-En mi casa no había una gran biblioteca, pero había libros y como era una casa en la que no éramos maniáticos del orden, los libros estaban en cualquier parte. Y, sin hacer una celebración del desorden -que tampoco me parece tan malo- creo que eso fue bueno porque los libros siempre estuvieron, literalmente, a mi alcance. Recuerdo que mis padres estaban suscritos a un club de lectores y que una vez al mes el cartero traía un libro para adultos y otro para niños. En esa colección, leí "El viaje de Gulliver", "Mujercitas", "Hombrecitos" y uno que me gustó mucho que se llamaba "El pequeño Lord Fauntleroy".
-¿Cuál fue el primer libro infantil que hiciste?
-Uno de cartón que le hice a mi hermano chico. Tenemos quince años de diferencia y es mi único hermano, así que me lo tomé muy en serio y las personas que lo vieron me comenzaron a hacer encargos. Digamos que en mis tiempos de universidad tuve una especie de pyme de libros infantiles a pedido. No era para nada buen negocio porque me demoraba mucho en cada libro, pero lo pasaba bien experimentando con las historias y los formatos artesanales. Fue así como descubrí la literatura infantil. Luego vino una autoedición que hicimos con la ilustradora Karina Letelier, llamada "12 historias minúsculas de la tierra, el cielo y el mar" (Zig-Zag) , que hoy continúa circulando.
Simpleza y libertad
María José Ferrada, con quince años escribiendo libros para niños, ha pasado por intereses, géneros y formatos diferentes. "Cuido mucho mi libertad en ese sentido. Ahora, por ejemplo, estoy intentando hacer un cómic", explica.
-¿Cuéntame de "Animal", el libro en braille que hiciste.
-Está ilustrado por Mónica Begna y Ana Palmero y fue seleccionado para la exhibición de la Feria de Frankfurt "100 outstanding picturebooks". Es un libro casi blanco. La idea es que el texto te haga una pregunta y tú la respondas desde el tacto. Por esa linea, en conjunto con el ilustrador Pato Mena, realizamos el libro llamado "El día de Manuel", que en su versión japonesa incluye pictogramas que facilitan la lectura. Pronto sale, con la editorial japonesa Kaiseisha, la segunda parte de ese libro.
En el año 2018 María José ganó con "Kramp", su primera novela para adultos, el Premio Mejores Obras Literarias. La narración la lleva una niña que nos entrega su mirada sobre el mundo de los vendedores viajeros, en este caso, el de su padre.
-¿Cómo pasas de un lector adulto a otro infantil?
-Cada una tiene sus propias complejidades y también sus libertades. No puedes ir donde un niño con tu supuesta sabiduría de adulto. Debes buscar otros caminos, trabajar con tu propia libertad.
-¿Y los adultos?
-Somos diferentes. Cuesta que nos olvidemos que hay un escritor que construye la ficción. Somos desconfiados y eso también vuelve el trabajo interesante.
En su reciente paso por la Feria de Frankfurt (16 al 20 de octubre) María José Ferrada inauguró el stand chileno con una lectura de "Kramp". Además, habló sobre el pensamiento de Gabriela Mistral, específicamente de algunos libros que rescatan su legado intelectual. "Me enfoqué especialmente en un libro editado por la Biblioteca Nacional en formato digital, en el contexto de Chile para Niños, llamado 'Gabriela Mistral, vida y pensamiento', donde se acerca a los niños a esta cara más desconocida de Gabriela Mistral: la intelectual que al mismo tiempo que desarrollaba su trabajo como poeta, participaba en la reforma de educación mexicana, escribía en diarios de distintos lugares del mundo, dictaba conferencias en las que reflexionaba acerca de temas tan vigentes como la lengua, la situación de las mujeres, la relación del ser humano con la tierra, entre otras muchas cosas.
Por estos días está en España presentando dos libros nuevos: "El idioma de los animales", ilustrado por Miguel Pang y "Tea y Camaleón son hermanos", ilustrado por Koichiro Kashima, ambos publicados por la editorial A Buen Paso.
Por Amelia Carvallo A.
rodrigo marín