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8ª Semana de la Pyme: Fiesta nacional del emprendimiento

Cristián González Verasay , Director ONG Supérate, Manuel Nanjarí Contreras, Seremi de Economía, Fomento y Turismo
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La Semana de la Pyme es una fiesta nacional que se celebra en todas las regiones de Chile, que busca posicionar y destacar el talento empresarial de las pymes mostrando su trascendental rol dentro de nuestra economía. En su 8ª versión, desde el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, se nos encomendó dar a conocer el trabajo que realizan las pymes, y cómo ser una de éstas, se convierte en una oportunidad para mejorar el crecimiento económico de Chile.

Durante el primer gobierno del Presidente Piñera, en el año 2012, se instauró la Semana de la Pyme, convencidos que los emprendedores y las pequeñas y las medianas empresas son el motor de desarrollo económico y social de Chile, el alma y el espíritu de nuestro país, y sabemos que necesitan más y mejores oportunidades para contribuir al crecimiento integral que todos estamos buscando.

Desde el Ministerio de Economía estamos comprometidos por impulsarlas, desarrollando programas, iniciativas y actividades que vayan directamente en su beneficio. Así, hemos implementado importantes medidas como la Ley de Pago a 30 días, que busca oxigenarlas en materia de financiamiento; o el programa Digitaliza Tu Pyme, que facilita subirlas al carro de la transformación digital.

En esta 8va versión de la Semana de la Pyme, participaron más de 880 emprendedores en 20 actividades realizadas entre las Provincias de Copiapó, el Huasco y Chañaral. Destacándose, el taller Digitaliza Tu Pyme en Vallenar, que convocó a más de 80 pymes, de igual manera, en Chañaral con el reconocimiento a 15 pymes que han sido un aporte real a su comuna.

Como parte del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, el llamado es a la ciudadanía, a conocer el trabajo que realizan nuestras pymes, a elegir los productos y servicios, de las Pymes y emprendedores locales, y seguir trabajando juntos para que Chile siga en marcha.


Los cotidianos de la violencia escolar

Pensar que en una escuela hacen bullying es casi normal o parte de lo cotidiano, pero en el fondo, los expertos plantean que precisamente creerlo así es uno de los principales problemas para enfrentar la violencia de manera efectiva.

Se hace cotidiano cuando un docente expone que no puede hacer nada frente a un estudiante que agrede porque esta institucionalizado o porque sus padres no atienden ni ven ese comportamiento como un problema.

Es, también, casi cotidiano que un apoderado minimice la agresión que su hijo o hija comete con otro estudiante argumentando el contexto o simplemente justificando la acción, ya sea como defensa o impulsado por el entorno.

Se convierte en cotidiano que un estudiante agreda a un docente, lo ponga a prueba, le grite o lo ofenda, argumentando que fue provocado, que se actuó frente a una injusticia o por discriminación.

Se está transformando en cotidiano que por redes sociales se difundan peleas antes de ser conocidas por el mismo establecimiento, mostrando en ellos que son más quienes alientan en vez de quienes ayudan a evitarla.

Los cotidianos frente a la violencia escolar pueden ser muchos, pero lo que está comprobado en todas las experiencias mundiales que han abordado el fenómeno con éxito, es que la violencia no es normal en ninguna de sus expresiones y que todos quienes integran una comunidad son protagonistas para evitarla.

Los conflictos son naturales a las interacciones sociales, pero saber resolverlos es parte de un aprendizaje que debe ser abordado con mucho trabajo y una mirada formativa, porque las conductas para ser aprendidas de manera eficaz deben ser enseñadas de la forma adecuada.

Por ello, junto a los protocolos y estructuras normativas de corte administrativo que hoy se desarrollan, debe priorizarse el aprendizaje, el acompañamiento y la consejería para que todos los integrantes de la comunidad educativa asuman como acuerdo, que ningún acto de violencia puede ser permitido.

Que las redes sociales divulguen peleas es algo que no parará, pero tal vez que quien las grabe tome conciencia que al hacerlo está perdiendo tiempo en ayudar a evitar un acto violento, si ocurra, para no transformar los golpes en un espectáculo cotidiano. Vamos por ello.